La tormenta del siglo - Stephen King

ylliasbell777
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MIKE: ¿Va todo bien por aquí?HATCH: Digamos que bastante bien, pero no puedo aler​tar a la policía estatal enMachias. No consigo alertar a nadie.MIKE: Lo cierto es que no me sorprende.Sujeta al tablón con una chincheta el papel garabateado con la lista de turnos, y Peter sededica de inmediato a estudiarla. Mike se dirige al escritorio y abre el cajón inferior.MIKE (a Hatch): Tú y Peter hasta las ocho, Kirk Freeman y Jack Carver de lasocho hasta medianoche, Robbie Beals y Sonny Brautigan desde la me​dianoche hastalas cuatro, Billy Soames y John-ny Harriman de las cuatro a las ocho de la mañana. Apartir de entonces ya veremos.Mike encuentra un pequeño maletín y una cámara Polaroid. Saca ambas cosas, cierra elcajón y observa a los dos hombres a la espera de algún comentario. Tan sólo obtiene unincómodo silencio.MIKE: ¿Seguro que va todo bien por aquí, chicos?HATCH (con excesivo entusiasmo): Claro.PETER: Aja, todo va bien.Mike los observa unos instantes y se hace una idea de por dónde van los tiros. Abre elmaletín y vislumbramos brevemente varios objetos que podrían resultarle de ayuda a unpolicía de pueblo (una gran linterna, vendas, botiquín, etc.). Mete junto a ellos la Polaroid.MIKE: Permaneced alerta. Los dos. ¿Entendido?No obtiene respuesta. Hatch parece incómodo y Peter, enfurruñado. Mike vuelve lamirada hacia Linoge, quien le observa con aquella leve sonrisa suya.MIKE: Más tarde tendremos esa conversación que usted deseaba tener, señor.Cierra el maletín y se dirige hacia la puerta. Una fortí-sima ráfaga de viento azota eledificio y lo hace crujir. Desde el exterior oyen caer algo con un sonoro crujido. Hatch seestremece.HATCH: ¿Qué hacemos con él si Robbie y Úrsula deci​den hacer sonar la sirenapara atraer a todo el mundo? No podemos tenerle simplemente sentado en un rincónwww.lectulandia.com - Página 126

del sótano del ayunta​miento con una manta y un tazón de sopa.MIKE: No lo sé. Supongo que quedaros aquí con él.PETER: ¿Y salir volando con él?MIKE: ¿Quieres irte a casa, Pete?PETER: No.Mike asiente con la cabeza y se marcha.154Exterior. Casa de Martha Clarendon. Anochecer.De la creciente penumbra emerge el vehículo de asistencia de la isla, haciendo crujir lanieve y las ramas caídas en la calle bajo los neumáticos. Se detiene ante la puerta de Martha.Mike se apea del coche, con el pequeño maletín, y recorre el sendero. La tormenta haempeorado aún más; las ráfagas de viento azotan a Mike, quien asciende con dificultad losescalones cubiertos de nieve del porche.155 Exterior. El porche, con Mike. Anochecer.Abre el maletín y extrae la linterna y la Polaroid. Se cuelga ésta al cuello. El viento aulla ylas ramas tabletean contra el porche. Mike mira alrededor, un poco nervioso, y vuelve aconcentrar la atención en el caso que le ocupa. Saca un rollo de cinta adhesiva blanca y unrotulador. Sujetando la linterna (ahora encendida) entre el costado y el brazo, arranca, unpedazo de cinta adhesiva y la adhiere a la puerta de entrada de Martha. Destapa el rotulador,piensa unos instantes, y escribe: ESCENA DEL CRIMEN. PROHIBIDO EL PASO. MICHAELANDERSON, AGENTE DE POLICÍA. Se coloca entonces el rollo de cinta a modo de pulsera yabre la puerta. Recoge el andador de Martha, sujetando las empuñaduras con las manosenguantadas, y lo deja en el vestíbulo. Cierra entonces el maletín, lo coge del asa y entra enla casa.www.lectulandia.com - Página 127

MIKE: ¿Va todo bien por aquí?

HATCH: Digamos que bastante bien, pero no puedo aler​tar a la policía estatal en

Machias. No consigo alertar a nadie.

MIKE: Lo cierto es que no me sorprende.

Sujeta al tablón con una chincheta el papel garabateado con la lista de turnos, y Peter se

dedica de inmediato a estudiarla. Mike se dirige al escritorio y abre el cajón inferior.

MIKE (a Hatch): Tú y Peter hasta las ocho, Kirk Freeman y Jack Carver de las

ocho hasta medianoche, Robbie Beals y Sonny Brautigan desde la me​dianoche hasta

las cuatro, Billy Soames y John-ny Harriman de las cuatro a las ocho de la mañana. A

partir de entonces ya veremos.

Mike encuentra un pequeño maletín y una cámara Polaroid. Saca ambas cosas, cierra el

cajón y observa a los dos hombres a la espera de algún comentario. Tan sólo obtiene un

incómodo silencio.

MIKE: ¿Seguro que va todo bien por aquí, chicos?

HATCH (con excesivo entusiasmo): Claro.

PETER: Aja, todo va bien.

Mike los observa unos instantes y se hace una idea de por dónde van los tiros. Abre el

maletín y vislumbramos brevemente varios objetos que podrían resultarle de ayuda a un

policía de pueblo (una gran linterna, vendas, botiquín, etc.). Mete junto a ellos la Polaroid.

MIKE: Permaneced alerta. Los dos. ¿Entendido?

No obtiene respuesta. Hatch parece incómodo y Peter, enfurruñado. Mike vuelve la

mirada hacia Linoge, quien le observa con aquella leve sonrisa suya.

MIKE: Más tarde tendremos esa conversación que usted deseaba tener, señor.

Cierra el maletín y se dirige hacia la puerta. Una fortí-sima ráfaga de viento azota el

edificio y lo hace crujir. Desde el exterior oyen caer algo con un sonoro crujido. Hatch se

estremece.

HATCH: ¿Qué hacemos con él si Robbie y Úrsula deci​den hacer sonar la sirena

para atraer a todo el mundo? No podemos tenerle simplemente sentado en un rincón

www.lectulandia.com - Página 126

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