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After - Anna Todd

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vamos a ir a vivir juntos. Hardin y y o. Solos. Todo el tiempo. En nuestra casa.

Nuestra cama. Nuestro todo. Me da un miedo atroz, pero el entusiasmo puede

más que los nervios, al menos de momento.

—No me llames Theresa o cambiaré de opinión —bromeo.

—Dijiste que sólo la familia y los amigos pueden llamarte así. Creo que me

lo he ganado.

¿Cómo es que se acuerda de eso? Creo que lo dije nada más conocerlo.

Sonrío.

—En eso tienes razón. Llámame como quieras.

—Ay, nena, yo no diría eso si fuera tú. Tengo preparada una larga lista de

guarradas que me encantaría llamarte.

Su sonrisa es de lo más descarada y, para ser sincera, me muero por oír sus

cochinadas. Aun así, me contengo, no pregunto y junto las piernas. Creo que lo

ha notado porque sonríe de oreja a oreja.

Justo cuando se me ocurre una frase sobre lo pervertido que es, me quedo sin

palabras. Al acercarnos a la fraternidad vemos que el jardín está lleno de gente y

en la calle no caben más coches.

—Mierda, no sabía que hubiera una fiesta esta noche. Si estamos a martes.

¿Ves? Éstos son los rollos a los que…

—No pasa nada. Podemos meternos directamente en tu habitación —lo

interrumpo para intentar aplacar su ira.

—Vale —suspira.

Entramos en la casa. No cabe un alfiler. Hardin y yo vamos derechos a la

escalera y, cuando empiezo a pensar que lo hemos conseguido sin tropezarnos

con nadie, veo una mata de pelo rubio de color arena en lo alto de la escalera.

Jace.

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