After - Anna Todd
—¿Verdad o desafío? —dice Steph.—Verdad —contesta.Ella pone los ojos en blanco.—Nenaza. —Su colorido lenguaje nunca deja de sorprenderme—. Vale…¿Es verdad que la semana pasada orinaste en el armario de Tristan? —pregunta,y todos se echan a reír menos y o. No tengo ni idea de qué están hablando.—¡No! ¡Tíos, y a os he dicho que no fui y o! —gruñe, y todo el mundo separte de la risa.Zed me mira y me guiña un ojo entre las carcajadas de todos.No me había dado cuenta antes, pero está bueno. Está muy bueno.—¿Juegas, Tessa? —me pregunta Steph.Asiento. Levanto la vista para ver a Hardin y compruebo que me estámirando. Le sonrío y vuelvo a mirar a Zed. El ceño fruncido de Hardin me aliviaun poco la presión que siento en el pecho. Debería sentirse tan mal como y o.—Vale, ¿verdad o desafío? —pregunta Molly.Cómo no, tenía que ser ella la que me retara.—Desafío —digo con valentía. Sólo Dios sabe lo que me hará hacer.—Te reto a que beses a Zed.Se oyen algunas risitas nerviosas y gritos quedos.—Ya sabemos lo que opina de los besos; elige a otra persona —mascullaHardin.—No pasa nada —replico. Si quiere jugar, jugaremos.—No creo que… —insiste él.—Cierra el pico, Hardin —interviene Steph, y me infunde valor con susonrisa.No me puedo creer que hay a accedido a besar a Zed, y eso que es uno de loshombres más atractivos que he visto. Sólo he besado de verdad a Noah y aHardin; imagino que Johnny en tercero de primaria no cuenta, más que nada,porque sabía a pegamento.—¿Estás segura? —me pregunta Zed. Está intentando parecer preocupado,pero veo en sus rasgos perfectos que no le disgusta la idea.—Segura —digo.Cojo otra copa y me obligo a no mirar a Hardin, no sea que cambie deopinión. Todas las miradas están puestas en nosotros. Zed se me acerca parabesarme. Está frío por el hielo de su copa, y su lengua sabe a zumo de cereza.Sus labios son suaves y firmes a la vez, y su lengua se mueve con destreza con lamía. Noto ese calor en el vientre, no tan intenso como con Hardin, pero es tanagradable que cuando Zed me coge de la cintura, los dos nos ponemos de rodillaspara…—¡Eh, y a está bien, joder!… Ha dicho que os beséis, no que echéis un polvodelante de todo el mundo —protesta Hardin.
Molly le dice que se calle.Lo miro. Está enfadado, más que enfadado. Él se lo ha buscado.Me separo de Zed y noto que se me sonrojan las mejillas cuando todo elmundo se nos queda mirando. Steph levanta dos hermosos pulgares en midirección pero yo agacho la cabeza. Zed parece estar muy contento y yo mesiento avergonzada pero más que satisfecha con la reacción de Hardin.—Tessa, te toca retar a Tristan —dice Zed.Tristan elige desafío, así que le lanzo el reto menos imaginativo posible y lodejo seguir a él.—Zed, ¿verdad o desafío? —pregunta Tristan.Me termino la bebida y, cuanto más bebo, más se adormecen mis emociones.—Desafío —responde Zed, y Steph le susurra a Tristan al oído algo que lohace sonreír.—Te reto a que te lleves a Tessa diez minutos arriba —dice Tristan, y y o meatraganto. Esto y a es pasarse.—¡Muy bueno! —exclama Molly, y se ríe a mi costa.Zed me mira como preguntándome si me parece bien. Sin pensar, me pongoen pie y le cojo la mano. Parece tan sorprendido como los demás, pero selevanta.—Esto no es Verdad o desafío —suelta Hardin—, esto es… Eh… Puf, esto esuna gilipollez.—Y ¿qué más da? Los dos están solteros y es divertido. ¿A ti qué te importa?—le espeta Molly.—A mí… me da igual. Sólo que creo que es ridículo —replica Hardin, y meduele el pecho otra vez.Salta a la vista que no tiene pensado decirles a sus amigos que somos…, queéramos… lo que fuéramos. Me ha estado utilizando todo el tiempo, sólo he sidouna más para él. He sido una tonta, una tonta de campeonato, por creer locontrario.—Bueno, por suerte no es asunto tuy o, Hardin —salto, y me llevo a Zed de lamano.« ¡Toma ya!» , « ¡Joder!» , oigo decir a algunos, y Hardin les suelta unimproperio mientras Zed y y o hacemos mutis por el foro.Encontramos un dormitorio cualquiera al subir la escalera, él cierra la puertay enciende la luz.Ahora que estoy lejos de Hardin empieza a ponerme muy muy nerviosaestar a solas con Zed. Por muy enfadada que esté, no quiero liarme con él.Bueno, no es que no quiera, es que no sé si debo. No soy esa clase de chica.—¿Qué quieres hacer? —pregunto con vocecita chillona.Se echa a reír y me lleva a la cama.« Ay, madre.»
- Page 208 and 209: portado como una idiota. No sabía
- Page 210 and 211: no me muevo. Oigo el latido de su c
- Page 212 and 213: Asiento y trago saliva, y obtengo u
- Page 214 and 215: Lleva en las manos mi ropa y mi bol
- Page 216 and 217: No puede haber dicho eso.—¡¿Per
- Page 218 and 219: por eso somos buenos el uno para el
- Page 220 and 221: CAPÍTULO 52Cuando Hardin interrump
- Page 222 and 223: D e b e r ía s ha be r ve nido c o
- Page 224 and 225: Estoy convencida de que se va a bur
- Page 226 and 227: Esta vez no se ríe, y me siento me
- Page 228 and 229: nerviosa.—Me he llevado una agrad
- Page 230 and 231: CAPÍTULO 54Tras pasar unos minutos
- Page 232 and 233: no te quiero vagando por los pasill
- Page 234 and 235: A la mañana siguiente, la alarma d
- Page 236 and 237: CAPÍTULO 55Landon escucha en silen
- Page 238 and 239: Me echo a reír y él también. Se
- Page 240 and 241: él. Me pidió que le diera tu tel
- Page 242 and 243: —Porque, para cuando llegué aqu
- Page 244 and 245: —¿Qué quieres saber, Tessa? —
- Page 246 and 247: CAPÍTULO 57A la mañana siguiente
- Page 248 and 249: —. ¿Todo bien? —me pregunta.Lo
- Page 250 and 251: Vance era supersimpático y tu padr
- Page 252 and 253: CAPÍTULO 58Durante el paseo de vue
- Page 254 and 255: —¿Puedo ay udarla con algo?—De
- Page 256 and 257: aquí?»Me trago la ansiedad y entr
- Page 260 and 261: —¿Y si charlamos un rato? —dic
- Page 262 and 263: CAPÍTULO 60Nunca he sido deportist
- Page 264 and 265: nada que perder—. Me soltaste ese
- Page 266 and 267: —Tessa…, yo… yo…—¿Qué?
- Page 268 and 269: entren ganas de reír.Es la mejor p
- Page 270 and 271: cerrar el pico—. En realidad no e
- Page 272 and 273: te quiero, cosa que dices que ya sa
- Page 274 and 275: —¿Lo habéis arreglado?—No. Bu
- Page 276 and 277: sea miércoles; sólo faltan dos d
- Page 278 and 279: amaba a Catherine con locura, tanto
- Page 280 and 281: El jueves transcurre con normalidad
- Page 282 and 283: —¿A qué se refiere?—Bueno, no
- Page 284 and 285: Karen como Dakota intentan disimula
- Page 286 and 287: CAPÍTULO 65Aparco junto al coche d
- Page 288 and 289: un segundo.Me voy a toda velocidad
- Page 290 and 291: vibra entonces en su bolsillo y se
- Page 292 and 293: entornando los ojos en la penumbra,
- Page 294 and 295: —¡No me digas lo que tengo que h
- Page 296 and 297: CAPÍTULO 67Karen y Ken están sent
- Page 298 and 299: —Joder, no te vay as —dice con
- Page 300 and 301: CAPÍTULO 68Dejamos de besarnos y m
- Page 302 and 303: Sus palabras me hacen cosas indecib
- Page 304 and 305: —Pero primero, voy a hacerte sent
- Page 306 and 307: bastante trabajo.Parece que no sabe
—¿Verdad o desafío? —dice Steph.
—Verdad —contesta.
Ella pone los ojos en blanco.
—Nenaza. —Su colorido lenguaje nunca deja de sorprenderme—. Vale…
¿Es verdad que la semana pasada orinaste en el armario de Tristan? —pregunta,
y todos se echan a reír menos y o. No tengo ni idea de qué están hablando.
—¡No! ¡Tíos, y a os he dicho que no fui y o! —gruñe, y todo el mundo se
parte de la risa.
Zed me mira y me guiña un ojo entre las carcajadas de todos.
No me había dado cuenta antes, pero está bueno. Está muy bueno.
—¿Juegas, Tessa? —me pregunta Steph.
Asiento. Levanto la vista para ver a Hardin y compruebo que me está
mirando. Le sonrío y vuelvo a mirar a Zed. El ceño fruncido de Hardin me alivia
un poco la presión que siento en el pecho. Debería sentirse tan mal como y o.
—Vale, ¿verdad o desafío? —pregunta Molly.
Cómo no, tenía que ser ella la que me retara.
—Desafío —digo con valentía. Sólo Dios sabe lo que me hará hacer.
—Te reto a que beses a Zed.
Se oyen algunas risitas nerviosas y gritos quedos.
—Ya sabemos lo que opina de los besos; elige a otra persona —masculla
Hardin.
—No pasa nada —replico. Si quiere jugar, jugaremos.
—No creo que… —insiste él.
—Cierra el pico, Hardin —interviene Steph, y me infunde valor con su
sonrisa.
No me puedo creer que hay a accedido a besar a Zed, y eso que es uno de los
hombres más atractivos que he visto. Sólo he besado de verdad a Noah y a
Hardin; imagino que Johnny en tercero de primaria no cuenta, más que nada,
porque sabía a pegamento.
—¿Estás segura? —me pregunta Zed. Está intentando parecer preocupado,
pero veo en sus rasgos perfectos que no le disgusta la idea.
—Segura —digo.
Cojo otra copa y me obligo a no mirar a Hardin, no sea que cambie de
opinión. Todas las miradas están puestas en nosotros. Zed se me acerca para
besarme. Está frío por el hielo de su copa, y su lengua sabe a zumo de cereza.
Sus labios son suaves y firmes a la vez, y su lengua se mueve con destreza con la
mía. Noto ese calor en el vientre, no tan intenso como con Hardin, pero es tan
agradable que cuando Zed me coge de la cintura, los dos nos ponemos de rodillas
para…
—¡Eh, y a está bien, joder!… Ha dicho que os beséis, no que echéis un polvo
delante de todo el mundo —protesta Hardin.