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La tormenta del siglo - Stephen King

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Se mueven un poco, pero no acaban de marcharse.

MOLLY (en tono más razonable): Vamos… conocéis a esta chica de toda la vida.

Sea lo que sea lo que ha hecho, merece un respiro.

JONAS STANHOPE: Vamos, amigos. Salid de aquí. Todo está bajo control.

Jonas es un profesional de alguna clase (quizá un abogado) y de la suficiente talla moral

como para hacerles marchar. Sonny y Upton resisten la marea unos instantes.

JONAS STANHOPE: Vamos, Sonny… Upton. Aquí ya no podéis hacer nada más.

SONNY: ¡Podemos llevarla al cuartelillo y arrojar su culo asesino en la cárcel!

UPTON BELL (le parece una idea estupenda): ¡Claro!

JONAS STANHOPE: Me parece que ya tienen a un tipo allí dentro… y lo cierto es que

la chica no parece tener aspecto de ir a escaparse… ¿o es que os parece que sí lo

tiene?

Indica con un gesto a la muchacha, quien está (y perdonen el juego de palabras)

prácticamente CATatónica. Ha hecho caso omiso de todo el incidente; quizá ni siquiera sepa

que ha tenido lugar. Sonny comprende a qué se refiere Stanhope y sale arrastrando los pies,

seguido de Upton.

MOLLY: Gracias, señor Stanhope.

La señora Kingsbury, entretanto, ha dejado a un lado la taza de caldo (es una causa

perdida) y contempla a Cat con cansina perplejidad.

JONAS STANHOPE (a Molly): No hay de qué. ¿Dónde está mi madre? ¿La ha visto?

MOLLY: Creo que se disponía a irse a la cama.

JONAS STANHOPE: Bien. Bien.

Se apoya contra la pared, y tanto su rostro como su cuerpo parecen expresar: «Dios

santo, vaya día.»

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www.lectulandia.com - Página 237

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