La tormenta del siglo - Stephen King

ylliasbell777
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Le vemos correr desaforadamente por la nieve hacia el ayuntamiento, resbalando ycayendo una y otra vez para volver a levantarse. No hace el menor intento de evitar la nieveacumulada ante el edificio, sino que se abre camino a través de ella. Se aproxima a un grupode cinco o seis hombres que se dirigen esquiando al ayuntamiento. Uno de ellos es BillToomey.BILL TOOMEY: Vaya, Ferd… ¿dónde está el fuego?Como todos conocen el trabajo de Ferd (en cuya parca se lee CUERPO DE BOMBEROSDE LITTLE TALL), el comentario hace prorrumpir en risotadas a los amigos de Bill; déjenmedecirles que no hace falta mucho para hacer reír a unos isleños, y que estos tipos probablementese han tomado unas copas para afrontar la tormenta.Ferd hace caso omiso de las risas; se levanta una vez más y continúa su carrera hacia elayuntamiento.más que montículos de nieve, pero en el caso de la furgoneta no tiene granimportancia: los días de conductor de Peter han concluido.3Interior. El cuartel de policía. Noche.Hatch está tal como le dejamos al final de la primera parte, con la mirada alzada hacia lasbalanceantes piernas de Peter. Cerca de él está volcada la silla en que se subiera para ponersela soga al cuello.4www.lectulandia.com - Página 166

Interior. Primer plano del letrero en la pechera de Peter.DADME LO QUE QUIERO, está escrito una y otra vez y de forma caótica en toda susuperficie, además de aquellos bastones danzarines. Y encima de todo, a modo de título,vemos la frase completa en letras tan grandes que casi parecen gritar: DADME LO QUEQUIERO Y ME MARCHARÉ.5Exterior. El supermercado de Mike Anderson. Noche.Está cerrado a cal y canto contra la tormenta. En el porche ya se ha acumulado la nieve.Las persianas de madera repiquetean en sus rieles. La furgoneta de Peter Godsoe y elpequeño utilitario de Molly son ahora poco6Interior. Nuevo plano del cuartelillo.Hatch aparta la mirada de las piernas de Peter y la fija en Linoge, que sigue sentado en lacelda con los pies embutídosen calcetines sobre el catre y el rostro levemente sonriente asomando entre lasrodillas separadas. Sus ojos han vuelto a la normalidad, pero sigue transmitiendo una intensasensación de depredadora voracidad. Es cierto que está encerrado, pero la celda resultatotalmente ridicula con aquel suelo de madera y los barrotes de manufactura casera. A Hatchwww.lectulandia.com - Página 167

Le vemos correr desaforadamente por la nieve hacia el ayuntamiento, resbalando y

cayendo una y otra vez para volver a levantarse. No hace el menor intento de evitar la nieve

acumulada ante el edificio, sino que se abre camino a través de ella. Se aproxima a un grupo

de cinco o seis hombres que se dirigen esquiando al ayuntamiento. Uno de ellos es Bill

Toomey.

BILL TOOMEY: Vaya, Ferd… ¿dónde está el fuego?

Como todos conocen el trabajo de Ferd (en cuya parca se lee CUERPO DE BOMBEROS

DE LITTLE TALL), el comentario hace prorrumpir en risotadas a los amigos de Bill; déjenme

decirles que no hace falta mucho para hacer reír a unos isleños, y que estos tipos probablemente

se han tomado unas copas para afrontar la tormenta.

Ferd hace caso omiso de las risas; se levanta una vez más y continúa su carrera hacia el

ayuntamiento.

más que montículos de nieve, pero en el caso de la furgoneta no tiene gran

importancia: los días de conductor de Peter han concluido.

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Interior. El cuartel de policía. Noche.

Hatch está tal como le dejamos al final de la primera parte, con la mirada alzada hacia las

balanceantes piernas de Peter. Cerca de él está volcada la silla en que se subiera para ponerse

la soga al cuello.

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