After - Anna Todd
andar y es un alivio descubrir que no me pisa los talones. Encuentro también unpar de vestidos y unos zapatos que parecen cómodos. La cajera tiene querepetirme el importe tres veces antes de que me decida a pagar. La ropa interiorbonita es mucho más cara de lo que creía. Espero que a Hardin le guste.Cuando vuelvo a mi habitación, Steph no está, y no hay noticias de Hardin.Guardo la ropa nueva y apago la luz para echarme una siesta.Me despierta el tono de un móvil que no conozco. Me doy la vuelta y abro losojos. Cómo no, Hardin está sentado en la silla con los pies encima de la cómodade Steph.—¿Has dormido bien? —pregunta sonriente.—La verdad es que sí. ¿Cómo has entrado? —Me restriego los ojos.—Steph me ha devuelto la llave.—Ah. ¿Cuánto llevas aquí?—Una media hora. ¿Qué tal tu día en Vance? No pensé que fueras a estar devuelta tan temprano: sólo son las seis. Pero aquí estás, durmiendo a pierna sueltay roncando. Debe de haber sido un día agotador —dice, y se echa a reír.Me incorporo y me apoy o en el codo para mirarlo.—Ha sido un gran día. Tengo mi propio despacho con mi nombre en lapuerta. ¡Es increíble! Es maravilloso. Me van a pagar mucho más de lo que creíay voy a leer manuscritos. ¿No es perfecto? Lo único que me da miedo esfastidiarla porque es demasiado perfecto. ¿Sabes lo que quiero decir? —divago.—Vaya, veo que le has caído bien a Vance. —Levanta una ceja—. Lo harásbien, no te preocupes.—Me ha dicho que trabajabas allí. —A ver cómo reacciona.—Le habrá faltado tiempo.—¿Por qué no me lo habías contado? Tampoco me has dicho que siguestrabajando. ¿De dónde sacas el tiempo para trabajar?—Siempre me haces muchas preguntas. —Se pasa la mano por el pelo—.Pero te contestaré —añade—. No te he contado que trabajaba allí porque…,bueno, no sé por qué. Y saco tiempo para trabajar. Cuando no estoy contigo, sacotiempo.Me siento con las piernas cruzadas.—Al señor Vance le caes muy bien, dice que le gustaría que volvieras atrabajar para él.—Me lo imagino, pero no, gracias. Ahora gano más que cuando trabajaba allíy trabajo menos —presume, y pongo los ojos en blanco.—Háblame de tu trabajo; ¿qué haces exactamente?Se encoge de hombros.—Leo manuscritos, los edito. Lo mismo que tú pero con un poco más de
implicación.—¿Y te gusta?—Sí, Tessa, me gusta. —Su tono es un poco borde.—Qué bien. ¿Quieres trabajar para Portland Independent cuando te gradúes?—No sé lo que quiero hacer. —Pone los ojos en blanco.—¿He dicho algo malo? —pregunto.—No, sólo es que siempre haces demasiadas preguntas.—¿Qué? —¿Está siendo sarcástico o lo dice en serio?—No necesitas saber hasta el último detalle de mi vida —salta.—Sólo quería charlar un rato, conversar con normalidad sobre tu trabajo —digo—. Ésas son las cosas normales que hace la gente, perdona por interesarmepor tu vida cotidiana.No dice nada. ¿Qué mosca le habrá picado? He tenido un día fantástico y loúltimo que quiero es pelearme con él. Miro al techo y me callo. Descubro quetiene noventa y cinco paneles que sujetan cuarenta tornillos.—Tengo que ducharme —digo un buen rato después.—Pues dúchate —bufa.Pongo los ojos en blanco y cojo la bolsa de aseo.—¿Sabes qué? Pensaba que eso era cosa del pasado y que habías dejado decomportarte como un gilipollas sin motivo —le espeto, y salgo de la habitación.Me tomo mi tiempo en la ducha. Me afeito las piernas y luego las repaso unasegunda vez para el vestido que voy a ponerme mañana, mi primer día deverdad en Vance. Estoy muy nerviosa pero, sobre todo, entusiasmada. OjaláHardin no fuera tan maleducado. Lo único que he hecho ha sido preguntarle porun trabajo del que no me había dicho nada. Debería poder hablar con él de algoasí sin problemas. Hay muchas cosas que no sé de él, y eso me hace sentirincómoda.Intento encontrar un modo de hacérselo entender pero, para cuando vuelvo ala habitación, Hardin se ha ido.
- Page 288 and 289: un segundo.Me voy a toda velocidad
- Page 290 and 291: vibra entonces en su bolsillo y se
- Page 292 and 293: entornando los ojos en la penumbra,
- Page 294 and 295: —¡No me digas lo que tengo que h
- Page 296 and 297: CAPÍTULO 67Karen y Ken están sent
- Page 298 and 299: —Joder, no te vay as —dice con
- Page 300 and 301: CAPÍTULO 68Dejamos de besarnos y m
- Page 302 and 303: Sus palabras me hacen cosas indecib
- Page 304 and 305: —Pero primero, voy a hacerte sent
- Page 306 and 307: bastante trabajo.Parece que no sabe
- Page 308 and 309: —Si espera hasta que volvamos, ta
- Page 310 and 311: No puedo evitar una risita nerviosa
- Page 312 and 313: —Te echaba de menos.Me derrito.
- Page 314 and 315: —¿Es muy raro que me guste lo pu
- Page 316 and 317: admiro cómo el agua salpica nuestr
- Page 318 and 319: —¡Hardin! —lo llama Ken cuando
- Page 320 and 321: La idea de ser lo que Hardin precis
- Page 322 and 323: Abajo, me despido de Ken y de Karer
- Page 324 and 325: sienta a su lado en un taburete. Me
- Page 326 and 327: —Lo sé… Pero vosotros habéis
- Page 328 and 329: CAPÍTULO 74Hardin sigue la direcci
- Page 330 and 331: enfermiza—. Y ¿te crees que él
- Page 332 and 333: CAPÍTULO 75Al final, Hardin se que
- Page 334 and 335: Cierro los ojos y noto la tensión
- Page 336 and 337: Me río nerviosa.—Le recordaré l
- Page 340 and 341: CAPÍTULO 77Me molesta muchísimo l
- Page 342 and 343: —No, eso no es verdad. Sólo es q
- Page 344 and 345: Me besa cuando gimoteo en protesta.
- Page 346 and 347: Asiento.—Yo también te tengo gan
- Page 348 and 349: Asiento y se acerca más a mí y ap
- Page 350 and 351: perdiendo. No obstante, sé que mi
- Page 352 and 353: que se casara con él sin decirle q
- Page 354 and 355: con Hardin, escogiendo las cortinas
- Page 356 and 357: Pensaba que… que te estabas arrep
- Page 358 and 359: educada, igual que él. ¿Por qué
- Page 360 and 361: CAPÍTULO 81Hardin se marcha despu
- Page 362 and 363: Decidimos ir al centro comercial a
- Page 364 and 365: —¿Qué te pasa? —Es obvio que
- Page 366 and 367: CAPÍTULO 82Cuando llegamos a la re
- Page 368 and 369: —No, nunca.—¿Por qué no?—No
- Page 370 and 371: Frunce el ceño pero se recupera r
- Page 372 and 373: CAPÍTULO 83Hardin ve a Jace al mis
- Page 374 and 375: chicas, entre ellas Steph, pero por
- Page 376 and 377: que nadie pueda protestar.—Vuelve
- Page 378 and 379: común y espeto:—Ya juego y o.—
- Page 380 and 381: CAPÍTULO 84Me echo hacia atrás ap
- Page 382 and 383: —No lo creo —le digo. No soport
- Page 384 and 385: —Yo… A veces pierdo el control.
- Page 386 and 387: aparto.—Voy a correrme… —me d
implicación.
—¿Y te gusta?
—Sí, Tessa, me gusta. —Su tono es un poco borde.
—Qué bien. ¿Quieres trabajar para Portland Independent cuando te gradúes?
—No sé lo que quiero hacer. —Pone los ojos en blanco.
—¿He dicho algo malo? —pregunto.
—No, sólo es que siempre haces demasiadas preguntas.
—¿Qué? —¿Está siendo sarcástico o lo dice en serio?
—No necesitas saber hasta el último detalle de mi vida —salta.
—Sólo quería charlar un rato, conversar con normalidad sobre tu trabajo —
digo—. Ésas son las cosas normales que hace la gente, perdona por interesarme
por tu vida cotidiana.
No dice nada. ¿Qué mosca le habrá picado? He tenido un día fantástico y lo
último que quiero es pelearme con él. Miro al techo y me callo. Descubro que
tiene noventa y cinco paneles que sujetan cuarenta tornillos.
—Tengo que ducharme —digo un buen rato después.
—Pues dúchate —bufa.
Pongo los ojos en blanco y cojo la bolsa de aseo.
—¿Sabes qué? Pensaba que eso era cosa del pasado y que habías dejado de
comportarte como un gilipollas sin motivo —le espeto, y salgo de la habitación.
Me tomo mi tiempo en la ducha. Me afeito las piernas y luego las repaso una
segunda vez para el vestido que voy a ponerme mañana, mi primer día de
verdad en Vance. Estoy muy nerviosa pero, sobre todo, entusiasmada. Ojalá
Hardin no fuera tan maleducado. Lo único que he hecho ha sido preguntarle por
un trabajo del que no me había dicho nada. Debería poder hablar con él de algo
así sin problemas. Hay muchas cosas que no sé de él, y eso me hace sentir
incómoda.
Intento encontrar un modo de hacérselo entender pero, para cuando vuelvo a
la habitación, Hardin se ha ido.