La tormenta del siglo - Stephen King
hasta captarla en primer plano. Se irán intercalando planos de tantos rostros de isleñoscomo sea posible. En cada uno veremos reflejarse el miedo, el terror absoluto y la crecienteseguridad de que lo que dice Angie es cierto, por extraño que resulte. Se supone que entrelos oyentes no habrá ningún ateo dispuesto a salir de su madriguera, y posiblemente losincrédulos no lo serán tanto con la tormenta del siglo arreciando y amenazando con echarabajo las paredes. Se trata de una experiencia que raya en lo religioso, y cuando concluyaveremos tomar cuerpo una idea que en realidad no precisa ser expresada verbalmente;cuando Linoge se presente, le darán lo que quiere. Sea lo que sea, se lo darán.ANGIE: Estábamos observando desplomarse el faro… y de pronto me vi arrastradahacia atrás en la nieve. Al principio creí que se trataba de una broma pesada, peroentonces me volví y advertí que lo que me había agarrado… no era un hombre. Vestíacomo un hombre y tenía rostro de hombre, pero donde debían haberse hallado losojos sólo había negrura… negrura y unos hilillos rojos que se arremolinaban, comoserpientes en un fuego. Y cuando me sonrió y le vi los dientes… me desmayé. Porprimera vez en mi vida; me desmayé.Sorbe de la taza. En la habitación reina un silencio absoluto. Molly y Jack la rodean conlos brazos. Angie aún aferra una mano de Molly.ANGIE: Cuando volví en mí, estaba volando. Ya sé que suena absurdo, pero escierto. Yo y George Kir-by, ambos volábamos. Era como en Peter Pan, como si yofuera Wendy y el anciano George, John. Esa… esa cosa nos llevaba a cada uno bajoun brazo. Y delante de nosotros, como si nos guiara o nos sujetara allá en lo alto,había un bastón. Un bastón negro con empuñadura plateada en forma de cabeza delobo. Por rápido que volásemos, el bastón siempre iba por delante de nosotros.Mike y Hatch intercambian una prolongada mirada.ANGIE (continúa): Era la isla lo que veíamos debajo. La tormenta había amainadoy había salido el sol, pero había policías con motonieve por todas partes. Habíapolicía regional, policía del estado, incluso guardabosques. También había reporteros,tanto de cadenas locales como de las estatales. Todos nos estaban buscando. Sólo quenosotros no estábamos allí… nos habíamos ido a donde nadie nos encontraríajamás…ORV BOUCHER: Como en los sueños…ANGIE: Sí, exacto. Entonces todo volvió a oscurecerse. Al principio creí que era denoche, pero no lo era. Eran las nubes de tormenta. Habían vuelto y ya no hacía sol.www.lectulandia.com - Página 338
Muy pronto empezó a nevar de nuevo, y yo entendí qué sucedía. Le dije: «Nos hamostrado el futuro, ¿no es así? Como aquel último fantasma que le mostró el futuro alseñor Scrooge en Cuento de Navidad.» Y él me respondió: «Pues sí; muy astuta portu parte. Ahora será mejor que os sujetéis con fuerza.» Empezamos a ascender y loscopos de nieve se volvieron cada vez más gruesos, y el viejo George comenzó a llorary a decir que no lo soportaba más a causa de su artritis, que tenía que descender…aunque no hacía nada de frío; al menos a mí no me lo parecía. Y entonces el hombrerió y dijo que por él estaba bien, que George podía bajar inmediatamente si así loquería, y por la vía más rápida además… pues en realidad sólo necesitaba que uno denosotros regresara para contarlo. En aquel preciso momento nos internábamos en lasnubes…JOÑAS STANHOPE: Fue un sueño, Angie; tuvo que serlo.ANGIE: Y yo te digo que no lo fue. Podía sentir aquellas nubes, que no eran fríasdel modo en que uno cree que deberían serlo las nubes de tormenta, sino húmedas,como el algodón cuando se moja. Y George entendió qué pretendía hacer, y chilló,pero la cosa que nos sostenía separó el brazo derecho… a mí me llevaba en elizquierdo… y…33Exterior. Plano de George Kirby. Noche.Cae alejándose de la cámara, chillando y agitando los brazos, hasta sumirse en laoscuridad y en la nieve.34Interior. Nuevo plano de Angie y los isleños. Última hora de la tarde.JACK: ¿Qué ocurrió entonces?ANGIE: Me dijo que me traería de vuelta. De vuelta a través del tiempo, a través dela tormenta. Me permitía vivir para decíroslo… para deciros a todos que tenemos quewww.lectulandia.com - Página 339
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hasta captarla en primer plano. Se irán intercalando planos de tantos rostros de isleños
como sea posible. En cada uno veremos reflejarse el miedo, el terror absoluto y la creciente
seguridad de que lo que dice Angie es cierto, por extraño que resulte. Se supone que entre
los oyentes no habrá ningún ateo dispuesto a salir de su madriguera, y posiblemente los
incrédulos no lo serán tanto con la tormenta del siglo arreciando y amenazando con echar
abajo las paredes. Se trata de una experiencia que raya en lo religioso, y cuando concluya
veremos tomar cuerpo una idea que en realidad no precisa ser expresada verbalmente;
cuando Linoge se presente, le darán lo que quiere. Sea lo que sea, se lo darán.
ANGIE: Estábamos observando desplomarse el faro… y de pronto me vi arrastrada
hacia atrás en la nieve. Al principio creí que se trataba de una broma pesada, pero
entonces me volví y advertí que lo que me había agarrado… no era un hombre. Vestía
como un hombre y tenía rostro de hombre, pero donde debían haberse hallado los
ojos sólo había negrura… negrura y unos hilillos rojos que se arremolinaban, como
serpientes en un fuego. Y cuando me sonrió y le vi los dientes… me desmayé. Por
primera vez en mi vida; me desmayé.
Sorbe de la taza. En la habitación reina un silencio absoluto. Molly y Jack la rodean con
los brazos. Angie aún aferra una mano de Molly.
ANGIE: Cuando volví en mí, estaba volando. Ya sé que suena absurdo, pero es
cierto. Yo y George Kir-by, ambos volábamos. Era como en Peter Pan, como si yo
fuera Wendy y el anciano George, John. Esa… esa cosa nos llevaba a cada uno bajo
un brazo. Y delante de nosotros, como si nos guiara o nos sujetara allá en lo alto,
había un bastón. Un bastón negro con empuñadura plateada en forma de cabeza de
lobo. Por rápido que volásemos, el bastón siempre iba por delante de nosotros.
Mike y Hatch intercambian una prolongada mirada.
ANGIE (continúa): Era la isla lo que veíamos debajo. La tormenta había amainado
y había salido el sol, pero había policías con motonieve por todas partes. Había
policía regional, policía del estado, incluso guardabosques. También había reporteros,
tanto de cadenas locales como de las estatales. Todos nos estaban buscando. Sólo que
nosotros no estábamos allí… nos habíamos ido a donde nadie nos encontraría
jamás…
ORV BOUCHER: Como en los sueños…
ANGIE: Sí, exacto. Entonces todo volvió a oscurecerse. Al principio creí que era de
noche, pero no lo era. Eran las nubes de tormenta. Habían vuelto y ya no hacía sol.
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