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La tormenta del siglo - Stephen King

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ayudarle. Hatch sabe que debe mostrarse cauteloso; decidir qué información facilitar y qué

guardarse en la manga es en realidad tarea de Mike. Comprueba el espejo retrovisor, sólo

para asegurarse de que el coche oruga aún les sigue, como en efecto hace.

HATCH: Esto… lo cierto es que aún no conozco los de​talles, Ursula. Sólo diles a

Sandy y Carla que sus chicos tardarán un poco más. Mike les quiere en la tienda

durante un rato.

URSULA (voz muy distorsionada por la estática): ¿Por qué…? ¿No está ese…

ncerrado? Molly quie​re… saber…

HATCH: No te oigo muy bien, Ursula… te estoy per​diendo. Trataré de contactar

contigo un poco más tarde. Aquí asistencia de la isla, cambio y corto.

Cuelga el micrófono con expresión de alivio no exento de culpabilidad, advierte que

Kirk le mira y se encoge de hombros.

HATCH: Demonios, ¡no sé qué decirles! Dejemos que sea Mike quien lo haga; para

eso le pagan.

KIRK: Aja, le pagan para comer y unos cuantos dólares extra para billetes de

lotería.

48

Interior. Mike y Linoge en el cuartelillo. Noche.

Mike está sentado en la silla que antes moviera. Linoge sigue en su catre en la misma

postura, con la espalda contra la pared y las rodillas separadas. Se miran el uno al otro a

través de los barrotes. Al fondo, junto al escritorio, Jack Carver está de pie y les observa.

MIKE: ¿Dónde está su bastón? (no obtiene respuesta de Linoge) Tenía un bastón,

sé que lo tenía… ¿dónde está? (Linoge no responde) Dígame, se​ñor, ¿cómo ha

llegado usted a la isla de Little Tall? (Linoge no responde)

Mike sostiene en alto la instantánea que muestra el mensaje en la pared sobre el umbral

de Martha.

www.lectulandia.com - Página 190

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