After - Anna Todd
sienta a su lado en un taburete. Me sonríe también.—Ah, gracias.Parece que en este campus sirven alcohol a diestro y siniestro aunque nadietenga edad de beber. O que esta gente sólo va a esa clase de sitios. La camarerame asegura que mi comida estará lista dentro de un momento y se va.Zed y Nate no tardan en venir a mi mesa, apartar las sillas de enfrente ysentarse. Espero que Zed no esté enfadado conmigo por lo del viernes.—Eres la última persona a la que esperaba ver aquí, menos aún en domingo—dice Nate.—Ya, he venido por accidente. Quería cenar comida china, pero elrestaurante estaba cerrado.—¿Has visto a Hardin? —me pregunta Zed con una sonrisa.Mira a Nate, que le devuelve una mirada misteriosa, y luego ambos memiran a mí.—No. Hace y a rato que no. ¿Y vosotros? —Los nervios me traicionan.—Hace horas que no, pero vendrá pronto —responde Nate.—¿Aquí? —aúllo.Llega la comida pero y a no tengo hambre. ¿Y si Molly viene con él? Nopodré soportarlo, no después del fin de semana que hemos pasado juntos.—Sí, venimos a menudo. Puedo llamarlo y preguntarle a qué hora tienepensado llegar —sugiere Zed, pero niego con la cabeza.—No, no hace falta. Yo ya me iba. —Miro alrededor para pedir la cuenta.—¿No te ha gustado la copa? —pregunta Zed.—La verdad es que no la he probado. Gracias por el detalle, pero deberíairme.—¿Habéis vuelto a discutir? —pregunta.Nate va a decir algo, pero Zed lo hace callar con una mirada. ¿Qué pasaaquí? Le da un trago a su cerveza y vuelve a mirar a Nate.—¿Qué os ha contado? —pregunto.—Nada, sólo que os lleváis mejor —responde Zed por él.El pequeño bar empieza a resultarme claustrofóbico y no veo el momento demarcharme.—¡Mira! ¡Aquí están! —dice Nate.Miro rápidamente hacia la puerta y veo a Hardin, a Logan, a Tristan, a Stephy a Molly. Lo sabía. Sé que son amigos y no quiero parecer una locacontroladora, pero no soporto ver a Hardin cerca de esa chica.Cuando los ojos de Hardin encuentran los míos parece sorprendido y diríaque también un poco asustado. Otra vez no. La camarera pasa junto a la mesa.—¿Podría ponerme la comida para llevar y traerme la cuenta, por favor? —le pregunto.Parece sorprendida, luego mira al grupo que acaba de llegar y los saluda
antes de regresar a la cocina.—¿Por qué te vas? —pregunta Steph.Los cinco se sientan a la mesa de al lado. Me niego a mirar a Hardin. Odiocómo se comporta cuando está con sus amigos. ¿Por qué no puede seguir siendoel mismo chico que he tenido para mí todo el fin de semana?—Yo… Es que tengo que estudiar —miento.Me sonríe alentada.—Deberías quedarte. ¡Estudias demasiado!Toda esperanza de que Hardin me coja en brazos y me diga que me haechado de menos se ha desvanecido. La camarera vuelve con mi comida, le doyun billete de veinte y me levanto dispuesta a marcharme.—Que lo paséis bien —les digo.Miro a Hardin y luego al suelo.—Espera —dice él.Me vuelvo y lo miro. Por favor, que no me suelte una burrada de mal gusto yque no vuelva a besar a Molly.—¿No vas a darme un beso de buenas noches? —sonríe.Miro a sus amigos, que parecen sorprendidos, pero sobre todo confusos.—¿Qué?… —balbuceo. Me pongo recta y lo miro otra vez.—¿Ibas a irte sin darme un beso?Se levanta y camina hacia mí. Esto era lo que y o quería, pero me estámirando todo el mundo y estoy incomodísima.—Pues… —No sé qué decir.—Y ¿por qué iba a besarte? —dice Molly entre risas.« Dios, es que no la soporto.»—Pues porque están juntos, obviamente —la informa Steph.—¿Qué? —exclama Molly.—Cállate la boca, Molly —le espeta Zed, y quiero darle las gracias pero hayalgo en el tono de su voz que hace que me pregunte por qué ha elegidoprecisamente esas palabras. Esto no es incómodo, sino lo siguiente.—Adiós, chicos —digo, y echo a andar hacia la puerta.Hardin me sigue y me coge de la muñeca.—¿Por qué te vas? Y ¿qué estabas haciendo aquí?—Tenía hambre y he venido a por algo de comer. Y ahora me marchoporque me estabas ignorando y …—No te estaba ignorando, es que no sabía qué hacer o decir. No esperabaverte aquí. Me ha pillado por sorpresa —explica.—Sí, y a lo imagino. No me has mandado ni un solo mensaje en todo el día yahora estás aquí… ¿con Molly? —Mi voz suena mucho más quejumbrosa de loque me gustaría.—Y también con Logan, Tristan y Steph, no sólo Molly —recalca.
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antes de regresar a la cocina.
—¿Por qué te vas? —pregunta Steph.
Los cinco se sientan a la mesa de al lado. Me niego a mirar a Hardin. Odio
cómo se comporta cuando está con sus amigos. ¿Por qué no puede seguir siendo
el mismo chico que he tenido para mí todo el fin de semana?
—Yo… Es que tengo que estudiar —miento.
Me sonríe alentada.
—Deberías quedarte. ¡Estudias demasiado!
Toda esperanza de que Hardin me coja en brazos y me diga que me ha
echado de menos se ha desvanecido. La camarera vuelve con mi comida, le doy
un billete de veinte y me levanto dispuesta a marcharme.
—Que lo paséis bien —les digo.
Miro a Hardin y luego al suelo.
—Espera —dice él.
Me vuelvo y lo miro. Por favor, que no me suelte una burrada de mal gusto y
que no vuelva a besar a Molly.
—¿No vas a darme un beso de buenas noches? —sonríe.
Miro a sus amigos, que parecen sorprendidos, pero sobre todo confusos.
—¿Qué?… —balbuceo. Me pongo recta y lo miro otra vez.
—¿Ibas a irte sin darme un beso?
Se levanta y camina hacia mí. Esto era lo que y o quería, pero me está
mirando todo el mundo y estoy incomodísima.
—Pues… —No sé qué decir.
—Y ¿por qué iba a besarte? —dice Molly entre risas.
« Dios, es que no la soporto.»
—Pues porque están juntos, obviamente —la informa Steph.
—¿Qué? —exclama Molly.
—Cállate la boca, Molly —le espeta Zed, y quiero darle las gracias pero hay
algo en el tono de su voz que hace que me pregunte por qué ha elegido
precisamente esas palabras. Esto no es incómodo, sino lo siguiente.
—Adiós, chicos —digo, y echo a andar hacia la puerta.
Hardin me sigue y me coge de la muñeca.
—¿Por qué te vas? Y ¿qué estabas haciendo aquí?
—Tenía hambre y he venido a por algo de comer. Y ahora me marcho
porque me estabas ignorando y …
—No te estaba ignorando, es que no sabía qué hacer o decir. No esperaba
verte aquí. Me ha pillado por sorpresa —explica.
—Sí, y a lo imagino. No me has mandado ni un solo mensaje en todo el día y
ahora estás aquí… ¿con Molly? —Mi voz suena mucho más quejumbrosa de lo
que me gustaría.
—Y también con Logan, Tristan y Steph, no sólo Molly —recalca.