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After - Anna Todd

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CAPÍTULO 51

El viaje es extraño. Sujeto mi ropa sobre el regazo y miro por la ventanilla, a la

espera de que Hardin rompa el silencio que reina entre nosotros. No parece tener

intención de hablar, así que saco el móvil del bolso. Está apagado; debió de

acabarse la batería anoche. Intento encenderlo de todas formas y la pantalla

cobra vida. Me alegra comprobar que no tengo mensajes de voz ni de texto. El

único ruido que se oye en el coche es el de la llovizna y el chirrido de los

limpiaparabrisas.

—¿Sigues enfadada? —pregunta Hardin por fin cuando llegamos al campus.

—No —miento. Enfadada no sería la palabra, sino más bien herida.

—Pues no lo parece. No te comportes como una cría.

—Ya te he dicho que no. Me da exactamente igual que vay as a dejarme en la

residencia para ir a enrollarte con Molly. —Las palabras escapan de mi boca

antes de que pueda detenerlas.

Odio sentirme así por lo suyo con Molly. Me pongo del revés sólo de

imaginarlos juntos. Además, ¿qué es lo que tiene de especial? ¿El pelo rosa?

¿Tatuajes?

—No voy a hacer eso. Aunque tampoco es que deba importarte —espeta.

—Ya, pues te ha faltado tiempo para responder al móvil cuando estaba a

punto de…, bueno, y a sabes —murmuro.

Debería haberme mordido la lengua. No quiero pelearme con Hardin. Sobre

todo cuando no sé cuándo volveré a verlo. Ojalá no hubiera dejado la clase de

literatura. Me saca de mis casillas, de todas y cada una de ellas.

—No es lo que crees, Theresa —dice.

« ¿Ya estamos otra vez con lo de Theresa?»

—¿En serio, Hardin? Porque a mí me parece que sí. De todas formas, me

importa un pimiento. Sabía que esto no duraría —admito por fin, ante él y ante

mí.

La razón por la que no quería irme de la casa de su padre es que sabía que, en

cuanto Hardin y y o estuviéramos solos, volveríamos a esto. Siempre pasa igual.

—¿Qué no duraría?

—Esto… Nosotros. Que te portes bien conmigo. —No me atrevo a mirarlo;

así es como consigue siempre hacer conmigo lo que quiere.

—Y ¿ahora qué? ¿Vas a evitarme durante otra semana? Ambos sabemos que,

para cuando llegue el fin de semana que viene, volverás a estar en mi cama —

me suelta.

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