After - Anna Todd
Decidimos ir al centro comercial a cenar para poder ir de compras acontinuación. Llamo a Landon en cuanto nos sentamos y me dice que lepreguntará a su madre qué debería ponerse Hardin y que me llamará en cuantolo averigüe.—¿Y si compramos lo tuy o primero? —sugiere.—Yo tampoco sé qué ponerme —digo con una carcajada.—Bueno, tienes la suerte de que estarás preciosa te pongas lo que te pongas.—Eso no es verdad. Tú llevas como nadie el estilo ese de « Me importa unamierda mi aspecto pero siempre voy perfecto» .Me mira con suficiencia y se reclina en la silla.—¿Tú también te has dado cuenta?Pongo los ojos en blanco y noto que me vibra el móvil.—Es Landon.—Hola —dice—, mi madre me ha dicho que le gustaría que tú fueras deblanco. Sé que no es lo habitual, pero eso es lo que ella quiere. E intenta queHardin se ponga pantalón de vestir y corbata, aunque, si te soy sincero, no creoque esperen gran cosa de él.—Vale, haré lo que pueda para que se ponga corbata. —Miro a Hardin, quefrunce el ceño con gesto divertido.—Buena suerte. ¿Qué tal las prácticas?—Bien, de hecho, fenomenal. Son un sueño hecho realidad. Es increíble:tengo mi propio despacho y básicamente me pagan por leer. Es perfecto. ¿Y lasclases? Echo de menos literatura.Hardin tiene el ceño fruncido y se ha puesto serio. Sigo la dirección de sumirada hacia el centro de la zona de restauración. Zed, Logan y un tío al que nohabía visto en la vida se acercan a nosotros. Zed me saluda con la mano y lesonrío sin pensar. Hardin me lanza una mirada asesina y se levanta.—Vuelvo enseguida —dice, y va a su encuentro.Intento seguir hablando con Landon y observar a Hardin al mismo tiempo,pero no sé qué hacer.—Sí, no es lo mismo sin ti, pero me alegro de que te vay a bien. Al menosHardin no aparece por clase, así que no tengo que verlo —dice Landon.—¿Cómo que no aparece por clase? ¿Hoy o más días? Ay er fue a clase, ¿no?—No. Pensé que la había dejado porque tú ya no ibas, y es obvio que nopuede estar más de cinco minutos sin ti —se burla, y mi corazón se alegra apesar de que me preocupa que esté faltando a clase.Miro en dirección a Hardin, que está de espaldas a mí, pero por la postura delos hombros sé que está tenso. El tío al que no conozco luce una sonrisarepugnante y Zed menea la cabeza. Logan no parece muy interesado, prefiere
mirar a un grupo de chicas que tiene cerca. Hardin da un paso hacia el tío y no sési están de broma o no.—Perdona, Landon. Ahora te llamo —digo, y cuelgo.Dejo las bandejas sobre la mesa y me acerco a ellos. Espero que nadie toquenuestra comida.—Hola, Tessa, ¿cómo estás? —pregunta Zed, y se adelanta para abrazarme.Me sonrojo y le devuelvo el abrazo por educación. Sé que lo mejor será queno mire a Hardin en un rato. Zed lleva el pelo liso y despeinado hacia adelante yestá para comérselo. Va todo de negro y lleva puesta una chaqueta de cuero llenade parches por delante y por detrás.—Hardin, ¿no vas a presentarme a tu amiga? —dice el extraño.Sonríe y se me ponen los pelos como escarpias. Sé que no es buena persona.—Sí —dice Hardin señalando a uno y a otro—. Ésta es mi amiga Tessa;Tessa, te presento a Jace.¿Amiga? Me siento como si me hubieran dado una patada en el estómago.Hago lo que puedo por ocultar mi humillación y sonreír.—¿Estudias en la WCU? —pregunto. Mi voz suena mucho más entera de loque me siento.—No, por Dios. Yo paso de la universidad. —Se ríe como si fuera lo más—.Pero si todas las universitarias son tan guapas como tú, voy a tener quereplanteármelo.Trago saliva y espero a que Hardin diga algo. Ah, no, si sólo soy su amiga.¿Por qué iba a decir nada? Permanezco en silencio. ¿Por qué no me habréquedado en la mesa?—Vamos a ir a los muelles esta noche. Deberíais pasaros —dice Zed.—No podemos. La próxima vez será —contesta Hardin.Me planteo interrumpir y decir que yo sí que puedo, pero estoy demasiadoofendida para hablar.—¿Por qué no? —pregunta Jace.—Mañana trabaja. Supongo que yo podría pasarme más tarde. Solo —añadeél.—Qué lástima. —Jace me sonríe. El pelo rubio de color arena le cae sobrelos ojos y se lo aparta con un movimiento de la cabeza.Hardin aprieta la mandíbula y lo mira. Me he perdido algo. Y ¿quién es estetío?—Ya. Bueno, os llamo cuando esté de camino —dice Hardin, y yo echo aandar.Oigo sus botas a mi espalda pero sigo andando. No me llama porque noquiere que sus amigos se imaginen cosas, pero viene detrás de mí. Acelero elpaso, me meto en Macy’s y doblo la esquina con la esperanza de despistarlo. Nohay suerte. Me coge del codo y me vuelve para que lo mire.
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mirar a un grupo de chicas que tiene cerca. Hardin da un paso hacia el tío y no sé
si están de broma o no.
—Perdona, Landon. Ahora te llamo —digo, y cuelgo.
Dejo las bandejas sobre la mesa y me acerco a ellos. Espero que nadie toque
nuestra comida.
—Hola, Tessa, ¿cómo estás? —pregunta Zed, y se adelanta para abrazarme.
Me sonrojo y le devuelvo el abrazo por educación. Sé que lo mejor será que
no mire a Hardin en un rato. Zed lleva el pelo liso y despeinado hacia adelante y
está para comérselo. Va todo de negro y lleva puesta una chaqueta de cuero llena
de parches por delante y por detrás.
—Hardin, ¿no vas a presentarme a tu amiga? —dice el extraño.
Sonríe y se me ponen los pelos como escarpias. Sé que no es buena persona.
—Sí —dice Hardin señalando a uno y a otro—. Ésta es mi amiga Tessa;
Tessa, te presento a Jace.
¿Amiga? Me siento como si me hubieran dado una patada en el estómago.
Hago lo que puedo por ocultar mi humillación y sonreír.
—¿Estudias en la WCU? —pregunto. Mi voz suena mucho más entera de lo
que me siento.
—No, por Dios. Yo paso de la universidad. —Se ríe como si fuera lo más—.
Pero si todas las universitarias son tan guapas como tú, voy a tener que
replanteármelo.
Trago saliva y espero a que Hardin diga algo. Ah, no, si sólo soy su amiga.
¿Por qué iba a decir nada? Permanezco en silencio. ¿Por qué no me habré
quedado en la mesa?
—Vamos a ir a los muelles esta noche. Deberíais pasaros —dice Zed.
—No podemos. La próxima vez será —contesta Hardin.
Me planteo interrumpir y decir que yo sí que puedo, pero estoy demasiado
ofendida para hablar.
—¿Por qué no? —pregunta Jace.
—Mañana trabaja. Supongo que yo podría pasarme más tarde. Solo —añade
él.
—Qué lástima. —Jace me sonríe. El pelo rubio de color arena le cae sobre
los ojos y se lo aparta con un movimiento de la cabeza.
Hardin aprieta la mandíbula y lo mira. Me he perdido algo. Y ¿quién es este
tío?
—Ya. Bueno, os llamo cuando esté de camino —dice Hardin, y yo echo a
andar.
Oigo sus botas a mi espalda pero sigo andando. No me llama porque no
quiere que sus amigos se imaginen cosas, pero viene detrás de mí. Acelero el
paso, me meto en Macy’s y doblo la esquina con la esperanza de despistarlo. No
hay suerte. Me coge del codo y me vuelve para que lo mire.