02.05.2023 Views

After - Anna Todd

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

La idea de ser lo que Hardin precisa hace que me sienta necesitada de un

modo que desconocía. Me siento más real, fundamental en su vida, y echo la

cabeza atrás mientras lo tengo entre las piernas y su lengua baila con la mía.

—Más cerca —gime en mi boca.

Sus manos me cogen por la corva de las rodillas y tiran hasta que estoy

sentada justo en el borde. Me agarro a sus vaqueros y separa nuestras bocas.

—¿Qué…? —dice mirándome con una ceja enarcada.

Debe de pensar que estoy loca. Primero vengo a ay udarlo a romper cosas y

ahora intento desnudarlo. Es posible que lo esté, pero ahora mismo no me

importa. Lo único que importa son las sombras curvas en la clavícula de Hardin,

bañada por la luz de la luna que entra por la ventana, el modo en que me coge la

cara como si fuera muy frágil a pesar de que hace unos minutos estaba dispuesto

a romper todo lo que hay en la habitación.

Le respondo sin palabras enroscando las piernas en su cuerpo y estrechándolo

con fuerza.

—Creía que ibas a entrar hecha una furia y a mandarme a paseo —sonríe, y

apoy a la frente en la mía.

—Pues te has equivocado —replico con una sonrisa de satisfacción.

—Mucho. No quiero volver a bajar esta noche —me dice estudiando mi

reacción.

—Me parece bien. No tienes por qué.

Se relaja y esconde la cabeza en el hueco de mi cuello. Me sorprende lo fácil

que resulta. Esperaba que la pagara conmigo, que intentara echarme, pero aquí

está, apoy ado en mi hombro. Se nota que está tratando de llevar esta relación lo

mejor que sabe, pese a que el chico es la contradicción andante.

—Te quiero —le digo, y noto cómo el aro del labio se mueve contra mi cuello

cuando sonríe.

—Te quiero —contesta.

—¿Quieres hablarlo? —pregunto, pero él niega con la cabeza todavía

escondida en mi cuello—. Vale. ¿Te apetece ver una película? ¿Una comedia? —

sugiero.

Tras una larga pausa, mira la cama.

—¿Te has traído el portátil? —Asiento y continúa—: Vamos a ver Todos los

días de mi vida —sugiere, y me echo a reír.

—¿Quieres decir esa película que tanto detestas?

—Sí… Bueno, detestar es una palabra muy fuerte. Sólo creo que es una

historia de amor sentimental y mediocre —me corrige.

—Entonces ¿por qué quieres verla?

—Porque quiero verte a ti viéndola —responde convencido.

Recuerdo cómo me estuvo mirando todo el rato cuando la vimos en mi

habitación. Parece que hace siglos de aquello. No tenía ni idea de lo que iba a

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!