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La tormenta del siglo - Stephen King

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Los demás niños siguen el ejemplo de Buster. Ríen excitados, como si acabaran de

darles pases para un día en Disneylandia. Tienden sus manitas hacia el aire… o hacia algo

que sólo ellos ven… y uno por uno se van desplomando en el suelo junto a Buster.

CAT: ¡No! No los dejéis…

Un grupo de padres asustados, encabezados por Jill y Andy, aparece en lo alto de la

escalera.

ROBBIE: ¡Quitaos de en medio!

Aparta con rudeza a Jill —la habría arrojado escalera abajo si Andy no la sujeta— y se

precipita hacia el sótano.

Cat hace caso omiso de la escena y cruza corriendo la habitación. Harry Robichaux

tiende la mano y se desploma junto a los otros. Ahora sólo quedan Ralphie Anderson y

Pippa; ésta se halla de nuevo donde estuviera el círculo y forcejea para librarse de los brazos

de su madre. Cat coge a Ralphie y le echa hacia atrás justo cuando tendía la mano para

tocar… bueno, para tocar lo que ve, sea lo que sea.

PIPPA: ¡Suéltame! ¡Quiero ver al perrito! ¡¡Quiero ver al perrito!!

Vuelve a tender la manita y Cat le aparta una vez más, pero Robbie Beals arremete

entonces contra ella en su desespero por llegar hasta Don, que yace en aquel montón de

pequeños miembros entrelazados con los ojos cerrados y aún con migajas de donut en las

comisuras de la boca. Cat suelta a Ralphie y cae despatarrada.

ROBBIE (cayendo de rodillas): ¡Donnie!

Ralphie se ha liberado. Se precipita hacia adelante y toca el bastón. Por unos instantes

vemos en su rostro una expresión de dicha absoluta.

RALPHIE: ¡Qué guay!

Pone los ojos en blanco y se desploma junto a los demás.

www.lectulandia.com - Página 346

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