La tormenta del siglo - Stephen King

ylliasbell777
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Está completamente automatizada, y vacía. Vemos destellos y parpadeos de luces. Elsonido del viento en el exterior es muy audible, y el anemómetro oscila entre ochenta y cienkilómetros por hora. Oímos el crujir y el chirriar de la estructura. La espuma de las olas salpicalas ventanas y perla los cristales.39Exterior. El faro. Noche.Una ola enorme, una verdadera monstruosidad como la que destruyera el almacén dePeter Godsoe, se estrella contra el cabo y prácticamente inunda el faro.40Interior. Sala de control del faro. Noche.Varias ventanas se hacen añicos y el agua salpica el equipo. La ola retrocede y todocontinúa funcionando… al menos de momento.41Exterior. Puerta lateral del cuartel de bomberos. Noche.Salen Robbie Beals y Henry Bright con las espaldas encorvadas entra la furia de lawww.lectulandia.com - Página 184

tormenta. No son los mismos que cuando entraron; Robbie, en especial, está muy afectado.Extrae un manojo enorme de llaves (Robbie tiene llave de prácticamente todo en la isla,prerrogativa del alcalde) y hurga en busca de una con que cerrar la puerta. Henry le posatentativamente una mano en el brazo. Una vez más, ambos se ven obligados a gritar porencima del aullido de la tormenta.HENRY: ¿No deberíamos al menos comprobar el piso de arriba? Ver si alguienmás…ROBBIE: Eso le corresponde hacerlo al agente de policía.Se percata de que la mirada que Henry le dirige expresa: «Vaya si has cambiado deparecer», pero incluso así no cede; haría falta alguien mucho más hombre que Henry Brightpara hacer subir a Robbie al piso de arriba después de lo que han visto en el de abajo.Encuentra por fin la llave adecuada y la hace girar en la cerradura para asegurar el cuartel debomberos.ROBBIE: Hemos determinado que la víctima ha muerto y hemos salvaguardado ellugar de los hechos. Con eso basta. Ahora vámonos. Quiero volver a…HENRY (pedante y quisquilloso): En realidad no nos he​mos asegurado de queestuviera muerto, ¿sa​bes?… no le hemos tomado el pulso o…ROBBIE: Sus sesos estaban esparcidos por todo el estribo del camión número dos;en el nombre de Dios, ¿para qué habríamos de tomarle el pulso?HENRY: Pero podía haber alguien en el piso de arriba. Jack Civiello… o quizáDuane Pulsifer…ROBBIE: Los únicos dos nombres inscritos en el tablón de servicio eran los de FerdAndrews y Lloyd Wishman. Cualquier otra persona ahí dentro es probable queresultara un amigo de ese Lino-ge, y no quiero conocer a ningún amigo suyo, si esque a ti te da lo mismo. ¡Ahora vamonos!Agarra a Henry del abrigo y prácticamente le arrastra de vuelta al coche oruga. Robbie lopone en marcha, acelera con impaciencia mientras espera a que Henry trepe al vehículo ytraza entonces un semicírculo para regresar a la calle.Cuando lo hace, el todoterreno de asistencia de la isla surge penosamente de latormenta. Robbie corrige el rumbo con la intención de evitarlo, pero Hatch advierte susintenciones y le corta limpiamente el paso.www.lectulandia.com - Página 185

tormenta. No son los mismos que cuando entraron; Robbie, en especial, está muy afectado.

Extrae un manojo enorme de llaves (Robbie tiene llave de prácticamente todo en la isla,

prerrogativa del alcalde) y hurga en busca de una con que cerrar la puerta. Henry le posa

tentativamente una mano en el brazo. Una vez más, ambos se ven obligados a gritar por

encima del aullido de la tormenta.

HENRY: ¿No deberíamos al menos comprobar el piso de arriba? Ver si alguien

más…

ROBBIE: Eso le corresponde hacerlo al agente de policía.

Se percata de que la mirada que Henry le dirige expresa: «Vaya si has cambiado de

parecer», pero incluso así no cede; haría falta alguien mucho más hombre que Henry Bright

para hacer subir a Robbie al piso de arriba después de lo que han visto en el de abajo.

Encuentra por fin la llave adecuada y la hace girar en la cerradura para asegurar el cuartel de

bomberos.

ROBBIE: Hemos determinado que la víctima ha muerto y hemos salvaguardado el

lugar de los hechos. Con eso basta. Ahora vámonos. Quiero volver a…

HENRY (pedante y quisquilloso): En realidad no nos he​mos asegurado de que

estuviera muerto, ¿sa​bes?… no le hemos tomado el pulso o…

ROBBIE: Sus sesos estaban esparcidos por todo el estribo del camión número dos;

en el nombre de Dios, ¿para qué habríamos de tomarle el pulso?

HENRY: Pero podía haber alguien en el piso de arriba. Jack Civiello… o quizá

Duane Pulsifer…

ROBBIE: Los únicos dos nombres inscritos en el tablón de servicio eran los de Ferd

Andrews y Lloyd Wishman. Cualquier otra persona ahí dentro es probable que

resultara un amigo de ese Lino-ge, y no quiero conocer a ningún amigo suyo, si es

que a ti te da lo mismo. ¡Ahora vamonos!

Agarra a Henry del abrigo y prácticamente le arrastra de vuelta al coche oruga. Robbie lo

pone en marcha, acelera con impaciencia mientras espera a que Henry trepe al vehículo y

traza entonces un semicírculo para regresar a la calle.

Cuando lo hace, el todoterreno de asistencia de la isla surge penosamente de la

tormenta. Robbie corrige el rumbo con la intención de evitarlo, pero Hatch advierte sus

intenciones y le corta limpiamente el paso.

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