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After - Anna Todd

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No puede haber dicho eso.

—¡¿Perdona?! —grito.

Me he quedado sin palabras. Nadie me ha hablado nunca de esa forma, nadie

me ha tratado nunca con tan poco respeto como él. Las lágrimas comienzan a

manar de mis ojos cuando aparca el coche.

Antes de que me responda, abro la puerta, cojo mis cosas y salgo corriendo

hacia la residencia. Cruzo por la hierba empapada, y me maldigo por no haber

ido por la acera, pero tengo que alejarme de Hardin todo lo posible. Cuando me

dijo que me deseaba, quería decir sexualmente. Ya lo sabía, pero duele

asimilarlo.

—¡Tessa! —lo oigo gritar.

Uno de los tacones de Steph cae al suelo, pero sigo corriendo. Iré a comprarle

otro par.

—¡Joder, Tessa! ¡Para! —vuelve a gritar.

No esperaba que me siguiera. Me obligo a correr más deprisa y por fin llego

al edificio, donde recorro el pasillo a toda velocidad. Cuando llego a mi

habitación, estoy llorando a moco tendido. Abro la puerta y cierro de un portazo.

Las lágrimas se mezclan con las gotas de lluvia, y me doy la vuelta para buscar

la toalla de baño para secarme…

Me quedo paralizada cuando veo a Noah sentado en mi cama.

« Dios mío, ahora no.» Hardin entrará por esa puerta en cualquier momento.

Noah se levanta y corre hacia mí.

—Tessa, ¿qué ha pasado? ¿Dónde has estado?

Intenta cubrirme la mejilla con la mano, pero giro la cabeza. El dolor se

refleja en su mirada cuando me aparto de su contacto.

—Es… Lo siento muchísimo, Noah —exclamo cuando Hardin abre la puerta

de un tirón, y las bisagras chirrían y crujen por el ímpetu.

A Noah se le desencaja la mandíbula cuando su mirada se encuentra con la

de él. Se aleja de mí con una expresión de horror.

Hardin deja caer el zapato que he perdido antes en el césped y se adentra en

la habitación sin prestarle la más mínima atención a Noah.

—No quería decir eso, lo de antes —dice acercándose a mí.

—¿Estabas con él? —interviene Noah. El odio envenena su voz—. ¿Has estado

con él toda la noche? Y ¿ésa es su ropa? Me he pasado toda la noche y toda la

mañana llamándote y enviándote mensajes. Te he dejado un millón de mensajes

de voz, y ¿estabas con él?

—¿Qué…? —empiezo a decir, pero entonces me vuelvo hacia Hardin—. Has

cogido mi móvil, ¿verdad? ¡Me has borrado los mensajes! —le grito.

Mi mente me dice que le responda a Noah, pero mi corazón sólo tiene ojos

para Hardin.

—Sí…, es verdad —admite.

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