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After - Anna Todd

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—. ¡He dicho que y o te llevo a casa!

Está a punto de sonreír pero finalmente frunce el ceño y suspira.

—Vale, ¿dónde está tu coche?

La fragancia de Hardin inunda el coche al instante. Sólo que ahora tiene un toque

metálico. Aun así, sigue siendo mi olor favorito. Pongo la calefacción y me froto

los brazos para entrar en calor.

—¿Para qué has venido? —me pregunta mientras saco el coche del

aparcamiento.

—Para buscarte.

Intento recordar todo lo que tenía pensado decirle, pero tengo la mente en

blanco y lo único en lo que puedo pensar es en besarle la boca magullada.

—¿Para qué? —añade en voz baja.

—Para hablar contigo. Tenemos mucho de que hablar.

Tengo ganas de reír y de llorar a la vez y no sé por qué.

—Creía que habías dicho que no teníamos nada que decirnos —replica, y se

vuelve hacia la ventanilla con una parsimonia que de repente me molesta

muchísimo.

—¿Me quieres? —Las palabras salen atropelladas y estranguladas de mi

boca. No tenía pensado decirlas.

Se vuelve hacia mí como si tuviera un resorte en el cuello.

—¿Qué? —pregunta pasmado.

—¿Que si me quieres? —repito. Me preocupa que el corazón se me salga del

pecho.

Hardin mira al frente.

—No puede ser que me hagas esa pregunta mientras vas conduciendo.

—Y ¿qué más da dónde esté o cuándo te lo pregunte? Dímelo y y a está —

casi le suplico.

—Yo… No sé… No lo sé.

Se vuelve de nuevo hacia la ventanilla, como si necesitara escapar.

—Y no puedes preguntarle a alguien si te quiere cuando lo tienes atrapado en

un coche contigo… ¡¿Qué coño te pasa, eh?! —me grita a viva voz.

« Ay y y.»

—Vale —es todo lo que consigo decir.

—¿Para qué quieres saberlo?

—No importa.

Ahora estoy confusa, tanto que mi plan de hablar de nuestros problemas se ha

ido a pique en cuestión de segundos, junto con la escasa dignidad que aún me

quedaba.

—Dime por qué me lo has preguntado —me ordena.

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