After - Anna Todd
—No pasa nada —dice, y se sienta a la mesa.Pero entonces lo suelto:—Leí el mensaje de Jace. —No quiero tener que ocultarle nada, por muyavergonzada que me sienta.—¿Qué?—Vibraba y lo miré. ¿Por qué te estaba escribiendo a esas horas?—¿Qué has leído? —me pregunta ignorando lo que he dicho.—Un mensaje de Jace —repito.Aprieta la mandíbula.—¿Qué decía?—Que lo llamaras…¿Por qué se altera tanto? Sabía que no iba a gustarle que husmeara en susmensajes, pero creo que está exagerando.—¿Eso es todo? —salta, y empieza a molestarme.—Sí, Hardin. ¿Qué más podría haberme encontrado?—Nada… —Bebe un trago lento de su taza de café, como si de repente notuviera importancia—. Sólo es que no me gusta que curiosees mis cosas.—Vale, no volveré a hacerlo.—Bien. Tengo cosas que hacer; ¿podrás estar un rato sin mí?—¿Qué tienes que hacer? —Me arrepiento al instante de habérselopreguntado.—¡Jesús, Tessa! —dice subiendo la voz—. ¿Por qué siempre me buscas lascosquillas?—No te busco las cosquillas, sólo quería saber qué ibas a hacer. Esto es unarelación, Hardin, y bastante seria, por cierto. ¿Así que qué te cuesta decirme loque vas a hacer hoy?Aparta la taza de malos modos y se levanta.—No sabes cuándo dejarlo estar, ése es tu problema. No tengo por quécontártelo todo, ¡aunque estemos viviendo juntos! De haber sabido que ibas asalirme con esta mierda, me habría ido antes de que te despertaras.—Vay a —es todo cuanto consigo decir antes de irme al dormitorio echandopestes.Pero me pisa los talones.—Vay a, ¿qué?—Debería haber sabido que ay er fue demasiado bonito para ser verdad.—¿Perdona?—Nos lo pasamos genial y por una vez, por una vez, no te portaste como ungilipollas, pero hoy te levantas y, ¡zas!, ¡vuelves a ser un auténtico capullo!Doy vueltas por la habitación recogiendo la ropa sucia de Hardin del suelo.—Te olvidas de la parte en que me revisas los mensajes del móvil.—Un mensaje, y lamento mucho haberlo hecho, pero la verdad es que
tampoco es para tanto. ¡Si en el móvil tienes algo que no quieres que vea,entonces sí que tenemos un problema! —le grito, y echo toda la ropa en el cestode la colada.Me señala furioso.—No, Tessa. Tú eres el problema. ¡Siempre lo sacas todo de quicio!—¿Por qué te peleaste con Zed? —contraataco.—Ah, no, ahora no quiero hablar de eso —me dice fríamente.—Entonces ¿cuándo, Hardin? ¿Por qué no me lo cuentas? ¿Cómo quieres queconfíe en ti si me ocultas cosas? ¿Tiene algo que ver con Jace? —inquiero, y susaletas nasales se agitan con rapidez.Se pasa las manos por la cara y luego por el pelo, que se le queda de punta.—No sé por qué no puedes ocuparte de tus asuntos y dejar mi vida en paz —gruñe, y luego sale de la habitación.A los pocos segundos la entrada principal se cierra de un portazo y me secolas lágrimas de enfado. El modo de reaccionar de Hardin cada vez que lepregunto por Jace me da muy mala espina, y no me quito esa sensación funestade encima ni limpiando todo el apartamento. Se ha pasado mucho. Me ocultaalgo y no entiendo por qué. Estoy segura de que no tiene que ver conmigo, notiene sentido que Hardin se haya puesto así. Desde la primera vez que conocí aJace supe que nos iba a traer problemas. Si Hardin no va a darme respuestas,tendré que buscarlas en otra parte. Miro por la ventana y veo su coche salir delaparcamiento. Cojo el móvil. Mi nueva fuente de respuestas contesta a laprimera.—¿Zed? Soy Tessa.—Ya… Lo sé.—Vale… Oye…, ¿puedo hacerte una pregunta? —digo con una vocecita másinsegura de lo que me gustaría.—¿Dónde está Hardin? —me pregunta y, por su tono, sospecho que meguarda rencor por haberlo rechazado pese a lo amable que fue conmigo.—No está aquí.—No creo que sea buena idea que…—¿Por qué te pegó Hardin? —pregunto sin dejarlo acabar la frase.—Lo siento, Tessa, he de dejarte —dice, y me cuelga.« Pero ¿qué demonios…?» No estaba segura al cien por cien de que fuera acontármelo, pero tampoco esperaba que reaccionara así. Ahora sí que me muerode curiosidad, y encima estoy cabreadísima.Intento llamar a Hardin pero, ¿cómo no?, no lo coge. ¿Por qué ha reaccionadoZed así? Casi como si tuviera… ¿miedo de decírmelo? Puede que estéequivocada y sí que tenga que ver conmigo. No sé qué está pasando, pero nadade esto tiene sentido. Me paro a pensarlo detenidamente. ¿Estoy exagerando?Repaso mentalmente la reacción de Hardin cuando le pregunté sobre Jace. No,
- Page 398 and 399: —Te he traído tus cosas de tu ha
- Page 400 and 401: devoramos la deliciosa pizza, aunqu
- Page 402 and 403: —Perdona. —Me mira.—¿Por…?
- Page 404 and 405: Hardin se niega a levantarse y sól
- Page 406 and 407: tirar de él para poder besarme en
- Page 408 and 409: CAPÍTULO 89Cuando me despierto, ta
- Page 410 and 411: —Su comida estará lista dentro d
- Page 412 and 413: haber cedido.—No sé si se te ha
- Page 414 and 415: peleas… Incluso las pesadillas. O
- Page 416 and 417: conozco, siento que soy y o la que
- Page 418 and 419: CAPÍTULO 91Llevamos por lo menos m
- Page 420 and 421: —¿Te parece bien? —Me destapo
- Page 422 and 423: —No hables así de él —mascull
- Page 424 and 425: has hecho, y no hay nada, y quiero
- Page 426 and 427: como para que ese plan le funcione.
- Page 428 and 429: pero hoy no quiero pensar en eso.Me
- Page 430 and 431: —¡Tú! —digo, y enarca las cej
- Page 432 and 433: disfrutar de este momento tan tiern
- Page 434 and 435: —¿Hardin? ¿Eres tú? —dice en
- Page 436 and 437: —A mí también —le aseguro.La
- Page 438 and 439: CAPÍTULO 94—¿Dónde está Lando
- Page 440 and 441: amigos de Hardin, nadie sabe que no
- Page 442 and 443: —Sí —gimo.La sensación de que
- Page 444 and 445: él. Habla de cosas triviales mient
- Page 446 and 447: poco. Hardin enciende el televisor
- Page 450 and 451: estoy segura de que no estoy malint
- Page 452 and 453: interesa.—¿Qué? No, los muelles
- Page 454 and 455: Jace me dirige una sonrisa siniestr
- Page 456 and 457: CAPÍTULO 97Todo está pasando dema
- Page 458 and 459: si de verdad esperara mi respuesta
- Page 460 and 461: Y me echo a reír. Una carcajada de
- Page 462: AGRADECIMIENTOSLa serie After no ha
tampoco es para tanto. ¡Si en el móvil tienes algo que no quieres que vea,
entonces sí que tenemos un problema! —le grito, y echo toda la ropa en el cesto
de la colada.
Me señala furioso.
—No, Tessa. Tú eres el problema. ¡Siempre lo sacas todo de quicio!
—¿Por qué te peleaste con Zed? —contraataco.
—Ah, no, ahora no quiero hablar de eso —me dice fríamente.
—Entonces ¿cuándo, Hardin? ¿Por qué no me lo cuentas? ¿Cómo quieres que
confíe en ti si me ocultas cosas? ¿Tiene algo que ver con Jace? —inquiero, y sus
aletas nasales se agitan con rapidez.
Se pasa las manos por la cara y luego por el pelo, que se le queda de punta.
—No sé por qué no puedes ocuparte de tus asuntos y dejar mi vida en paz —
gruñe, y luego sale de la habitación.
A los pocos segundos la entrada principal se cierra de un portazo y me seco
las lágrimas de enfado. El modo de reaccionar de Hardin cada vez que le
pregunto por Jace me da muy mala espina, y no me quito esa sensación funesta
de encima ni limpiando todo el apartamento. Se ha pasado mucho. Me oculta
algo y no entiendo por qué. Estoy segura de que no tiene que ver conmigo, no
tiene sentido que Hardin se haya puesto así. Desde la primera vez que conocí a
Jace supe que nos iba a traer problemas. Si Hardin no va a darme respuestas,
tendré que buscarlas en otra parte. Miro por la ventana y veo su coche salir del
aparcamiento. Cojo el móvil. Mi nueva fuente de respuestas contesta a la
primera.
—¿Zed? Soy Tessa.
—Ya… Lo sé.
—Vale… Oye…, ¿puedo hacerte una pregunta? —digo con una vocecita más
insegura de lo que me gustaría.
—¿Dónde está Hardin? —me pregunta y, por su tono, sospecho que me
guarda rencor por haberlo rechazado pese a lo amable que fue conmigo.
—No está aquí.
—No creo que sea buena idea que…
—¿Por qué te pegó Hardin? —pregunto sin dejarlo acabar la frase.
—Lo siento, Tessa, he de dejarte —dice, y me cuelga.
« Pero ¿qué demonios…?» No estaba segura al cien por cien de que fuera a
contármelo, pero tampoco esperaba que reaccionara así. Ahora sí que me muero
de curiosidad, y encima estoy cabreadísima.
Intento llamar a Hardin pero, ¿cómo no?, no lo coge. ¿Por qué ha reaccionado
Zed así? Casi como si tuviera… ¿miedo de decírmelo? Puede que esté
equivocada y sí que tenga que ver conmigo. No sé qué está pasando, pero nada
de esto tiene sentido. Me paro a pensarlo detenidamente. ¿Estoy exagerando?
Repaso mentalmente la reacción de Hardin cuando le pregunté sobre Jace. No,