After - Anna Todd
estoy segura de que no estoy malinterpretando la situación.Me ducho e intento calmarme los nervios y dejar de darle vueltas al asunto,pero no funciona. Tengo una sensación rara en el estómago que me obliga abuscar otra opción. Termino de ducharme y me seco el pelo, me visto y decidoqué hacer a continuación.Me siento como la señorita Havisham en Grandes esperanzas, maquinando yconfabulando. Nunca me gustó ese personaje, pero de repente la entiendo. Ahoraveo que el amor te empuja a hacer lo que nunca harías, te puede volver obsesivae incluso un poco loca. Aunque, en realidad, mi plan no es una locura ni tampocoes tan teatral como parece. Lo único que voy a hacer es buscar a Steph ypreguntarle si ella sabe por qué se pelearon Hardin y Zed y qué pasa con Jace.Lo único que hace que parezca una locura es que, si Hardin se entera de que hellamado a Zed y he ido a ver a Steph, me la va a liar parda.Ahora que lo pienso, Hardin no me ha llevado con sus amigos desde que nosvinimos a vivir juntos, y sospecho que es porque ninguno lo sabe todavía.Para cuando salgo del apartamento no puedo pensar con claridad y olvido elmóvil sobre la encimera. Empieza a nevar en cuanto entro en la autopista, poreso tardo más de media hora en llegar a la residencia. Está tal y como larecordaba. Normal, si no hace siquiera una semana que la dejé, aunque parezcaque hace mucho más tiempo.Avanzo por el pasillo a grandes zancadas e ignoro a la rubia de bote que legritó a Hardin por haberle derramado vodka en la puerta de su cuarto. Ésa fue laprimera vez que Hardin se quedó a dormir aquí conmigo, y parece que fue hacemil años. El tiempo no tiene sentido desde que lo conocí. Cuando llamo a lapuerta de mi antigua habitación, no contesta nadie. Normal. Si Steph no estánunca aquí, siempre está en casa de Tristan y Nate y no tengo ni idea de dóndees. Y, aunque lo supiera, ¿me atrevería a ir allí?Vuelvo al coche e intento trazar un nuevo plan de acción mientras doy vueltaspor el campus. Habría sido mucho más fácil si no me hubiera dejado el móvil encasa. Justo cuando estoy a punto de rendirme y volver a buscarlo, paso junto aBlind Bob’s, el bar de moteros al que fui con Steph. Veo el coche de Nate en elparking. Aparco y respiro hondo antes de salir y, cuando lo hago, el aire heladome quema los pulmones. La mujer de la entrada me sonríe y respiro aliviada alver el pelo rojo de Steph en la otra punta del bar.Ojalá hubiera sabido lo que estaba por venir.
CAPÍTULO 96Los nervios me pueden mientras avanzo por el bar. ¿Cómo es que esto me haparecido una buena idea? Hardin me va a matar, y Steph va a pensar que me hevuelto loca.Cuando me ve, sonríe de oreja a oreja y exclama:—Pero ¿qué haces tú aquí?Y me da un fuerte abrazo.—Pues… Te estaba buscando —le digo.—¿Va todo bien? ¿O es que me echabas de menos? —Se echa a reír.—Te echaba de menos. —Con eso basta, por ahora.—Cuánto tiempo sin verte, Tessa —dice Nate dándome un abrazo—. ¿Dóndete tenía escondida Hardin?Tristan aparece detrás de Steph y le rodea la cintura con los brazos. Por cómolo mira ella, sé que han solucionado la pelea que tuvieron por culpa de Molly.Steph me sonríe.—Ven, siéntate con nosotros. Los demás aún no han llegado.« ¿Aún?» Me pregunto si querrá decir que Hardin llegará enseguida. Los sigoa un reservado temiendo la respuesta a esa pregunta. Una pregunta que decido nohacer. En vez de eso pido una hamburguesa con patatas fritas. No he comidonada en todo el día y ya son las tres pasadas.—Me aseguraré de que no lleven kétchup —me dice la camarera con unasonrisa antes de volver a la cocina.Se acuerda de la escena que Hardin le montó la última vez que estuve aquí.Me muerdo las uñas pintadas y espero a que la camarera me traiga mi Coca-Cola.—Anoche te perdiste la mejor fiesta del mundo —dice Nate. Alza la jarra yse termina la cerveza.—¿Sí? —Sonrío.Lo más frustrante de mi relación con Hardin es que nunca sé qué puedo yqué no puedo contarle a la gente. Si nuestra relación fuera normal, podría decirleque ay er nos lo pasamos pipa en la boda del padre de Hardin. Pero como mirelación de normal no tiene nada, me quedo callada.—Sí, fue una pasada. Fuimos a los muelles, no a la fraternidad. —Se echa areír—. En los muelles podemos hacer más el tonto y después no tenemos quelimpiar.—Ah, ¿es que Jace vive en los muelles? —pregunto fingiendo que no me
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CAPÍTULO 96
Los nervios me pueden mientras avanzo por el bar. ¿Cómo es que esto me ha
parecido una buena idea? Hardin me va a matar, y Steph va a pensar que me he
vuelto loca.
Cuando me ve, sonríe de oreja a oreja y exclama:
—Pero ¿qué haces tú aquí?
Y me da un fuerte abrazo.
—Pues… Te estaba buscando —le digo.
—¿Va todo bien? ¿O es que me echabas de menos? —Se echa a reír.
—Te echaba de menos. —Con eso basta, por ahora.
—Cuánto tiempo sin verte, Tessa —dice Nate dándome un abrazo—. ¿Dónde
te tenía escondida Hardin?
Tristan aparece detrás de Steph y le rodea la cintura con los brazos. Por cómo
lo mira ella, sé que han solucionado la pelea que tuvieron por culpa de Molly.
Steph me sonríe.
—Ven, siéntate con nosotros. Los demás aún no han llegado.
« ¿Aún?» Me pregunto si querrá decir que Hardin llegará enseguida. Los sigo
a un reservado temiendo la respuesta a esa pregunta. Una pregunta que decido no
hacer. En vez de eso pido una hamburguesa con patatas fritas. No he comido
nada en todo el día y ya son las tres pasadas.
—Me aseguraré de que no lleven kétchup —me dice la camarera con una
sonrisa antes de volver a la cocina.
Se acuerda de la escena que Hardin le montó la última vez que estuve aquí.
Me muerdo las uñas pintadas y espero a que la camarera me traiga mi Coca-
Cola.
—Anoche te perdiste la mejor fiesta del mundo —dice Nate. Alza la jarra y
se termina la cerveza.
—¿Sí? —Sonrío.
Lo más frustrante de mi relación con Hardin es que nunca sé qué puedo y
qué no puedo contarle a la gente. Si nuestra relación fuera normal, podría decirle
que ay er nos lo pasamos pipa en la boda del padre de Hardin. Pero como mi
relación de normal no tiene nada, me quedo callada.
—Sí, fue una pasada. Fuimos a los muelles, no a la fraternidad. —Se echa a
reír—. En los muelles podemos hacer más el tonto y después no tenemos que
limpiar.
—Ah, ¿es que Jace vive en los muelles? —pregunto fingiendo que no me