After - Anna Todd

02.05.2023 Views

CAPÍTULO 10Cuando llego a la escalera no puedo evitar que las lágrimas rueden por mismejillas. Por el momento detesto la universidad, y eso que ni siquiera hancomenzado las clases. ¿Por qué no podía tocarme una compañera de habitaciónque se pareciese un poco más a mí? A estas horas y a debería estar durmiendo,preparándome para el lunes. Esta clase de fiestas no van conmigo, y desde luegono quiero relacionarme con este tipo de gente. Steph me cae bien, pero no quierotener que enfrentarme a escenas como ésta y a personas como Hardin. Esechico es un misterio para mí; ¿por qué tiene que comportarse siempre como uncapullo? Pero entonces pienso en los libros de su pequeña biblioteca. ¿Para quélos tiene? Es imposible que un capullo tatuado, irrespetuoso y grosero como élpueda disfrutar de esas magníficas obras. La única cosa que me lo imaginoleyendo es la etiqueta de una botella de cerveza.Mientras me seco las mejillas húmedas me doy cuenta de que no tengo niidea de dónde se encuentra esta casa, ni de cómo volver a la residencia. Cuantomás pienso en mi decisión de esta noche, más frustrada y angustiada me siento.Debería haberlo pensado bien; ésa es precisamente la razón por la que megusta planearlo todo, para que no pasen estas cosas. La casa sigue abarrotada, yla música está demasiado alta. No encuentro a Nate por ninguna parte; ni a Zed.Tal vez debería buscar una habitación cualquiera en el piso de arriba y echarmea dormir en el suelo. Hay al menos quince habitaciones, y con un poco de suertea lo mejor encuentro una vacía. A pesar de mis esfuerzos por ocultar misemociones, no lo consigo, y no quiero derrumbarme y que todo el mundo mevea así. Doy media vuelta, me meto en el baño donde ha vomitado Steph y mesiento en el suelo con la cabeza entre las rodillas.Llamo a Noah de nuevo, y esta vez responde al segundo tono.—¿Tess? Es tarde, ¿estás bien? —dice medio adormilado.—Sí. No. He ido a una estúpida fiesta con mi compañera de habitación yahora estoy atrapada en la casa de una fraternidad sin un sitio donde dormir y notengo manera de llegar a la residencia —sollozo a través de la línea.Sé que mi problema no es de vida o muerte, pero me siento tremendamentefrustrada conmigo misma por haberme metido en esta situación tan agobiante.—¿Una fiesta? ¿Con esa chica pelirroja? —dice sorprendido.—Sí, con Steph. Pero en este momento está inconsciente.—Pero ¿cómo se te ocurre salir con ella? Es tan… Bueno, no es alguien conquien tú te relacionarías habitualmente —dice, y el tono de reproche que destila

su voz me irrita.Quería que me dijera que todo irá bien, que mañana será otro día…, algopositivo, y que me animara, no algo tan sentencioso y severo.—Pues a eso me refiero, Noah… —Suspiro, pero entonces alguien intentaabrir la puerta del baño y me pongo en guardia—. ¡Un momento! —grito a lapersona que está fuera.Me seco los ojos con un poco de papel higiénico, pero sólo consigoemborronarme aún más la ray a del ojo. Ésta es justo la razón por la que nuncasuelo maquillarme.—Ahora te llamo; alguien necesita entrar en el baño —le digo a Noah, ycuelgo antes de que proteste.La persona que está al otro lado de la puerta empieza a aporrearla, y y ogruño y me apresuro a abrirla, secándome los ojos de nuevo.—¡He dicho un mom…!Me detengo al instante al encontrarme de frente con unos penetrantes ojosverdes.

CAPÍTULO 10

Cuando llego a la escalera no puedo evitar que las lágrimas rueden por mis

mejillas. Por el momento detesto la universidad, y eso que ni siquiera han

comenzado las clases. ¿Por qué no podía tocarme una compañera de habitación

que se pareciese un poco más a mí? A estas horas y a debería estar durmiendo,

preparándome para el lunes. Esta clase de fiestas no van conmigo, y desde luego

no quiero relacionarme con este tipo de gente. Steph me cae bien, pero no quiero

tener que enfrentarme a escenas como ésta y a personas como Hardin. Ese

chico es un misterio para mí; ¿por qué tiene que comportarse siempre como un

capullo? Pero entonces pienso en los libros de su pequeña biblioteca. ¿Para qué

los tiene? Es imposible que un capullo tatuado, irrespetuoso y grosero como él

pueda disfrutar de esas magníficas obras. La única cosa que me lo imagino

leyendo es la etiqueta de una botella de cerveza.

Mientras me seco las mejillas húmedas me doy cuenta de que no tengo ni

idea de dónde se encuentra esta casa, ni de cómo volver a la residencia. Cuanto

más pienso en mi decisión de esta noche, más frustrada y angustiada me siento.

Debería haberlo pensado bien; ésa es precisamente la razón por la que me

gusta planearlo todo, para que no pasen estas cosas. La casa sigue abarrotada, y

la música está demasiado alta. No encuentro a Nate por ninguna parte; ni a Zed.

Tal vez debería buscar una habitación cualquiera en el piso de arriba y echarme

a dormir en el suelo. Hay al menos quince habitaciones, y con un poco de suerte

a lo mejor encuentro una vacía. A pesar de mis esfuerzos por ocultar mis

emociones, no lo consigo, y no quiero derrumbarme y que todo el mundo me

vea así. Doy media vuelta, me meto en el baño donde ha vomitado Steph y me

siento en el suelo con la cabeza entre las rodillas.

Llamo a Noah de nuevo, y esta vez responde al segundo tono.

—¿Tess? Es tarde, ¿estás bien? —dice medio adormilado.

—Sí. No. He ido a una estúpida fiesta con mi compañera de habitación y

ahora estoy atrapada en la casa de una fraternidad sin un sitio donde dormir y no

tengo manera de llegar a la residencia —sollozo a través de la línea.

Sé que mi problema no es de vida o muerte, pero me siento tremendamente

frustrada conmigo misma por haberme metido en esta situación tan agobiante.

—¿Una fiesta? ¿Con esa chica pelirroja? —dice sorprendido.

—Sí, con Steph. Pero en este momento está inconsciente.

—Pero ¿cómo se te ocurre salir con ella? Es tan… Bueno, no es alguien con

quien tú te relacionarías habitualmente —dice, y el tono de reproche que destila

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!