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La tormenta del siglo - Stephen King

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HATCH: Mike, te juro que no cedía.

Mike cierra la puerta. Cuando acaba de hacerlo entra en el cuartel Robbie Beals. Se

dirige hacia el escritorio y tiende la mano hacia un guante.

MIKE: ¡No toques eso!

ROBBIE (retirando la mano): ¿Lleva algún documento de identidad encima?

MIKE: Quiero que salgas de aquí.

Robbie coge el letrero de broma y lo blande ante Mike.

ROBBIE: Voy a decirte algo, Anderson; tu sentido del humor es enteramente…

Hatch, que de hecho fue quien colgó el letrero del cuello del monigote, parece

incómodo. Ninguno de los otros dos se percata de ello. Mike arranca el maldito cartel de

manos de Robbie y lo tira a la papelera.

MIKE: No dispongo ni de tiempo ni de paciencia para esto. Sal de aquí o te echaré

yo.

Robbie mira a Mike y se da cuenta de que habla totalmente en serio. Retrocede hacia la

puerta.

ROBBIE: En la próxima asamblea municipal, es posible que tengan lugar ciertos

cambios en el brazo de la ley de Little Tall.

MIKE: La próxima asamblea es en marzo; estamos en febrero. Así que lárgate

ahora mismo..

Robbie se marcha. Mike y Hatch permanecen inmóviles unos instantes, y luego Mike

exhala un largo bufido. Hatch parece aliviado.

MIKE: Creo que lo he llevado bastante bien, ¿no te pa​rece?

HATCH: Como todo un diplomático.

Mike vuelve a inspirar y espirar con lentitud. Abre el paquete de bolsas. En cuanto él y

Hatch acaban de hablar, introduce los guantes manchados de sangre en sendas bolsas, y el

gorro en una tercera.

www.lectulandia.com - Página 115

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