After - Anna Todd

02.05.2023 Views

decido pasarlo por alto.—Bueno, lo mío con Steph… fue divertido. —Sonríe como si estuvierarecordando algo, y y o me trago la bilis que me sube por la garganta—. Y sí, meacuesto con algunas chicas. Pero ¿por qué iba a importarte eso a ti, amiga?No parece darle la menor importancia al asunto, y y o, en cambio, estoyestupefacta. No debería afectarme que me cuente que se acuesta con otraschicas, pero me afecta. No es mío. Noah lo es. Noah lo es. « Noah lo es» , merecuerdo a mí misma.—No me importa. Sólo quiero dejar claro que yo no voy a ser una de esaschicas.—Vay a…, ¿estás celosa, Theresa? —bromea, y y o le doy un empujón.Jamás lo admitiré.—En absoluto —replico—. Siento lástima por esas chicas.Levanta las cejas de manera insinuante.—Pues no deberías. Lo disfrutan, créeme.—Vale, vale. Ya lo pillo. ¿Podemos cambiar de tema? —Suspiro y echo lacabeza atrás para mirar al cielo. Necesito borrar la imagen de Hardin y su harénde mi mente—. Entonces ¿vas a ser más simpático conmigo a partir de ahora?—Claro. Y ¿tú vas a intentar no ser tan estirada y tener tanta mala leche todoel tiempo?Mientras observo las nubes, digo ensoñadoramente:—Yo no tengo mala leche; es que tú eres ofensivo.Lo miro y me echo a reír. Afortunadamente, él también lo hace. Esto esmucho mejor que estar gritándonos el uno al otro. Sé que en realidad no hemossolucionado el verdadero problema, que son los sentimientos que pueda o noalbergar hacia él, pero si consigo que deje de besarme podré volver a centrarmeen Noah y cerrar este horrible capítulo antes de que la cosa vay a a peor.—Míranos, siendo amigos. —Su acento es tan mono cuando no está siendogrosero…Joder, e incluso cuando lo es, pero cuando su voz es relajada, su acento lahace mucho más suave, como el terciopelo. La manera en que sus palabras sedeslizan por su lengua y a través de sus labios rosados… No debo pensar en suslabios. Aparto los ojos de su rostro, me levanto y me sacudo la falda.—Esa falda es terriblemente espantosa, Tess —dice entonces—. Si vamos aser amigos, vas a tener que dejar de ponértela.Me siento dolida durante un instante, pero al mirarlo veo que está sonriendo.Ésta debe de ser su manera de bromear; sigue siendo algo grosera, pero prefieroesto a su malicia habitual.La alarma de mi teléfono vibra.—Tengo que irme a estudiar —le digo.—¿Te pones la alarma para estudiar?

—Me pongo la alarma para muchas cosas; es una costumbre que tengo.Espero que deje estar ese tema de una vez.—Vale, pues póntela para que hagamos algo divertido mañana después declase —dice.« ¿Quién es éste y dónde está el auténtico Hardin?»—No creo que mi idea de « algo divertido» coincida con la tuya —replico.Ni siquiera puedo imaginarme qué es la diversión para Hardin.—Bueno, sólo despellejaremos a unos cuantos gatos, prenderemos fuego aalgunos edificios…No puedo evitar que se me escapen unas risitas, y él sonríe.—En serio, te vendrá bien divertirte, y ahora que somos amigos deberíamoshacer algo.Necesito unos momentos para considerar si debería pasar tiempo a solas conél antes de contestar. Pero antes de que me dé tiempo a hacerlo, da media vueltapara marcharse.—Bien, me alegro de que te apuntes. Nos vemos mañana.Y desaparece.No contesto nada, simplemente me siento de nuevo en el bordillo. Los últimosveinte minutos se repiten en mi cabeza. Primero, básicamente me ha ofrecidosexo, y me ha dicho que no tengo ni idea de lo bien que puede hacerme sentir.Luego, unos minutos después, ha accedido a intentar ser más simpático conmigo;después nos hemos reído y bromeado, y eso ha estado bien. Sigo teniendomuchas preguntas sobre él, pero creo que puedo ser amiga de Hardin, como lo esSteph. Vale, igual como ella no, pero como Nate o como alguno de los otrosamigos que salen con él.Sé que esto es lo mejor. Nada de besos ni insinuaciones sexuales por su parte.Sólo amigos.Sin embargo, en el camino de vuelta a mi habitación, mientras paso entre losdespreocupados estudiantes ajenos a Hardin y a sus ardides, no puedo librarmedel temor de pensar que acabo de caer en una de sus trampas.

decido pasarlo por alto.

—Bueno, lo mío con Steph… fue divertido. —Sonríe como si estuviera

recordando algo, y y o me trago la bilis que me sube por la garganta—. Y sí, me

acuesto con algunas chicas. Pero ¿por qué iba a importarte eso a ti, amiga?

No parece darle la menor importancia al asunto, y y o, en cambio, estoy

estupefacta. No debería afectarme que me cuente que se acuesta con otras

chicas, pero me afecta. No es mío. Noah lo es. Noah lo es. « Noah lo es» , me

recuerdo a mí misma.

—No me importa. Sólo quiero dejar claro que yo no voy a ser una de esas

chicas.

—Vay a…, ¿estás celosa, Theresa? —bromea, y y o le doy un empujón.

Jamás lo admitiré.

—En absoluto —replico—. Siento lástima por esas chicas.

Levanta las cejas de manera insinuante.

—Pues no deberías. Lo disfrutan, créeme.

—Vale, vale. Ya lo pillo. ¿Podemos cambiar de tema? —Suspiro y echo la

cabeza atrás para mirar al cielo. Necesito borrar la imagen de Hardin y su harén

de mi mente—. Entonces ¿vas a ser más simpático conmigo a partir de ahora?

—Claro. Y ¿tú vas a intentar no ser tan estirada y tener tanta mala leche todo

el tiempo?

Mientras observo las nubes, digo ensoñadoramente:

—Yo no tengo mala leche; es que tú eres ofensivo.

Lo miro y me echo a reír. Afortunadamente, él también lo hace. Esto es

mucho mejor que estar gritándonos el uno al otro. Sé que en realidad no hemos

solucionado el verdadero problema, que son los sentimientos que pueda o no

albergar hacia él, pero si consigo que deje de besarme podré volver a centrarme

en Noah y cerrar este horrible capítulo antes de que la cosa vay a a peor.

—Míranos, siendo amigos. —Su acento es tan mono cuando no está siendo

grosero…

Joder, e incluso cuando lo es, pero cuando su voz es relajada, su acento la

hace mucho más suave, como el terciopelo. La manera en que sus palabras se

deslizan por su lengua y a través de sus labios rosados… No debo pensar en sus

labios. Aparto los ojos de su rostro, me levanto y me sacudo la falda.

—Esa falda es terriblemente espantosa, Tess —dice entonces—. Si vamos a

ser amigos, vas a tener que dejar de ponértela.

Me siento dolida durante un instante, pero al mirarlo veo que está sonriendo.

Ésta debe de ser su manera de bromear; sigue siendo algo grosera, pero prefiero

esto a su malicia habitual.

La alarma de mi teléfono vibra.

—Tengo que irme a estudiar —le digo.

—¿Te pones la alarma para estudiar?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!