After - Anna Todd

02.05.2023 Views

enfermiza—. Y ¿te crees que él está enamorado de ti?—La quiero —la interrumpe Hardin.—¡Por supuesto! —Echa la cabeza atrás.—Mamá…—Te lo advierto, Theresa: si sigues viéndolo tendrás que cargar con lasconsecuencias. Me marcho, pero espero que me llames cuando se te hayanaclarado las ideas.Sale de mi habitación hecha una furia y me asomo por la puerta para verlaavanzar por el pasillo. El eco de sus tacones se oye en toda la residencia.—Lo siento —digo volviéndome hacia Hardin.—No tienes por qué disculparte. —Me coge la cara entre las manos—. Estoyorgulloso de que le hay as plantado cara.Me da un beso en la punta de la nariz. Miro alrededor y me pregunto cómohemos acabado así. Apoy o la cabeza en el pecho de Hardin y él me masajea losmúsculos tensos del cuello.—Es increíble. No puedo creer que se haya puesto así y que hay aamenazado con dejar de ay udarme a pagar la universidad. Ella no lo paga todo,tengo una beca parcial y varios préstamos de estudios. Sólo aporta el veinte porciento, y la may or parte de ese dinero es para costear la residencia. ¿Y si deja depagarlo? Tendré que buscar un empleo además de hacer las prácticas —sollozo.Su mano se traslada a mi cabeza y la atrae hacia sí para que pueda llorar ensu pecho.—Ya, y a… No pasa nada. Encontraremos una solución. Puedes venirte avivir conmigo —dice.Me echo a reír y me enjugo las lágrimas, pero él sigue hablando.—Lo digo en serio. O podríamos buscarnos un apartamento fuera delcampus. Tengo dinero.Alzo la vista para verlo bien.—No lo dirás en serio…—Muy en serio.—No podemos irnos a vivir juntos. —Me río mientras sorbo por la nariz.—¿Por qué no?—Porque sólo nos conocemos de hace dos meses y nos hemos pasado casitodo ese tiempo discutiendo —le recuerdo.—¿Y? Este fin de semana no hemos reñido ni una vez.Me sonríe y me río a carcajadas.—Estás loco. No voy a irme a vivir contigo —replico, y Hardin me abraza denuevo.—Piénsalo. Además, quiero dejar la fraternidad. No sé si lo has notado, perono encajo —dice, y él también se echa a reír.Es verdad. Su pequeño grupo de amigos y él son los únicos allí que no llevan

polos y pantalones de pinzas.—Sólo me uní a la fraternidad para cabrear a mi padre, pero no hafuncionado todo lo bien que esperaba.—Si no te gusta la fraternidad, puedes irte a vivir tú solo a un apartamento —digo.Ni de broma voy a irme a vivir con él tan pronto.—Sí, pero eso no sería tan divertido. —Sonríe y me mira levantando lascejas.—Seguiríamos divirtiéndonos.Su sonrisa picarona crece. Me coge el trasero con las dos manos y lo pellizca.—¡Hardin! —lo riño en broma.La puerta se abre entonces y el corazón se me sale por la boca. Recuerdo lafuria de mi madre y me aterra que vuelva a por la segunda ronda.Así que es un gran alivio cuando veo a Steph y a Tristan.—Parece que nos hemos perdido una buena. Tu madre acaba de sacarme eldedo en el aparcamiento —dice Steph, y no puedo evitar que me haga gracia.

polos y pantalones de pinzas.

—Sólo me uní a la fraternidad para cabrear a mi padre, pero no ha

funcionado todo lo bien que esperaba.

—Si no te gusta la fraternidad, puedes irte a vivir tú solo a un apartamento —

digo.

Ni de broma voy a irme a vivir con él tan pronto.

—Sí, pero eso no sería tan divertido. —Sonríe y me mira levantando las

cejas.

—Seguiríamos divirtiéndonos.

Su sonrisa picarona crece. Me coge el trasero con las dos manos y lo pellizca.

—¡Hardin! —lo riño en broma.

La puerta se abre entonces y el corazón se me sale por la boca. Recuerdo la

furia de mi madre y me aterra que vuelva a por la segunda ronda.

Así que es un gran alivio cuando veo a Steph y a Tristan.

—Parece que nos hemos perdido una buena. Tu madre acaba de sacarme el

dedo en el aparcamiento —dice Steph, y no puedo evitar que me haga gracia.

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