02.05.2023 Views

After - Anna Todd

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Sus ojos se abren más de lo normal y veo cómo recorre mi cuerpo con la

mirada. Atrapa su labio inferior entre los dientes y observo que sus mejillas se

sonrojan. Debe de tener frío, porque no me puedo creer que reaccione así por

mí.

—Esto…, métete ya en el agua, ¿vale? —dice en un tono más grave de lo

habitual.

Yo asiento y me acerco lentamente a la orilla.

—¡Tírate!

—¡Ya voy ! ¡Ya voy ! —grito, nerviosa, y él se echa a reír.

—Coge un poco de carrerilla.

—Vale.

Retrocedo ligeramente y empiezo a correr. Me siento estúpida pero no voy a

permitir que mi tendencia a cavilar en exceso me arruine el momento.

Cuando doy la última zancada, miro el agua y me detengo justo en el borde.

—¡Venga! ¡Ibas bien! —Inclina la cabeza hacia atrás, riendo, y está

adorable.

« ¿Hardin, adorable?»

—¡No puedo hacerlo! —exclamo.

No sé qué me lo impide; el agua es lo bastante profunda como para saltar,

pero no demasiado. Donde está Hardin, le cubre sólo hasta el pecho, es decir, que

a mí me llegaría hasta la barbilla.

—¿Te da miedo? —pregunta en tono tranquilo pero serio.

—No…, no lo sé. Supongo —admito, y él se acerca caminando hacia mí.

—Siéntate en el borde y yo te ayudaré a entrar.

Me siento y junto las piernas con fuerza para que no me vea las bragas. Al

percatarse de ello, sonríe mientras alarga los brazos hacia mí. Me agarra de las

caderas y, una vez más, estallo en llamas. « ¿Por qué mi cuerpo tiene que

responder de este modo con él?» Estoy intentando que seamos amigos, así que

debo pasar por alto este ardor.

Desplaza las manos hasta mi cintura y me pregunta:

—¿Estás preparada?

En cuanto asiento, me levanta y me sumerge en un agua cálida y agradable

que alivia el calor de mi piel. Hardin me suelta demasiado pronto, y me quedo de

pie en el agua. Estamos cerca de la orilla, así que sólo me cubre hasta el pecho.

—No te quedes ahí parada —dice burlándose de mí.

Paso por alto sus mofas, pero empiezo a caminar un poco. La camiseta flota

y se me sube. Lanzo un grito y tiro de ella hacia abajo. Una vez colocada de

nuevo, parece que se queda en el sitio.

—Podrías quitártela y y a está —dice con una sonrisa malévola, y lo salpico

—. ¿Me has salpicado? —Se ríe.

Yo asiento y lo salpico de nuevo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!