After - Anna Todd
CAPÍTULO 67Karen y Ken están sentados en el sofá de la sala de estar y levantan la cabezacuando entramos.—¡Hardin! ¿Qué ha pasado? —pregunta su padre asustado.Se pone en pie de un brinco y viene hacia nosotros, pero Hardin lo aparta.—Estoy bien —gruñe.—¿Qué le ha pasado? —me pregunta Ken.—Se ha metido en una pelea, pero no me ha dicho ni con quién ni por qué.—¡Hola! Estoy aquí. ¡Y he dicho que estoy bien, joder! —dice Hardiniracundo.—¡No le hables así a tu padre! —lo regaño y él abre unos ojos como platos.En vez de gritarme, me coge de la muñeca con la mano magullada y mesaca de la habitación. Ken y Karen se quedan hablando sobre Hardin, que hallegado cubierto de sangre, mientras él me arrastra escaleras arriba. Oigo a supadre, que se pregunta en voz alta cómo es que últimamente aparece tanto porcasa cuando antes nunca solía hacerlo.Cuando llegamos a su habitación, Hardin me da la vuelta, me sujeta por lasmuñecas contra la pared y se me acerca. Nuestras caras están a escasoscentímetros.—No vuelvas a hacer eso nunca —masculla.—¿El qué? Suéltame ahora mismo.Pone los ojos en blanco pero me suelta y se dirige a la cama. Yo me quedojunto a la puerta.—No vuelvas a decirme cómo debo hablarle a mi padre. Preocúpate de turelación con el tuy o antes de intentar meterte en la mía.En cuanto ha terminado de pronunciar la frase, se da cuenta de lo que hadicho y de inmediato le cambia la expresión.—Perdona… No quería decir eso… Se me ha escapado.Se me acerca con los brazos abiertos, pero y o me pego a la puerta.—Sí, siempre se te escapa, ¿verdad?No puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas. Se ha pasado muchometiendo a mi padre en esto, incluso para ser Hardin. Es demasiado.—Tess, y o… —empieza a decir, pero se calla cuando levanto una mano.« ¿Qué hago aquí?»¿Por qué sigo pensando que pondrá fin a la retahíla de insultos el tiemposuficiente para mantener una conversación de verdad conmigo? Porque soy
imbécil, por eso.—No pasa nada, de verdad —digo—. Es tu forma de ser, siempre haces lomismo. Buscas el punto débil de los demás y vas a por él. Lo aprovechas.¿Cuánto tiempo llevas esperando para poder decir algo sobre mi padre? ¡Apuestoa que desde que nos conocimos! —grito.—¡Joder, no! ¡No es verdad! —grita aún más fuerte que y o—. ¡Lo he dichosin pensar! ¡Y no te hagas la inocente porque me has provocado a propósito!—¿Que yo te he provocado? ¡Me parto! ¡Explícate, por favor! —Sé que senos oy e en toda la casa pero, por una vez, me da igual.—¡Siempre me estás buscando las cosquillas! ¡Siempre buscas peleaconmigo! ¡Estás saliendo con Zed, joder! ¿Acaso crees que me gusta ponermeasí? ¿Crees que me gusta no poder controlarme? Odio que me saques de quicio.¡Detesto no poder dejar de pensar en ti! ¡Te odio… de verdad! Eres una críapretenciosa… —Se interrumpe y me mira.Me obligo a sostenerle la mirada, a fingir que no me ha hecho pedazos concada sílaba.—¡A esto justamente me refiero! —añade. Se pasa las manos por el pelo yempieza a dar vueltas por la habitación—. ¡Me vuelves loco, joder, loco deremate! ¿Y luego vas y tienes el valor de preguntarme si te quiero? ¿Por quécoño me preguntas eso? ¿Porque te lo dije una vez por accidente? Ya te he dichoque no lo dije en serio, ¿por qué tienes que sacar el tema otra vez? ¿Es que temola que te rechacen? ¿Por eso vuelves siempre a por más?Quiero echar a correr, salir de esta habitación y no mirar atrás nunca más.Tengo que echar a correr. Tengo que salir de aquí.Intento contenerlo pero me ha encendido y enfadado tanto, que grito lo únicoque sé que va a poder con él, que acabará con su control:—No, ¡vuelvo siempre porque te quiero!Me tapo la boca, deseando poder retirar lo que acabo de decir. No puedeherirme más de lo que y a lo ha hecho y no quiero preguntarme dentro de unosaños qué habría dicho si le hubiera confesado lo que siento por él. Puedo soportarque no me quiera. Me metí en esto a sabiendas de cómo es Hardin.Está patidifuso.—¿Que tú qué? —Parpadea muy rápido, intentando procesar las palabras.—Adelante, dime otra vez lo mucho que me odias. Dime que soy una bobapor querer a alguien que no me soporta —replico. Mi voz es casi un quejido, y nosé de dónde sale. Me seco los ojos y lo miro otra vez, sintiendo que me haderrotado y que necesito abandonar el campo de batalla para lamerme lasheridas—. Me voy.Me dispongo a darme la vuelta para marcharme cuando de una zancadaacorta la distancia que nos separa. Me niego a mirarlo a la cara cuando me ponela mano en el hombro.
- Page 246 and 247: CAPÍTULO 57A la mañana siguiente
- Page 248 and 249: —. ¿Todo bien? —me pregunta.Lo
- Page 250 and 251: Vance era supersimpático y tu padr
- Page 252 and 253: CAPÍTULO 58Durante el paseo de vue
- Page 254 and 255: —¿Puedo ay udarla con algo?—De
- Page 256 and 257: aquí?»Me trago la ansiedad y entr
- Page 258 and 259: —¿Verdad o desafío? —dice Ste
- Page 260 and 261: —¿Y si charlamos un rato? —dic
- Page 262 and 263: CAPÍTULO 60Nunca he sido deportist
- Page 264 and 265: nada que perder—. Me soltaste ese
- Page 266 and 267: —Tessa…, yo… yo…—¿Qué?
- Page 268 and 269: entren ganas de reír.Es la mejor p
- Page 270 and 271: cerrar el pico—. En realidad no e
- Page 272 and 273: te quiero, cosa que dices que ya sa
- Page 274 and 275: —¿Lo habéis arreglado?—No. Bu
- Page 276 and 277: sea miércoles; sólo faltan dos d
- Page 278 and 279: amaba a Catherine con locura, tanto
- Page 280 and 281: El jueves transcurre con normalidad
- Page 282 and 283: —¿A qué se refiere?—Bueno, no
- Page 284 and 285: Karen como Dakota intentan disimula
- Page 286 and 287: CAPÍTULO 65Aparco junto al coche d
- Page 288 and 289: un segundo.Me voy a toda velocidad
- Page 290 and 291: vibra entonces en su bolsillo y se
- Page 292 and 293: entornando los ojos en la penumbra,
- Page 294 and 295: —¡No me digas lo que tengo que h
- Page 298 and 299: —Joder, no te vay as —dice con
- Page 300 and 301: CAPÍTULO 68Dejamos de besarnos y m
- Page 302 and 303: Sus palabras me hacen cosas indecib
- Page 304 and 305: —Pero primero, voy a hacerte sent
- Page 306 and 307: bastante trabajo.Parece que no sabe
- Page 308 and 309: —Si espera hasta que volvamos, ta
- Page 310 and 311: No puedo evitar una risita nerviosa
- Page 312 and 313: —Te echaba de menos.Me derrito.
- Page 314 and 315: —¿Es muy raro que me guste lo pu
- Page 316 and 317: admiro cómo el agua salpica nuestr
- Page 318 and 319: —¡Hardin! —lo llama Ken cuando
- Page 320 and 321: La idea de ser lo que Hardin precis
- Page 322 and 323: Abajo, me despido de Ken y de Karer
- Page 324 and 325: sienta a su lado en un taburete. Me
- Page 326 and 327: —Lo sé… Pero vosotros habéis
- Page 328 and 329: CAPÍTULO 74Hardin sigue la direcci
- Page 330 and 331: enfermiza—. Y ¿te crees que él
- Page 332 and 333: CAPÍTULO 75Al final, Hardin se que
- Page 334 and 335: Cierro los ojos y noto la tensión
- Page 336 and 337: Me río nerviosa.—Le recordaré l
- Page 338 and 339: andar y es un alivio descubrir que
- Page 340 and 341: CAPÍTULO 77Me molesta muchísimo l
- Page 342 and 343: —No, eso no es verdad. Sólo es q
- Page 344 and 345: Me besa cuando gimoteo en protesta.
CAPÍTULO 67
Karen y Ken están sentados en el sofá de la sala de estar y levantan la cabeza
cuando entramos.
—¡Hardin! ¿Qué ha pasado? —pregunta su padre asustado.
Se pone en pie de un brinco y viene hacia nosotros, pero Hardin lo aparta.
—Estoy bien —gruñe.
—¿Qué le ha pasado? —me pregunta Ken.
—Se ha metido en una pelea, pero no me ha dicho ni con quién ni por qué.
—¡Hola! Estoy aquí. ¡Y he dicho que estoy bien, joder! —dice Hardin
iracundo.
—¡No le hables así a tu padre! —lo regaño y él abre unos ojos como platos.
En vez de gritarme, me coge de la muñeca con la mano magullada y me
saca de la habitación. Ken y Karen se quedan hablando sobre Hardin, que ha
llegado cubierto de sangre, mientras él me arrastra escaleras arriba. Oigo a su
padre, que se pregunta en voz alta cómo es que últimamente aparece tanto por
casa cuando antes nunca solía hacerlo.
Cuando llegamos a su habitación, Hardin me da la vuelta, me sujeta por las
muñecas contra la pared y se me acerca. Nuestras caras están a escasos
centímetros.
—No vuelvas a hacer eso nunca —masculla.
—¿El qué? Suéltame ahora mismo.
Pone los ojos en blanco pero me suelta y se dirige a la cama. Yo me quedo
junto a la puerta.
—No vuelvas a decirme cómo debo hablarle a mi padre. Preocúpate de tu
relación con el tuy o antes de intentar meterte en la mía.
En cuanto ha terminado de pronunciar la frase, se da cuenta de lo que ha
dicho y de inmediato le cambia la expresión.
—Perdona… No quería decir eso… Se me ha escapado.
Se me acerca con los brazos abiertos, pero y o me pego a la puerta.
—Sí, siempre se te escapa, ¿verdad?
No puedo evitar que los ojos se me llenen de lágrimas. Se ha pasado mucho
metiendo a mi padre en esto, incluso para ser Hardin. Es demasiado.
—Tess, y o… —empieza a decir, pero se calla cuando levanto una mano.
« ¿Qué hago aquí?»
¿Por qué sigo pensando que pondrá fin a la retahíla de insultos el tiempo
suficiente para mantener una conversación de verdad conmigo? Porque soy