After - Anna Todd
—No voy a hacerte daño… Sólo vamos a divertirnos un poco —dice, y serelame los labios, dejando un hilo de saliva colgando sobre su barbilla.Se me revuelve el estómago y lo único que se me ocurre es propinarle unfuerte rodillazo. Con fuerza y justo ahí. Se agarra la entrepierna y retrocedecomo puede. Yo aprovecho la oportunidad y salgo disparada. Cuando mis dedostemblorosos abren el pestillo, corro por el pasillo, donde varias personas memiran como si fuera un bicho raro.—¡Vamos, vuelve aquí! —Oigo que grita con su voz desagradable no muylejos de mí.Por extraño que suene, a nadie parece sorprenderle que un tipo persiga a unachica por el pasillo. Se encuentra a tan sólo unos metros de distancia, pero porsuerte está tan borracho que no para de tambalearse contra la pared. Mis pies semueven a su libre albedrío, y me llevan por el pasillo hasta el único lugar queconozco en esta maldita casa.—¡Hardin! ¡Hardin, abre la puerta, por favor! —grito al tiempo que golpeo lamadera con la otra mano e intento girar el pomo bloqueado—. ¡Hardin! —gritode nuevo, y entonces la puerta se abre.No sé qué me ha llevado a regresar a su dormitorio, pero espero que Hardinse muestre igual de categórico que antes con el tipo ebrio que intenta propasarseconmigo.—¿Tess? —pregunta confundido mientras se frota los ojos con la mano.Sólo lleva puesto un bóxer negro, y tiene el pelo todo revuelto. Curiosamente,estoy más sorprendida por lo guapo que está que por el hecho de que me hay allamado Tess en lugar de Theresa.—Hardin, ¿puedo pasar, por favor? Ese tipo… —digo, y miro a mis espaldas.Él me aparta y mira por el pasillo. Ve a mi perseguidor, y éste, al instante,pasa de dar miedo a parecer asustado. Me mira una vez más antes de dar mediavuelta y volver por el pasillo.—¿Lo conoces? —pregunto con un tembloroso hilo de voz.—Sí, pasa —dice él, y tira de mi brazo hacia el interior del cuarto.No puedo evitar fijarme en el modo en que sus músculos se mueven pordebajo de su piel tatuada mientras camina hacia su cama. En la espalda no llevaningún tatuaje, lo cual es algo extraño, y a que tiene el torso, los brazos y elabdomen repletos. Se frota los ojos de nuevo.—¿Estás bien? —Su voz suena más ronca de lo habitual.—Sí…, sí. Siento haber venido aquí y haberte despertado. Es que no sabíaqué…—No te preocupes. —Se pasa la mano por el pelo alborotado y suspira—. ¿Teha tocado? —pregunta sin rastro de sarcasmo ni de socarronería.—No, pero lo ha intentado. No sé cómo se me ocurre encerrarme en uncuarto con un extraño bebido. Supongo que ha sido culpa mía.
La idea de que ese baboso hay a tratado de ponerme las manos encima haceque me entren ganas de llorar, otra vez.—No ha sido culpa tuya que hay a hecho eso. No estás acostumbrada a estetipo de… situación. —Su tono es amable y totalmente distinto del habitual.Recorro la habitación en dirección a su cama y, sin hablar, le pido permisopara sentarme. Él golpetea el colchón y yo me siento con las manos sobre elregazo.—No tengo intención de acostumbrarme. Ésta es definitivamente la últimavez que pienso venir aquí, o a cualquier fiesta. No sé ni por qué lo he intentado. Yese tipo… ha sido tan…—No llores, Tess —susurra Hardin.Y lo curioso del caso es que no me había dado cuenta de que lo estabahaciendo. Él levanta la mano y casi me aparto de un modo reflejo, pero entoncesla yema de su pulgar atrapa la lágrima que rueda por mi mejilla. Separo loslabios, sorprendida ante la ternura de su gesto. « ¿Quién es este chico y dóndeestá el Hardin grosero y mordaz?» Levanto la vista para ver sus ojos verdes yobservo cómo se le dilatan las pupilas.—No me había dado cuenta de lo grises que son tus ojos —dice en un tono tanleve que tengo que acercarme para oírlo.Su mano continúa en mi rostro mientras los pensamientos se agolpan en mimente. Entonces atrapa el aro que perfora su labio inferior con los dientes.Nuestras miradas se encuentran, y y o bajo la vista, sin saber muy bien qué estápasando. Pero cuando él aparta la mano, miro sus labios de nuevo y siento lalucha interna entre mi sentido común y mis hormonas.Sin embargo, el sentido común pierde la batalla y mis labios impactan contralos suy os, cogiéndolo totalmente desprevenido.
- Page 8 and 9: CAPÍTULO 1Mi despertador está pro
- Page 10 and 11: habérmelo rizado como a ella le gu
- Page 12 and 13: Sus tacones son extremadamente alto
- Page 14 and 15: CAPÍTULO 3Una hora después, tras
- Page 16 and 17: cortina. El agua tarda demasiado ti
- Page 18 and 19: mejillas mientras continúa destern
- Page 20 and 21: CAPÍTULO 5Siento un gran alivio cu
- Page 22 and 23: CAPÍTULO 6Más tarde, una vez que
- Page 24 and 25: CAPÍTULO 7Hardin y a ha entrado en
- Page 26 and 27: CAPÍTULO 8La chica se vuelve y me
- Page 28 and 29: CAPÍTULO 9Por fin, después de pre
- Page 30 and 31: —Nate ha dicho que trajésemos a
- Page 32 and 33: CAPÍTULO 10Cuando llego a la escal
- Page 34 and 35: CAPÍTULO 11Al observar esos magní
- Page 36 and 37: CAPÍTULO 12Al despertarme necesito
- Page 38 and 39: CAPÍTULO 13El resto del fin de sem
- Page 40 and 41: salimos, y él coincide.Sin embargo
- Page 42 and 43: esta última semana, pero es que lo
- Page 44 and 45: —Venga, vente —dice Steph—. T
- Page 46 and 47: Molly desaparece en cuanto llegamos
- Page 48 and 49: CAPÍTULO 16—Desafío —responde
- Page 50 and 51: —No, tengo novio —replico, y to
- Page 52 and 53: CAPÍTULO 17Hardin me mira. Es una
- Page 54 and 55: entonces el agua impacta contra el
- Page 56 and 57: Me levanto y lo empujo para pasar,
- Page 60 and 61: CAPÍTULO 19No tengo ni idea de qu
- Page 62 and 63: muro de piedra y enciendo el móvil
- Page 64 and 65: de que no había bebido alcohol?—
- Page 66 and 67: todo. Se vuelve hacia Hardin y dice
- Page 68 and 69: CAPÍTULO 21El desayuno con Noah y
- Page 70 and 71: teniéndolo largo, pero el nuevo co
- Page 72 and 73: Tiro del brazo de Landon.—Bien. B
- Page 74 and 75: —¿Te pones la alarma para asegur
- Page 76 and 77: haya visto todos los tipos de sujet
- Page 78 and 79: echo a reír y espero que al menos
- Page 80 and 81: más mínimo.—No es cierto que la
- Page 82 and 83: tocado de verdad.Sus palabras reavi
- Page 84 and 85: decido pasarlo por alto.—Bueno, l
- Page 86 and 87: CAPÍTULO 24Intento estudiar al vol
- Page 88 and 89: Regreso a mi habitación y me encue
- Page 90 and 91: —¿Te importaría bajar el volume
- Page 92 and 93: CAPÍTULO 25Nos desviamos por una c
- Page 94 and 95: reír—. Quítate al menos los zap
- Page 96 and 97: Sacude su cabeza mojada y se lanza
- Page 98 and 99: sin cuidado. Lo único que sé es q
- Page 100 and 101: —¿Qué… ha sido… eso? —pre
- Page 102 and 103: CAPÍTULO 26La mano de Hardin sigue
- Page 104 and 105: cuarto, pero no tengo energías par
- Page 106 and 107: CAPÍTULO 27Para cuando Steph regre
—No voy a hacerte daño… Sólo vamos a divertirnos un poco —dice, y se
relame los labios, dejando un hilo de saliva colgando sobre su barbilla.
Se me revuelve el estómago y lo único que se me ocurre es propinarle un
fuerte rodillazo. Con fuerza y justo ahí. Se agarra la entrepierna y retrocede
como puede. Yo aprovecho la oportunidad y salgo disparada. Cuando mis dedos
temblorosos abren el pestillo, corro por el pasillo, donde varias personas me
miran como si fuera un bicho raro.
—¡Vamos, vuelve aquí! —Oigo que grita con su voz desagradable no muy
lejos de mí.
Por extraño que suene, a nadie parece sorprenderle que un tipo persiga a una
chica por el pasillo. Se encuentra a tan sólo unos metros de distancia, pero por
suerte está tan borracho que no para de tambalearse contra la pared. Mis pies se
mueven a su libre albedrío, y me llevan por el pasillo hasta el único lugar que
conozco en esta maldita casa.
—¡Hardin! ¡Hardin, abre la puerta, por favor! —grito al tiempo que golpeo la
madera con la otra mano e intento girar el pomo bloqueado—. ¡Hardin! —grito
de nuevo, y entonces la puerta se abre.
No sé qué me ha llevado a regresar a su dormitorio, pero espero que Hardin
se muestre igual de categórico que antes con el tipo ebrio que intenta propasarse
conmigo.
—¿Tess? —pregunta confundido mientras se frota los ojos con la mano.
Sólo lleva puesto un bóxer negro, y tiene el pelo todo revuelto. Curiosamente,
estoy más sorprendida por lo guapo que está que por el hecho de que me hay a
llamado Tess en lugar de Theresa.
—Hardin, ¿puedo pasar, por favor? Ese tipo… —digo, y miro a mis espaldas.
Él me aparta y mira por el pasillo. Ve a mi perseguidor, y éste, al instante,
pasa de dar miedo a parecer asustado. Me mira una vez más antes de dar media
vuelta y volver por el pasillo.
—¿Lo conoces? —pregunto con un tembloroso hilo de voz.
—Sí, pasa —dice él, y tira de mi brazo hacia el interior del cuarto.
No puedo evitar fijarme en el modo en que sus músculos se mueven por
debajo de su piel tatuada mientras camina hacia su cama. En la espalda no lleva
ningún tatuaje, lo cual es algo extraño, y a que tiene el torso, los brazos y el
abdomen repletos. Se frota los ojos de nuevo.
—¿Estás bien? —Su voz suena más ronca de lo habitual.
—Sí…, sí. Siento haber venido aquí y haberte despertado. Es que no sabía
qué…
—No te preocupes. —Se pasa la mano por el pelo alborotado y suspira—. ¿Te
ha tocado? —pregunta sin rastro de sarcasmo ni de socarronería.
—No, pero lo ha intentado. No sé cómo se me ocurre encerrarme en un
cuarto con un extraño bebido. Supongo que ha sido culpa mía.