La tormenta del siglo - Stephen King

ylliasbell777
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sonríe, un poco avergonzada, y le tiende a Molly los auriculares.ANNIE HUSTON: ¿Quieres volver a ponértelos? Es que… bueno, se te estabancayendo.MOLLY: No, gracias. Con esos trastos siempre acabo dormida y hasta las naricesde escuchar a Schubert.Molly se levanta, se despereza y deja el walkman en el asiento de la butaca. La zona delsótano en que está se ha separado con una cortina de la zona destinada a dormir; vemosesta última a través de una abertura en las improvisadas cortinas. Todos los niños duermenahora, así como unos cuantos adultos.En una de las paredes de la zona de actividades hay un televisor. Unas cuarenta personasse han congregado ante él, algunas sentadas en el suelo, otras en sillas plegables de madera,y unas cuantas de pie al fondo. La pantalla muestra una imagen borrosa del hombre deltiempo de la WVII, canal subsidiario de la ABC en Bangor. De pie junto al televisor ymoviendo la antena a uno y otro lado en el intento de obtener una imagen más nítida (locual me temo que es más bien una causa perdida), vemos a Lucien Fournier, un hombreatractivo de unos treinta años y ataviado con un jersey con renos. Es uno de los compinchesde Jack Carver cuando de apalear a gays se trata.HOMBRE DEL TIEMPO: En estos momentos la tormenta continúa aumentando deintensidad, y las ma​yores concentraciones de nieve tienen lugar en las zonas costera ycentral. Las cifras que nos llegan aquí al Canal Siete resultan casi in​creíbles, peroMachias nos informa de que ya van por el medio metro de nieve… eso sin te​ner encuenta los ventisqueros, no lo olviden, y la visibilidad cero. No hay nada de tráfico enlas carreteras, (ríe) Eh, ¿en qué carreteras?, se preguntarán. En Bangor, lascondiciones son casi igual de deplorables; se nos informa de que han habidoapagones por todas partes. Brewer está absolutamente a oscuras, y en el sudoeste deBangor el viento ha arrancado la aguja de una iglesia. Las cosas no van muy bien porallí, y aún no hemos visto lo peor de la tormenta. De ésta les hablarán ustedes a susnietos en el futuro… y probablemente no les creerán. Yo mismo tengo que mirar devez en cuando por la ventana de la sala de redacción para creér​melo.Detrás de todo, asomando la cabeza entre los demás telespectadores que están de pie,vemos a Úrsula Godsoe. Molly le da unas palmaditas en el hombro y Úrsula se vuelve; suexpresión es adusta.www.lectulandia.com - Página 214

MOLLY (indica con la cabeza hacia el televisor): ¿Qué está diciendo?URSULA: Ventiscas y viento huracanado seguidos de viento huracanado yventiscas. Tales condicio​nes continuarán durante todo el día de maña​na hasta lanoche, en que se supone que las cosas finalmente empezarán a apaciguarse. Se hanquedado sin electricidad desde Kittery has​ta Millinocket. Las poblaciones costerasestán incomunicadas. En cuanto a los isleños… me​jor olvidémoslo.Ursula tiene muy mala cara; Molly se percata de ello y reacciona con una mezcla decomprensión y curiosidad.MOLLY: ¿Qué te ocurre?URSULA: No lo sé. Es sólo que tengo un mal presenti​miento; uno malo de verdad.MOLLY: Bueno, ¿y quién no? Martha Clarendon ha sido asesinada… LloydWishman se ha suicidado… la tormenta del siglo se cierne sobre nuestras cabezas…¿quién no va a tener malos presen​timientos?URSULA: Me temo que se trata de algo aún peor.87Exterior. Plano angular del cobertizo de provisiones. Noche.Por unos instantes el umbral está vacío, y entonces Cat lo traspone lentamente y sedetiene. Tiene los ojos muy abiertos y la mirada perdida. Lo poco que vemos de su rostroentre el gorro y la bufanda está salpicado de minúsculas gotitas de sangre. Casi semejanpecas. Todavía lleva el bastón en una mano. La cabeza de lobo está una vez más bañada ensangre.La cámara comienza a acercarse a medida que vemos reflejarse en los ojos de Cat ciertaconciencia de lo que acaba de hacer. Baja la mirada hacia el bastón y lo deja caer.88www.lectulandia.com - Página 215

sonríe, un poco avergonzada, y le tiende a Molly los auriculares.

ANNIE HUSTON: ¿Quieres volver a ponértelos? Es que… bueno, se te estaban

cayendo.

MOLLY: No, gracias. Con esos trastos siempre acabo dormida y hasta las narices

de escuchar a Schubert.

Molly se levanta, se despereza y deja el walkman en el asiento de la butaca. La zona del

sótano en que está se ha separado con una cortina de la zona destinada a dormir; vemos

esta última a través de una abertura en las improvisadas cortinas. Todos los niños duermen

ahora, así como unos cuantos adultos.

En una de las paredes de la zona de actividades hay un televisor. Unas cuarenta personas

se han congregado ante él, algunas sentadas en el suelo, otras en sillas plegables de madera,

y unas cuantas de pie al fondo. La pantalla muestra una imagen borrosa del hombre del

tiempo de la WVII, canal subsidiario de la ABC en Bangor. De pie junto al televisor y

moviendo la antena a uno y otro lado en el intento de obtener una imagen más nítida (lo

cual me temo que es más bien una causa perdida), vemos a Lucien Fournier, un hombre

atractivo de unos treinta años y ataviado con un jersey con renos. Es uno de los compinches

de Jack Carver cuando de apalear a gays se trata.

HOMBRE DEL TIEMPO: En estos momentos la tormenta continúa aumentando de

intensidad, y las ma​yores concentraciones de nieve tienen lugar en las zonas costera y

central. Las cifras que nos llegan aquí al Canal Siete resultan casi in​creíbles, pero

Machias nos informa de que ya van por el medio metro de nieve… eso sin te​ner en

cuenta los ventisqueros, no lo olviden, y la visibilidad cero. No hay nada de tráfico en

las carreteras, (ríe) Eh, ¿en qué carreteras?, se preguntarán. En Bangor, las

condiciones son casi igual de deplorables; se nos informa de que han habido

apagones por todas partes. Brewer está absolutamente a oscuras, y en el sudoeste de

Bangor el viento ha arrancado la aguja de una iglesia. Las cosas no van muy bien por

allí, y aún no hemos visto lo peor de la tormenta. De ésta les hablarán ustedes a sus

nietos en el futuro… y probablemente no les creerán. Yo mismo tengo que mirar de

vez en cuando por la ventana de la sala de redacción para creér​melo.

Detrás de todo, asomando la cabeza entre los demás telespectadores que están de pie,

vemos a Úrsula Godsoe. Molly le da unas palmaditas en el hombro y Úrsula se vuelve; su

expresión es adusta.

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