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After - Anna Todd

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el móvil y busco su número. Me quedo mirando la pantalla. El sentimiento de

culpa y el sentido común luchan hasta que dejo caer el teléfono sobre la cama.

Parece que tan sólo han transcurrido unos minutos cuando alguien llama a la

puerta. Sé que es Zed porque Hardin nunca se molesta en llamar. Entraría a la

carga como el séptimo de caballería y tiraría todas mis cosas al suelo.

Cuando abro la puerta, me quedo boquiabierta. Zed lleva unos vaqueros

negros ajustados, zapatillas blancas, camiseta y una cazadora vaquera gastada.

Está como un queso.

—Estás preciosa, Tessa —dice, y me da una flor.

« ¿Una flor?»

Me sorprende y me halaga el regalo tan considerado de Zed.

—Gracias. —Sonrío y huelo la cala blanca.

—¿Estás lista? —pregunta con mucha educación.

—Sí, ¿adónde vas a llevarme? —digo mientras caminamos hacia la salida.

—He pensado en algo tranquilo: cena y película —sonríe la mar de contento.

Me dispongo a abrir la puerta del acompañante, pero me detiene.

—Si me permites… —dice con una chispa de travesura en la voz.

—Gracias.

Estoy nerviosa, pero Zed es tan majo que todo parece muy fácil y me relajo.

Cuando los dos estamos sentados en el coche, no enciende la radio, sino que me

da conversación, me pregunta por mi familia y por mis planes para cuando

acabe la universidad. Me cuenta que va a estudiar Ciencias Ambientales en la

WCU, lo cual me sorprende y me intriga.

Llegamos a una cafetería-restaurante muy tranquila y agradable y nos

sentamos en el patio. Pedimos y seguimos charlando hasta que llega la comida.

Zed limpia su plato y luego empieza a quitarme mis patatas fritas.

Blando el tenedor con gesto de amenaza.

—Si me robas otra patata, te mato —protesto.

Me mira con cara de inocente y se echa a reír con la lengua entre los dientes.

Yo también me río durante lo que se me antoja una eternidad. Es fantástico.

—Tienes una risa adorable —me dice, y pongo los ojos en blanco.

Acabamos y endo a ver una comedia barata que no nos gusta a ninguno de los

dos, pero da igual porque nos pasamos el rato gastándonos bromas y, cuando la

película está a punto de terminar, él pone la mano sobre la mía. No es para nada

incómodo, como si ya me hubiera hecho a la idea de que lo iba a hacer, pero no

es lo mismo que con Hardin. Entonces me doy cuenta de que hace horas que no

pienso en él. Es un gran cambio, llevo mucho tiempo pensando en él diariamente

y a todas horas.

Cuando Zed me lleva de vuelta al campus son casi las once. Me alegro de que

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