La tormenta del siglo - Stephen King
En Miami las temperaturas rondarán los veinticinco grados, ¿y en la isla de Sanibel yen la hermosa Captiva? Pues si andan ustedes por allí estarán recogiendo conchasbajo el sol y a temperaturas por encima de los treinta grados.ROBBIE: ¿Hay alguien ahí?Se incorpora. Primero observa las paredes, en las que algunas de las bonitas fotografíasde Martha están ahora salpicadas de minúsculas gotitas de sangre. Luego baja la mirada haciael suelo y descubre más sangre: la del fino trazo dejado por el bastón de Linoge y losmanchones que dejara la pelota de Davey al rebotar.ROBBIE: ¿Quién anda ahí?Se detiene, indeciso, y luego empieza a recorrer el vestíbulo.53NEGROEn el techo se enciende de pronto una hilera de fluorescentes para revelarnos elespacioso sótano del ayuntamiento. La estancia se utiliza corrientemente para bailes, parajugar al bingo y otras actividades municipales. Los letreros en las paredes revestidas demadera les recuerdan a los visitantes el banco de donación de sangre organizado por elcuartel de bomberos, y que se llevará a cabo aquí. La habitación está ahora llena de catres,cada uno con una pequeña almohada en el cabecero y una manta plegada a los pies. En elextremo más alejado se ven una pila de refrigeradores, cajas de agua envasada y una granradio cuyo lector digital parpadea. Úrsula y Mike están de pie y observan todo lo dicho.URSULA: ¿Te parece bien?MIKE: Sabes que sí. (ella sonríe) ¿Cómo está el armario de víveres?URSULA: Lleno, justo como tú querías. En su mayoría de alimentos concentrados,de esos para añadir en polvo al agua y que hay que esforzarse en tragar, pero nadiepasará hambre.MIKE: ¿Has preparado todo esto tú sola?URSULA: Me ha ayudado la hermana de Pete, Tavia. Dijiste que fuera discreta.Que no hiciera cundir el pánico.www.lectulandia.com - Página 58
MIKE: Aja, eso dije. ¿Cuánta gente sabe que estamos preparados para la terceraguerra mundial?URSULA (con absoluta serenidad): Todo el mundo.Mike esboza una mueca pero no parece en exceso sorprendido.URSULA (un poco a la defensiva): Yo no me he ido de la lengua, Mike Anderson, yTavia tampoco. Ha sido Robbie Beals quien ha ido cotorreando por ahí. Está másfurioso que una gallina mojada con todo esto. Clama que le estás costando dinero alpueblo sin motivo.MIKE: Bueno… ya veremos, (pausa) Te diré algo: su hijo hace el mono a las milmaravillas.URSULA: ¿Cómo dices?MIKE: No, nada, nada.URSULA: ¿Quieres echar un vistazo al almacén?MIKE: Creo que me fiaré de ti. Volvamos arriba.Úrsula tiende una mano hacia el interruptor de la luz, pero se detiene. Su rostro expresapreocupación.URSULA: ¿Hasta qué punto es seria la situación, Mike?MIKE: No lo sé. Espero que Robbie Beals pueda darme una patada en el culo porser un alarmista en la asamblea municipal del mes que viene. Venga, vamonos.Ursula acciona el interruptor y la habitación queda a oscuras.54Interior. Sala de estar de Martha Clarendon.Vemos la puerta que da al vestíbulo. La televisión es más audible. Están emitiendo unanuncio de un bufete de abogados especialistas en litigios. ¿Ha resultado usted herido en unaccidente? ¿No puede trabajar? ¿Ha perdido la razón?www.lectulandia.com - Página 59
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MIKE: Aja, eso dije. ¿Cuánta gente sabe que estamos preparados para la tercera
guerra mundial?
URSULA (con absoluta serenidad): Todo el mundo.
Mike esboza una mueca pero no parece en exceso sorprendido.
URSULA (un poco a la defensiva): Yo no me he ido de la lengua, Mike Anderson, y
Tavia tampoco. Ha sido Robbie Beals quien ha ido cotorreando por ahí. Está más
furioso que una gallina mojada con todo esto. Clama que le estás costando dinero al
pueblo sin motivo.
MIKE: Bueno… ya veremos, (pausa) Te diré algo: su hijo hace el mono a las mil
maravillas.
URSULA: ¿Cómo dices?
MIKE: No, nada, nada.
URSULA: ¿Quieres echar un vistazo al almacén?
MIKE: Creo que me fiaré de ti. Volvamos arriba.
Úrsula tiende una mano hacia el interruptor de la luz, pero se detiene. Su rostro expresa
preocupación.
URSULA: ¿Hasta qué punto es seria la situación, Mike?
MIKE: No lo sé. Espero que Robbie Beals pueda darme una patada en el culo por
ser un alarmista en la asamblea municipal del mes que viene. Venga, vamonos.
Ursula acciona el interruptor y la habitación queda a oscuras.
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Interior. Sala de estar de Martha Clarendon.
Vemos la puerta que da al vestíbulo. La televisión es más audible. Están emitiendo un
anuncio de un bufete de abogados especialistas en litigios. ¿Ha resultado usted herido en un
accidente? ¿No puede trabajar? ¿Ha perdido la razón?
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