La tormenta del siglo - Stephen King

ylliasbell777
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Linoge vuelve a apoyarse contra la pared con el aspecto de un hombre que acaba dellevar a cabo una tarea difícil y agotadora. Contempla al grupo reunido en el otro extremo yesboza una leve sonrisa.LINOGE: Vamos, Mike, vete ya; estaremos bien. Dale a ese chiquillo tuyo un buenbeso de mi parte. Dile que su amigo del supermercado le manda saludos.La expresión de Mike se endurece. Desearía partirle la cara a Linoge.HATCH: ¿Cómo sabe tantas cosas? ¿Qué demonios quie​re usted?Linoge apoya los antebrazos en las rodillas y no pronuncia palabra.MIKE: Hatch, ¿por qué no os quedáis un par de vosotros aquí dentro con él hastaque yo regrese? Los demás podéis rondar por el supermercado. El espejo de ahí fuerapuede ajustarse para ver qué pasa aquí dentro.HATCH: No quieres que ese tipo pueda pillarnos a todos al mismo tiempo, ¿no esasí?MIKE: Bueno… digamos que es un plan.Se vuelve hacia las mujeres antes de que Hatch pueda responder.MIKE: ¿Señoras? Demos un paseo de vuelta al ayunta​miento.Úrsula le tiende un llavero con una sola llave.URSULA: Es de la motonieve de Lucien Fournier, que está ahí fuera. He pensadoque podrías necesi​tarla. Mike…Mike hace entrega de la llave a Hatch y se vuelve de nuevo hacia ella.URSULA: Peter estará bien ahí fuera, ¿verdad?MIKE: Sí. Y cuando todo esto termine nos ocuparemos de que disponga deladecuado… bueno, hare​mos lo que siempre solemos hacer. Vamonos.Úrsula se pone en pie y se cierra la cremallera del chaquetón.www.lectulandia.com - Página 246

147Interior. Pasillo del ayuntamiento. Noche.Jill Robichaux recorre el pasillo ataviada con una bata y llevando su propio neceser.Desde el exterior nos llega el aullido del viento.148Interior. Plano angular de la puerta del lavabo de señoras. Noche.La puerta se abre y vemos entrar a Jill. Por unos instantes su rostro refleja calma; es elrostro de una mujer sumida en el diario ritual de los preparativos para irse a la cama. Y depronto refleja el más absoluto horror. Deja caer el neceser y se lleva una mano a la boca paraahogar un grito. Permanece unos instantes más donde está, paralizada por lo que ve, sea loque sea. Entonces se vuelve en redondo y sale corriendo.149Interior. Zona de dormitorio del sótano del ayuntamiento. Noche.La iluminación se ha reducido al máximo. En la zona de los niños, todos los alumnos dela guardería de Molly duermen profundamente; incluso el odioso Don Beals se ha rendido.Aproximadamente la mitad de las camas destinadas a adultos están ocupadas, la mayoría porlos residentes de más edad.www.lectulandia.com - Página 247

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Interior. Pasillo del ayuntamiento. Noche.

Jill Robichaux recorre el pasillo ataviada con una bata y llevando su propio neceser.

Desde el exterior nos llega el aullido del viento.

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Interior. Plano angular de la puerta del lavabo de señoras. Noche.

La puerta se abre y vemos entrar a Jill. Por unos instantes su rostro refleja calma; es el

rostro de una mujer sumida en el diario ritual de los preparativos para irse a la cama. Y de

pronto refleja el más absoluto horror. Deja caer el neceser y se lleva una mano a la boca para

ahogar un grito. Permanece unos instantes más donde está, paralizada por lo que ve, sea lo

que sea. Entonces se vuelve en redondo y sale corriendo.

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Interior. Zona de dormitorio del sótano del ayuntamiento. Noche.

La iluminación se ha reducido al máximo. En la zona de los niños, todos los alumnos de

la guardería de Molly duermen profundamente; incluso el odioso Don Beals se ha rendido.

Aproximadamente la mitad de las camas destinadas a adultos están ocupadas, la mayoría por

los residentes de más edad.

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