Edición Digital Revista Natural... Mente Animal - Séptimo Aniversario 2023

Colombia
La crisis ambiental en tierra, mar y aire
Colombia, nación megadiversa en ecosistemas tiene registrados en sus ciento14 millones de hectáreas, 58.312 especies de
animales y plantas.
Nosotros, sus habitantes, a pesar de las enormes labores ambientales realizadas por algunas corporaciones regionales,
destacando entre ellas a las mejores del país como son Cornare y Corantioquia, parecemos enemigos del medio natural; no
cuidamos, dañamos, maltratamos, se hace negocio criminal de compra y venta de especies silvestres, muchas de ellas en peligro
de extinción, y en los hogares arrojamos por el sifón diariamente cientos de toneladas de jabones para ropa y vajilla,
compuestos por venenosos componentes que degradan y hacen inservible el agua aún después de un tratamiento; usamos el
plástico de forma desmedida y lo botamos en un solo uso, sabiendo con plena conciencia del terrible daño que hace este
producto al medio ambiente. Todos los días un hogar en Colombia genera cerca de 4.5 kilos de basura; Solo en Bogotá se
recogen seis mil 300 toneladas de residuos día, de los cuales apenas un 8% se logra reciclar.
Nuestra patria ocupa el segundo puesto en latinoamérica con
reservas de agua dulce más importantes, al contar con 2.132
kilómetros cúbicos por sus seis nevados, (Ya moribundos),
más de 48.000 humedales, entre lagos, lagunas, ciénagas,
arrecifes y estuarios, y los casi 50 ríos de alto caudal que
tienen agua apta para el consumo humano. Con estas cifras,
hay menos agua potable, dándose estrés hídrico, es decir, se
extrae más agua dulce de la que hay disponible.
El río Bogotá, el más contaminado de Colombia, por varias
décadas ha sido más bien una cloaca y a pesar de que intentan
recuperarlo, puede más la corrupción de sus gobernantes
capitalinos que solo ven en su recuperación la manera de
lucrarse junto a sus amigos contratistas.
En alta contaminación sigue el río Chicamocha; desde Tunja
y Tuta comienza a ser una fuente altamente contaminada, al
pasar por Santander sus aguas ya se aprecian muy sucias y no
se pueden usar sin un tratamiento riguroso. El tercero es el río
Medellín, que si bien, se hacen reales esfuerzos por
mantenerlo limpio, es la industria de alguno sectores y
habitantes de sus riveras, en especial en el norte de la ciudad
quienes lo contaminan a diario.
El río Cauca, en su recorrido recoge desechos de toda índole;
en este importante río han identificado picos de turbiedad que
superan 10 mil unidades nefelométricas.
Por último y sin contar con la contaminación aguda del río
Magdalena, encontramos al río Suárez, que nace entre los
departamentos de Boyacá y Cundinamarca; su contaminación
tiende a empeorar sin que se haga ningún esfuerzo por
controlarla al menos.
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La sobrepesca, irresponsable actividad, ha ocasionado que en
los caudales de los ríos escaseen los peces de consumo y
ornamentales, que son el principal recurso alimenticio y
económico para muchas comunidades en el país. También se
han detectado especies invasoras implantadas, como peces o
crustáceos, las cuales son un gran peligro al ser introducidos
en ríos que no son su hábitat natural, transformando la
estructura y causando la extinción de especies autóctonas,
siendo amenaza latente para el equilibrio ecológico.
El lento pero continuo cambio climático está impactando
negativamente los ecosistemas de agua dulce por sus altas
temperaturas en el agua y el aire; la estacionalidad, cambios
en la recarga de aguas subterráneas y la intensidad de la
lluvia, están dañando la biodiversidad, solo las comunidades
rurales ven directamente como se agotan los recursos, se
desertifica el suelo o por el contrario, aumentan las
inundaciones.
En promedio, 9 mil toneladas de materia orgánica
contaminante termina siendo arrojada en los cauces de los
ríos anualmente, así como las aguas residuales que llegan
como si estos fueran el sistema de alcantarillado. El 90 % de
los contaminantes es transportado por los ríos al mar. Por
ejemplo, el Magdalena es uno de los 20 ríos del mundo que
más le lleva plásticos a los mares.
Colombia pierde cada año alrededor de 172.000 hectáreas de
bosque por la deforestación, lo que trae como consecuencia la
aceleración del calentamiento global, aumento de
temperatura, pérdida de biodiversidad, Planta ríos atrapadora con caudales de Co2
mínimos o muchas veces secos .