11.05.2023 Views

La tormenta del siglo - Stephen King

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Se oye otro murmullo, esta vez más alto.

MIKE (pulsa el botón de transmisión): Aquí estoy, Rob​bie. Dame un segundo…

ROBBIE (voz): ¡No puedo darte ni un segundo, maldita sea! ¡Podría tratarse de una

situación de vida o muerte!

Mike le ignora por unos instantes, mientras oprime el micrófono contra el pecho y se

dirige a los diez o doce isleños que se han agolpado en las bocas de los pasillos y le miran

perplejos. En la isla no se ha cometido un asesinato desde hace casi setenta años… a menos

que se tenga en cuenta el del marido de Dolores Claiborne, Joe, que nunca pudo probarse.

MIKE: Hagan el favor de apartarse y concederme un poco de privacidad. Cobro

seis mil dólares al año por hacer de comisario; déjenme hacer el trabajo por el que me

pagan.

Los clientes retroceden, pero continúan escuchando; no pueden evitarlo. Entretanto,

Mike les vuelve la espalda, de modo que queda de cara a la radio y las máquinas de billetes

de lotería.

MIKE: ¿Dónde estás, Robbie? Contesta.

66

Interior. Robbie, en su coche.

Detrás de él vemos al grupo de unas diez o doce personas que, de pie en la calle, le

están observando. Han conseguido acercarse un poco más, pero no se atreven a hacerlo

demasiado. La puerta de la casa de Martha sigue abierta y no presagia nada bueno.

ROBBIE: ¡En casa de Martha Clarendon, en Atlantic Street! ¿Dónde creías que

estaba, en Bar Har-bor?… (se le ocurre una gran idea) Tengo al tipo acorralado ahí

dentro. ¡Ahora mueve el culo y ven aquí!

Devuelve el micrófono a su horquilla y se dedica entonces a hurgar en la guantera. Bajo

el revoltijo de mapas, documentos municipales y envoltorios de hamburguesa, encuentra

www.lectulandia.com - Página 67

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!