02.05.2023 Views

After - Anna Todd

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

estés tan chalado como para creer que soy de tu propiedad! —Salgo de la cocina

echando chispas.

—¡No te vayas y me dejes con la palabra en la boca! —ruge mientras me

sigue a la sala de estar.

Sólo Hardin es capaz de empezar una pelea después del día tan genial que

hemos pasado. Pero no voy a dar mi brazo a torcer.

—¡Pues deja de comportarte como si fueras mi dueño! Trataré de hacerte

algo más de caso del que te hago ahora, pero no en lo que respecta a Noah. Si

intenta cualquier cosa rara o me hace algún comentario inapropiado, dejaré de

hablar con él al instante, pero de momento no lo ha hecho. Además, es evidente

que vas a tener que confiar en mí.

Hardin se me queda mirando y me pregunto si su furia se está disipando

cuando por fin se limita a decir:

—No me cae bien.

—Vale, lo entiendo, pero has de ser razonable. No está tramando el modo de

apartarme de ti, él no es así. Es la primera vez que ha intentado contactar

conmigo desde que rompí con él.

—¡Y será la última! —salta.

Pongo los ojos en blanco y me meto en el pequeño cuarto de baño.

—¿Adónde vas? —pregunta.

—Voy a darme una ducha y, para cuando hay a terminado, espero que hayas

acabado de comportarte como un crío —le digo.

Estoy orgullosa del modo en que le estoy plantando cara, pero no puedo

evitar sentirme un poco mal por él. Sé que sólo tiene miedo de que vuelva con

Noah, siente unos celos terribles de nuestro pasado juntos. Sobre el papel, Noah

es mejor para mí, y él lo sabe. Pero yo no amo a Noah. Amo a Hardin.

Me sigue al baño pero, en cuanto empiezo a desnudarme, da media vuelta y

se marcha cerrando de un portazo. Me doy una ducha rápida y, para cuando

salgo, está acostado en la cama y sólo lleva el bóxer puesto. No digo nada

mientras busco un pijama entre mis cosas.

—¿No vas a ponerte mi camiseta? —dice en voz baja.

—Pues… —He visto que la ha doblado y la ha dejado en la mesilla que hay

junto a la cama—. Gracias.

La cojo y me la pongo. La fragancia fresca casi me hace olvidar que debería

estar enfadada con él. Pero cuando lo miro y veo su ceño fruncido, lo recuerdo a

la perfección.

—Ha sido una velada encantadora —resoplo llevando mi toalla de vuelta al

cuarto de baño.

—Ven aquí —me dice cuando regreso.

Me acerco a él de mala gana. Se sienta en el borde de la cama y tira de mí

para que me coloque entre sus piernas.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!