EF 396

“ ”
Florentino
Pérez Raya
Presidente del Consejo
General de Enfermería
Constantes
vitales
De política nacional e
internacional
Hace unos días, un estadista reputado como es el primer ministro
canadiense, Justin Trudeau, decía, en el marco de la clausura
del Congreso del Consejo Internacional de Enfermeras
(CIE), “«Las enfermeras son héroes, pero los elogios no pagan
el alquiler». Cuántas veces hemos visto a políticos de todas las
administraciones expresar palabras de admiración hacia las enfermeras,
pero luego vivir instalados en la inacción respecto al
progreso de nuestra profesión (grupo A, especialidades, prescripción,
competencias, ratios…) . Quizá las enfermeras canadienses
piensan lo mismo de su primer ministro y sólo hacía
estas declaraciones de cara a la galería. No lo sé, pero el caso es
que se trata de una gran verdad que debería hacer reflexionar a
más de uno.
El Congreso del Consejo Internacional de Enfermeras ha sido
un éxito en el ámbito científico, con una importante participación
de la enfermería española a pesar del inconveniente de la
distancia, y también hemos dado algunos pasos importantes en
nuestras relaciones a nivel internacional y se ha trabajado con
organismos relevantes como el llamado G8 de la enfermería.
Pero al volver a España nos encontramos sumidos en la encendida
campaña electoral con las clásicas referencias a la Sanidad
plagadas de lugares comunes. Todos se muestran como grandes
defensores de la sanidad pública, pero no conocen sus problemas
ni sus retos. Le hemos intentado hacer ver que, tal y como
está diseñado, no podrá afrontar la demanda de cuidados que
requiere una sociedad envejecida y afectada por patologías crónicas
de toda índole. Ningún partido parece querer abordar este
problema por la relación directa con la planificación de recursos
humanos (es decir, con la planificación presupuestaria).
Instalados en otros debates marrulleros, no parecen proclives
afrontar los problemas de la enfermería, que son los de la Sanidad,
hasta que les estallen en la mimísima cara con el tiempo.
Y entonces habrá que adoptar soluciones urgentes, más caras y
seguro que peores de las que están ahora sobre la mesa.