02.05.2023 Views

After - Anna Todd

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

pero hoy no quiero pensar en eso.

Me ducho y me rizo el pelo. Me lo recojo en alto para que no me estorbe

mientras me maquillo y me pongo la camiseta que Hardin llevaba ay er. Le

cubro los hombros de besos para despertarlo y, cuando me rugen las tripas, voy a

la cocina a preparar el desay uno. Quiero empezar el día lo mejor posible para

que los dos estemos contentos y felices antes de la boda. Para cuando acaba mi

sesión de terapia culinaria, estoy bastante orgullosa del resultado: beicon, huevos,

tortitas dulces y tortitas de patata. Es demasiado sólo para nosotros dos, pero

Hardin come como una fiera, así que no creo que sobre mucho.

Unos brazos fuertes me rodean la cintura.

—Madre mía… ¿Qué es todo eso? —pregunta con la voz rasposa y soñolienta

—. Por esto era precisamente por lo que quería que viviéramos juntos —me

susurra pegado a mi cuello.

—¿Para que pueda prepararte el desay uno? —me río.

—No… Bueno, sí. Y para encontrarte medio desnuda en la cocina al

despertarme.

Me muerde en el cuello. Intenta levantarme el bajo de la camiseta y darme

un apretón en los muslos. Me vuelvo y blando la espátula en su cara.

—Las manos en los bolsillos hasta después del desay uno, Scott.

—Sí, señora.

Se echa a reír, coge un plato y se lo llena hasta arriba.

Después de desayunar, obligo a Hardin a que se dé una ducha a pesar de que

él insiste en arrastrarme de vuelta a la cama. Parece haber olvidado lo que me

contó ay er y la pelea con mi madre. Me quedo sin aliento cuando sale del

dormitorio vestido para la boda. Aunque los pantalones negros del traje son

ajustados, le cuelgan de las caderas como a nadie. Lleva la corbata alrededor del

cuello pero aún no se ha abotonado la camisa y puedo ver su pecho duro y

delicioso.

—La verdad, no sé ni por dónde empezar a hacerme el nudo de la corbata —

dice encogiéndose de hombros.

Tengo la boca seca y no puedo quitarle los ojos de encima. Casi no consigo

decir:

—Ya te ay udo y o.

Por suerte, Hardin no me pregunta dónde he aprendido a hacer nudos de

corbata. Se pondría de un humor de perros al oír el nombre de Noah.

—Estás guapísimo —le digo en cuanto he terminado.

Se encoge de hombros y se pone la chaqueta negra que completa el conjunto.

Se ruboriza y no puedo evitar echarme a reír. No esperaba que se sonrojara.

Sé que vestido de esa manera se siente como un pez fuera del agua… Y es

adorable.

—¿Cómo es que aún no te has vestido?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!