After - Anna Todd
Antes de que tenga ocasión de responder, Hardin vuelve y doy gracias por nohaber respondido a sus amables pero falsas suposiciones. Hardin no se sienta, sinoque se queda de pie detrás de mí con las manos apoy adas en el respaldo de lasilla.—Deberíamos irnos y a. Tengo que llevar a Tessa de vuelta a la residencia —dice.—Venga, deberíais quedaros a pasar la noche aquí —repone Karen—. Estálloviendo, y tenemos espacio de sobra, ¿verdad, Ken?Su padre asiente.—Claro, ambos estáis invitados.Hardin me mira. Quiero quedarme. Para pasar más tiempo con él en estaespecie de realidad paralela al mundo, sobre todo cuando está de tan buen humor.—Me parece bien —digo.Sin embargo, no quiero que se enfade por querer quedarme más tiempo. Noconsigo descifrar su mirada, pero no parece molesto.—¡Estupendo! —exclama Karen—. Ya está decidido. Voy a enseñarle lahabitación a Tessa… O ¿vas a quedarte con Hardin en la suy a? —pregunta. Nopretende juzgarme, sólo ser amable.—No, preferiría una habitación para mí sola, por favor. Si a usted le parecebien.Hardin me fulmina con la mirada.« Entonces ¿quería que me quedara con él en su habitación?» Me emocionosólo de pensarlo, pero me sentiría incómoda si supieran que Hardin y y o y ahemos llegado a ese punto. Mi sarcástico subconsciente me recuerda que noestamos saliendo, ni nada parecido, así que no es posible que estemos en « esepunto» . Que tengo novio, y que no es Hardin. Lo ignoro, como es habitual, y sigoa Karen hasta el piso de arriba. Me pregunto por qué quiere que nos acostemosy a, pero no tengo la confianza suficiente para preguntárselo.Me conduce a una habitación que está justo enfrente de la de Hardin. No estan grande, pero está decorada con el mismo buen gusto. La cama es un pocopequeña y descansa sobre un marco blanco contra la pared. En las paredes haycolgados varios cuadros de barcos y anclas. Le doy las gracias varias veces, yella vuelve a abrazarme antes de marcharse.Deambulo por la habitación y me paro frente a la ventana. El patio trasero esmucho más grande de lo que pensaba; sólo he visto el porche y los árboles dellado izquierdo. En el lado derecho hay una pequeña construcción que parece uninvernadero, pero no puedo distinguirlo entre la abundante lluvia.Mientras observo la tormenta, dejo volar los pensamientos. Hoy lo he pasadomejor que nunca con Hardin, a pesar de sus numeritos. Me ha dado la mano,algo que nunca hace; me ha cogido por la espalda mientras caminábamos, y seha esforzado en consolarme cuando estaba dándole vueltas a lo de Landon. Es lo
más lejos que hemos llegado en nuestra… amistad, o lo que sea. Ésa es la partecomplicada: sé que no podemos y que no saldremos juntos, pero ¿quizá puedaconformarme con lo que tenemos ahora, sea lo que sea? Nunca había imaginadoque sería la amiga con derecho a roce de nadie, pero sé que no sería capaz deestar lejos de él. Lo he intentado muchas veces, y nunca funciona.Un suave golpe en la puerta me devuelve a la realidad. Espero ver a Karen oa Hardin, pero en su lugar encuentro a Landon cuando abro. Tiene las manosmetidas en los bolsillos y en su bonito rostro luce una ligera y extraña sonrisa.—Hola —dice, y yo sonrío.—Hola, ¿quieres pasar? —le pregunto, y él asiente.Me acerco a la cama y me siento; él tira de la silla pegada a una pequeñamesa en el rincón y toma asiento.—Yo… —decimos ambos al mismo tiempo, y nos reímos.—Tú primero —propone.—Vale. Siento muchísimo que te hayas enterado de lo mío con Hardin de esamanera. No he salido al porche con esa intención. Sólo quería asegurarme de queestaba bien; todo esto de la cena con su padre le estaba afectando mucho, y no sécómo hemos acabado… besándonos. Sé que está fatal por mi parte, y sé que soylo peor por ponerle los cuernos a Noah, pero estoy muy confundida, y heintentado mantenerme alejada de Hardin. De verdad.—No te estoy juzgando, Tessa. Es que me ha sorprendido veros liándoos en elporche. Cuando he salido pensaba que os iba a encontrar gritándoos el uno al otro.—Se ríe y continúa—: Supe que había algo entre vosotros cuando discutisteis enmedio de la clase de literatura, y cuando te quedaste el fin de semana pasado, ycuando él volvió y se peleó conmigo. Los indicios estaban por todas partes, peropensé que me lo contarías, aunque entiendo por qué no lo hiciste.Siento que desaparece una pesada carga de mis hombros.—Entonces ¿no estás enfadado conmigo? ¿Ni me ves de otra forma?Landon niega con la cabeza.—No, claro que no. Aunque me tienes preocupado. No quiero que Hardin tehaga daño, y creo que acabará pasando. Siento decírtelo, pero como amigonecesito que sepas que acabará pasando.Quiero ponerme a la defensiva, o incluso enfadarme, pero una parte de mísabe que tiene razón. Sin embargo, desearía que no fuera así.—Y ¿qué vas a hacer con Noah?Suspiro.—No tengo ni idea. Tengo miedo de arrepentirme si lo dejo con él, pero loque le estoy haciendo no es justo. Necesito un poco más de tiempo paradecidirme.Él asiente.—Landon, me alegra mucho que no estés enfadado conmigo. Antes me he
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más lejos que hemos llegado en nuestra… amistad, o lo que sea. Ésa es la parte
complicada: sé que no podemos y que no saldremos juntos, pero ¿quizá pueda
conformarme con lo que tenemos ahora, sea lo que sea? Nunca había imaginado
que sería la amiga con derecho a roce de nadie, pero sé que no sería capaz de
estar lejos de él. Lo he intentado muchas veces, y nunca funciona.
Un suave golpe en la puerta me devuelve a la realidad. Espero ver a Karen o
a Hardin, pero en su lugar encuentro a Landon cuando abro. Tiene las manos
metidas en los bolsillos y en su bonito rostro luce una ligera y extraña sonrisa.
—Hola —dice, y yo sonrío.
—Hola, ¿quieres pasar? —le pregunto, y él asiente.
Me acerco a la cama y me siento; él tira de la silla pegada a una pequeña
mesa en el rincón y toma asiento.
—Yo… —decimos ambos al mismo tiempo, y nos reímos.
—Tú primero —propone.
—Vale. Siento muchísimo que te hayas enterado de lo mío con Hardin de esa
manera. No he salido al porche con esa intención. Sólo quería asegurarme de que
estaba bien; todo esto de la cena con su padre le estaba afectando mucho, y no sé
cómo hemos acabado… besándonos. Sé que está fatal por mi parte, y sé que soy
lo peor por ponerle los cuernos a Noah, pero estoy muy confundida, y he
intentado mantenerme alejada de Hardin. De verdad.
—No te estoy juzgando, Tessa. Es que me ha sorprendido veros liándoos en el
porche. Cuando he salido pensaba que os iba a encontrar gritándoos el uno al otro.
—Se ríe y continúa—: Supe que había algo entre vosotros cuando discutisteis en
medio de la clase de literatura, y cuando te quedaste el fin de semana pasado, y
cuando él volvió y se peleó conmigo. Los indicios estaban por todas partes, pero
pensé que me lo contarías, aunque entiendo por qué no lo hiciste.
Siento que desaparece una pesada carga de mis hombros.
—Entonces ¿no estás enfadado conmigo? ¿Ni me ves de otra forma?
Landon niega con la cabeza.
—No, claro que no. Aunque me tienes preocupado. No quiero que Hardin te
haga daño, y creo que acabará pasando. Siento decírtelo, pero como amigo
necesito que sepas que acabará pasando.
Quiero ponerme a la defensiva, o incluso enfadarme, pero una parte de mí
sabe que tiene razón. Sin embargo, desearía que no fuera así.
—Y ¿qué vas a hacer con Noah?
Suspiro.
—No tengo ni idea. Tengo miedo de arrepentirme si lo dejo con él, pero lo
que le estoy haciendo no es justo. Necesito un poco más de tiempo para
decidirme.
Él asiente.
—Landon, me alegra mucho que no estés enfadado conmigo. Antes me he