After - Anna Todd
—A mí también —le aseguro.La comida está exquisita. Yo pido el pollo y Hardin el filete. Lo sirven todo enuna especie de bufet para que parezca informal, pero esta comida de informal notiene nada. Rebaño la salsa cremosa con un trozo de pollo y me llevo el tenedor ala boca, pero Hardin me lo roba y se lo come. Se atraganta un poco porque lecuesta reír y tragar a la vez.—Eso te pasa por quitarme la comida —lo regaño, y me llevo otro trozo a laboca antes de que me lo robe de nuevo.Se ríe y apoy a la frente en mi hombro. Enfrente de nosotros hay una mujermirándonos. No parece que le haga gracia ver a Hardin besarme en el hombro.Le devuelvo una mirada igual de borde que la suy a y aparta la vista.—¿Te traigo otro plato? —le pregunto a Hardin lo bastante alto como para quela mujer me oiga.Ella mira al hombre que tiene al lado y enarca una ceja. Él no pareceprestarle la menor atención y eso la cabrea aún más. Sonrío y cojo la mano deHardin. Al igual que el hombre de enfrente, no se ha enterado de nada. Mejor.—Sí, por favor —dice—. Y gracias.Le doy un beso en la mejilla y me voy a la cola de la comida.—¿Tessa? —dice una voz familiar.Levanto la vista y veo a Christian Vance y a Trevor a unos pocos metros dedistancia.—Hola. —Sonrío.—Estás espectacular —dice Trevor, y le agradezco el cumplido en voz baja.—¿Qué tal va el fin de semana? —me pregunta el señor Vance.—Fabuloso. Aunque los días laborales tampoco desmerecen —le aseguro.—Ya, y a… —Se echa a reír y coge un plato.—¡Nada de carne roja! —le dice Kimberly por detrás.Él hace un gesto de pegarse un tiro en la sien y le lanza un beso. ¿Estos dossalen juntos? Quién lo habría imaginado. El lunes le pediré detalles a Kimberly.—Mujeres —dice Vance, y llena un plato mientras yo preparo otro paraHardin—. Nos vemos luego.Sonríe y se va con su cita. Kimberly me saluda con la mano y consigue queel niño que tiene sentado en brazos haga lo mismo. Les devuelvo el saludo y mepregunto si será hijo suy o.Trevor se acerca y me resuelve la duda.—Es el hijo del señor Vance.—Ah —digo apartando la vista de Kimberly.Trevor sigue mirando a mi jefe.—Su mujer falleció hace cinco años, justo después de que naciera el niño. No
había vuelto a salir con nadie hasta que conoció a Kim. Sólo llevan unos mesesjuntos, pero está coladito por ella. —Se vuelve hacia mí y me sonríe.—Ahora y a sé a quién recurrir para estar al tanto de los cotilleos de la oficina—bromeo, y los dos nos reímos.—Nena… —dice Hardin rodeándome por la cintura con los brazos,marcando territorio.—Me alegro de verte. Hardin, ¿no es así? —pregunta Trevor.—Sí —es todo lo que contesta él—. Será mejor que volvamos a la mesa.Landon te está buscando. —Me estrecha con fuerza y con su silencio le dice aTrevor que se largue.—¡Te veo luego, Trevor! —Sonrío educadamente y le doy a Hardin su platomientras regresamos a nuestros asientos.
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—A mí también —le aseguro.
La comida está exquisita. Yo pido el pollo y Hardin el filete. Lo sirven todo en
una especie de bufet para que parezca informal, pero esta comida de informal no
tiene nada. Rebaño la salsa cremosa con un trozo de pollo y me llevo el tenedor a
la boca, pero Hardin me lo roba y se lo come. Se atraganta un poco porque le
cuesta reír y tragar a la vez.
—Eso te pasa por quitarme la comida —lo regaño, y me llevo otro trozo a la
boca antes de que me lo robe de nuevo.
Se ríe y apoy a la frente en mi hombro. Enfrente de nosotros hay una mujer
mirándonos. No parece que le haga gracia ver a Hardin besarme en el hombro.
Le devuelvo una mirada igual de borde que la suy a y aparta la vista.
—¿Te traigo otro plato? —le pregunto a Hardin lo bastante alto como para que
la mujer me oiga.
Ella mira al hombre que tiene al lado y enarca una ceja. Él no parece
prestarle la menor atención y eso la cabrea aún más. Sonrío y cojo la mano de
Hardin. Al igual que el hombre de enfrente, no se ha enterado de nada. Mejor.
—Sí, por favor —dice—. Y gracias.
Le doy un beso en la mejilla y me voy a la cola de la comida.
—¿Tessa? —dice una voz familiar.
Levanto la vista y veo a Christian Vance y a Trevor a unos pocos metros de
distancia.
—Hola. —Sonrío.
—Estás espectacular —dice Trevor, y le agradezco el cumplido en voz baja.
—¿Qué tal va el fin de semana? —me pregunta el señor Vance.
—Fabuloso. Aunque los días laborales tampoco desmerecen —le aseguro.
—Ya, y a… —Se echa a reír y coge un plato.
—¡Nada de carne roja! —le dice Kimberly por detrás.
Él hace un gesto de pegarse un tiro en la sien y le lanza un beso. ¿Estos dos
salen juntos? Quién lo habría imaginado. El lunes le pediré detalles a Kimberly.
—Mujeres —dice Vance, y llena un plato mientras yo preparo otro para
Hardin—. Nos vemos luego.
Sonríe y se va con su cita. Kimberly me saluda con la mano y consigue que
el niño que tiene sentado en brazos haga lo mismo. Les devuelvo el saludo y me
pregunto si será hijo suy o.
Trevor se acerca y me resuelve la duda.
—Es el hijo del señor Vance.
—Ah —digo apartando la vista de Kimberly.
Trevor sigue mirando a mi jefe.
—Su mujer falleció hace cinco años, justo después de que naciera el niño. No