El sutil arte de que te importe un carajo_Mark Manson

paulexa.katerinna
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21.07.2023 Views

pueden acercarse, nada más por que sí, y platicar.Mucha gente, cuando padece alguna forma de dolor, irritación o tristeza,abandona todo y se dedica a anestesiar lo que están sintiendo. Su meta esregresar a “sentirse bien” tan pronto como sea posible, incluso si eso significautilizar sustancias, evadirse o regresar a sus valores de porquería.Aprende a soportar el dolor que has elegido. Cuando eliges un nuevo valor,optas por introducir una nueva forma de dolor en tu vida. Disfrútala. Saboréala.Dale la bienvenida con los brazos abiertos. Y luego actúa a pesar delsufrimiento.No mentiré: te resultará demasiado complicado al principio, pero puedescomenzar con algo sencillo. Te sentirás como si no supieras qué hacer, pero yadiscutimos esto, no sabes nada. Incluso cuando crees que lo sabes, en realidad notienes idea de qué carajos estás haciendo. Así que, ¿qué puedes perder?La vida se trata de no saber y luego hacer algo de todas formas. Toda la vidaes así. Nunca cambia. Incluso cuando eres feliz. Incluso si expeles gases depolvo de hadas. Incluso si ganas la lotería y compras una pequeña flotilla demotos acuáticas, aun así, no sabrás qué demonios estás haciendo. Nunca loolvides. Y jamás tengas miedo de eso.El principio de “haz algo”En 2008, después de mantener un trabajo por seis largas semanas, renuncié a élpara dedicarme a un negocio en línea.En ese momento, no tenía ninguna idea de lo que estaba haciendo, pero seme ocurrió que, si iba a ser pobre y miserable, lo sería trabajando bajo mispropios términos. En ese momento, también, lo único que parecía importarme enverdad era perseguir chicas. Así que, al carajo, decidí abrir un blog sobre mialocada vida amorosa.Esa primera mañana que desperté como trabajador independiente, el terrorpronto empezó a consumirme. Me encontré sentado frente a mi laptop y, porprimera vez, me di cuenta de que era totalmente responsable de todas misdecisiones, así como de su consecuencias. Yo era el responsable de aprender pormi cuenta a diseñar páginas web, mercadotecnia en internet, optimización debuscadores y otros temas igual de esotéricos. Ahora el peso recaía sobre mishombros. Hice lo que cualquier chavo de 24 años — que recién renunció a suempleo y no sabe hacia dónde orientarse— haría: descargué varios juegos decomputadora y evité trabajar como si se tratara de una enfermedad infecciosa.Conforme transcurrían las semanas y mi cuenta bancaria cambió de númerosnegros a rojos, tenía claro que debía pensar una estrategia para comprometermea trabajar las 12 o 14 horas al día necesarias para sacar adelante un negocio

desde cero. Y ese plan provino de un lugar inesperado.Cuando cursaba la preparatoria, mi maestro de matemáticas, el señorPackwood, decía: “Si estás atorado en un problema, no te sientes a pesar en él;comienza a trabajar en él. Incluso si no sabes lo que estás haciendo, el simpleacto de trabajar en él eventualmente propiciará que las buenas ideas surjan de tumente”.Durante ese periodo inicial de trabajar por mi cuenta, cuando luchaba y meesforzaba a diario, completamente confundido sobre qué hacer y aterrorizado porlos resultados (o la falta de los mismos), el consejo de Packwood comenzó allamarme desde los recovecos de mi pensamiento. Lo escuchaba como unmantra:No estés ahí sentado nada más. Haz algo.Las respuestas llegarán después.Durante el tiempo que apliqué el consejo de mi profesor de matemáticas,aprendí una poderosa lección sobre la motivación. Tan sólo me llevó ocho añoscomprender esa lección, pero lo que descubrí en esos largos y difíciles meses debomberazos para lanzar de productos, columnas de consejos irrisorias, nochesincómodas en los sofás de mis amigos, cuentas bancarias sobregiradas y cientosde miles de palabras escritas (la mayoría de ellas no leídas), fue quizá lo másimportante que he aprendido en mi vida.La acción no sólo es efecto de la motivación; también es causa de ella.Muchos de nosotros sólo nos comprometemos con la acción si sentimoscierto nivel de motivación. Y sentimos motivación sólo cuando experimentamossuficiente inspiración emocional. Asumimos que esos pasos ocurren en unaespecie de reacción en cadena, como la siguiente:Inspiración emocional → Motivación → Acción deseadaSi quieres lograr algo, pero no te sientes motivado o inspirado, entoncesasumes que estás jodido. No hay nada que puedas hacer. Sólo hasta que un granevento emocional sucede en tu vida puedes generar suficiente motivación paralevantarte del sillón y hacer algo.El problema con la motivación es que no solamente es una cadena de trespartes, sino un ciclo infinito:Inspiración → Motivación → Acción → Inspiración → Motivación →

desde cero. Y ese plan provino de un lugar inesperado.

Cuando cursaba la preparatoria, mi maestro de matemáticas, el señor

Packwood, decía: “Si estás atorado en un problema, no te sientes a pesar en él;

comienza a trabajar en él. Incluso si no sabes lo que estás haciendo, el simple

acto de trabajar en él eventualmente propiciará que las buenas ideas surjan de tu

mente”.

Durante ese periodo inicial de trabajar por mi cuenta, cuando luchaba y me

esforzaba a diario, completamente confundido sobre qué hacer y aterrorizado por

los resultados (o la falta de los mismos), el consejo de Packwood comenzó a

llamarme desde los recovecos de mi pensamiento. Lo escuchaba como un

mantra:

No estés ahí sentado nada más. Haz algo.

Las respuestas llegarán después.

Durante el tiempo que apliqué el consejo de mi profesor de matemáticas,

aprendí una poderosa lección sobre la motivación. Tan sólo me llevó ocho años

comprender esa lección, pero lo que descubrí en esos largos y difíciles meses de

bomberazos para lanzar de productos, columnas de consejos irrisorias, noches

incómodas en los sofás de mis amigos, cuentas bancarias sobregiradas y cientos

de miles de palabras escritas (la mayoría de ellas no leídas), fue quizá lo más

importante que he aprendido en mi vida.

La acción no sólo es efecto de la motivación; también es causa de ella.

Muchos de nosotros sólo nos comprometemos con la acción si sentimos

cierto nivel de motivación. Y sentimos motivación sólo cuando experimentamos

suficiente inspiración emocional. Asumimos que esos pasos ocurren en una

especie de reacción en cadena, como la siguiente:

Inspiración emocional → Motivación → Acción deseada

Si quieres lograr algo, pero no te sientes motivado o inspirado, entonces

asumes que estás jodido. No hay nada que puedas hacer. Sólo hasta que un gran

evento emocional sucede en tu vida puedes generar suficiente motivación para

levantarte del sillón y hacer algo.

El problema con la motivación es que no solamente es una cadena de tres

partes, sino un ciclo infinito:

Inspiración → Motivación → Acción → Inspiración → Motivación →

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