02.05.2023 Views

After - Anna Todd

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Saca una camiseta negra y se la pasa por la cabeza. Desvío la mirada hacia

su bóxer de nuevo y veo que está visiblemente más tirante por la parte delantera.

Me pongo colorada y aparto la vista.

—Haberte besado… —contesto, aunque una parte de mí no quiere

disculparse por ello—. No sé por qué lo he hecho.

—Sólo ha sido un beso; la gente se besa sin parar —me suelta.

Por alguna razón, sus palabras hieren mis sentimientos. Aunque en realidad

me da igual que no hay a sentido lo que he sentido y o… « ¿Qué he sentido?» Sé

que no me gusta de verdad. Sólo estoy borracha, y él es bastante atractivo. Ha

sido una noche muy larga y el alcohol ha hecho que lo bese. Algo en el fondo de

mi mente se esfuerza por contener unos pensamientos que dicen lo mucho que

deseaba que eso sucediera. Pero es que estaba siendo muy agradable, por eso ha

sucedido.

—¿Te importaría que esto no saliera de aquí? —pregunto.

Me sentiría humillada si se lo contara a todo el mundo. Yo no soy así. Yo no

bebo, ni engaño a mi novio en fiestas.

—Créeme, yo tampoco quiero que nadie se entere de esto —me espeta—.

Deja de hablar de ello.

Su arrogancia vuelve a hacer acto de presencia.

—Vaya, veo que vuelves a ser el de siempre.

—Nunca he sido otra persona. No vay as a pensar que porque me has besado,

básicamente en contra de mi voluntad, ahora tenemos alguna especie de vínculo.

Vay a. « ¿En contra de su voluntad?» Todavía siento la fuerza con la que su

mano me agarraba del pelo, la manera en que tiraba de mí para que me pusiera

encima de él, y cómo sus labios pronunciaban mi nombre antes de besarme de

nuevo.

Me levanto de la cama de inmediato.

—Podrías haberme parado.

—Habría sido difícil —replica, y siento ganas de llorar otra vez.

Me pone los sentimientos a flor de piel. Me resulta demasiado humillante,

demasiado doloroso, oírlo decir que lo he obligado a besarme. Entierro el rostro

entre las manos por un momento y me dirijo hacia la puerta.

—Puedes pasar aquí la noche, y a que no tienes adónde ir —dice

tranquilamente, pero y o niego con la cabeza.

No quiero estar cerca de él. Todo esto forma parte de su jueguecito. Me

ofrece que me quede en su cuarto para que crea que es una persona decente,

pero seguro que cuando me quede dormida me dibuja alguna vulgaridad en la

frente.

—No, gracias —replico, y me marcho.

Cuando llego a la escalera, me parece oírlo gritar mi nombre, pero sigo

avanzando. Fuera, mi piel agradece notar la fresca brisa. Me siento en el pequeño

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!