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After - Anna Todd

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—¿Puedo ay udarla con algo?

—De momento, no. Casi he terminado… Ya, listo.

—Espero no haber avisado de que iba a venir con muy poca antelación.

—Ay, no, cielo. Aquí siempre eres bienvenida —me asegura, y se nota que lo

dice de corazón.

Me pasa un delantal y me recojo el pelo en un moño en la coronilla. Landon

se sienta en la bancada y nos habla un par de minutos mientras Karen me enseña

todos los ingredientes necesarios para hacer madalenas caseras. Los echo en el

robot de cocina y lo dejo trabajar al mínimo.

—Ya me siento como una profesional —digo.

Me río y Landon se acerca y me pasa la mano por la mejilla.

—Perdona, es que te habías manchado de harina. —Se ruboriza y sonrío.

Empiezo a verter la masa de las madalenas en los moldes. Cuando termino,

las metemos en el horno y hablamos de la universidad y de nuestra casa. Landon

abandona la « charla de chicas» y se va a ver terminar el partido.

Nos perdemos en la conversación mientras nuestras creaciones se hornean y

se enfrían y, cuando Karen me dice que es hora de ponerles la cobertura, las

miro y me siento muy orgullosa de cómo han salido las mías. Karen me enseña

a usar la manga pastelera para dibujar una letra « L» encima de una madalena,

y la reservo para Landon. Ella, que es una experta, dibuja flores y hojas de

césped en las suy as. Yo hago lo que puedo con las mías.

—La próxima vez haremos galletas. —Sonríe y coloca las madalenas en una

fuente.

—Por mí, genial —le digo, y le doy un mordisco a una de mis madalenas.

Mientras Karen arregla las madalenas para que luzcan en la fuente, me

pregunta:

—¿Dónde está Hardin?

Mastico muy despacio mientras intento comprender por qué ha tenido que

preguntarme eso.

—En su casa —me limito a responder.

Ella frunce el ceño pero no insiste.

Landon reaparece entonces en la cocina y Karen sale para llevarle unas

madalenas a Ken.

—¿Ésa es para mí? —pregunta Landon sosteniendo la madalena con la « L»

chuchurrida.

—Sí, tengo que mejorar mucho con la manga pastelera.

Le da un mordisco.

—Lo importante es que está muy rica —dice con la boca llena.

Me río, y él se limpia la boca.

Mientras me como otra madalena, Landon me habla del partido. Me importa

un comino, pero es muy majo y finjo escucharlo. Mi mente viaja otra vez hacia

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