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After - Anna Todd

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Jace me dirige una sonrisa siniestra.

—¿Tan pronto?

Los hombros de Hardin se tensan.

—Sí —contesta.

—¿Volvéis a vuestro apartamento? —pregunta Steph.

Le lanzo una mirada asesina. « ¡No es el momento!» , le grito en silencio.

—¿Adónde has dicho? —dice Molly desternillándose de risa. La verdad, si por

mí fuera, no volvería a verla en la vida.

—A su apartamento. Están viviendo juntos —contesta Steph la mar de

contenta.

Sé que sólo está intentando fastidiar a Molly y, en circunstancias normales, le

aplaudiría, pero estoy demasiado cabreada con Hardin para pensar en esta tipa.

—Bueno, bueno, bueno… —exclama Molly golpeando la mesa con sus uñas

rojo chillón—. Pero qué noticia tan interesante —dice mirando fijamente a

Hardin.

—Molly … —le advierte. Juraría que a Hardin le está entrando el pánico.

Ella enarca una ceja.

—¿No te parece que lo estás llevando demasiado lejos? —añade ella.

—Molly, te juro por Dios que si no cierras el pico…

—¿Qué es lo que está llevando demasiado lejos? —inquiero. Tenía que

preguntarlo.

—Tessa, sal afuera —me ordena, pero no le hago caso.

—No quiero. ¿Qué es lo que está llevando demasiado lejos? ¡Dímelo! —grito.

—Espera…, estás en el ajo, ¿no? —Molly se echa a reír y continúa—: ¡Lo

sabía! Le dije a Jace que tú lo sabías pero no me creyó. Hardin, le debes a Zed

una pasta gansa. —Echa la cabeza atrás y se levanta.

Hardin parece un fantasma. Es como si no le quedara una gota de sangre en

el cuerpo. A mí la cabeza me da vueltas y estoy hecha un lío. Miro a Nate, a

Tristan y a Steph, que no le quitan los ojos de encima a Hardin.

—¿En qué ajo estoy metida? —Me tiembla la voz.

Hardin me coge del brazo e intenta tirar de mí, pero me suelto y me planto

delante de Molly.

—No te hagas la tonta conmigo. Sé que lo sabes. ¿Qué ha hecho? ¿Te ha dado

la mitad del dinero? —pregunta.

Hardin me coge de la mano. Tiene los dedos fríos como el hielo.

—Tessa…

Aparto la mano y lo miro fijamente con unos ojos como platos.

—¡Explícate! ¡¿De qué está hablando?! —le grito.

Las lágrimas amenazan con desbordarse por mis mejillas mientras intento

mantener bajo control la avalancha de emociones.

Hardin me deja atónita cuando abre la boca y vuelve a cerrarla en el acto.

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