02.05.2023 Views

After - Anna Todd

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Voy a ver a Ken. Estás en tu casa, cielo —me dice Karen.

Asiento y decido ir a buscar a Hardin, o a Landon, al primero que encuentre.

No veo a Landon por ninguna parte de la planta baja, así que subo la escalera

y me dirijo a la habitación de Hardin. Si no está arriba, supongo que iré a

sentarme abajo y o sola. Giro el pomo, pero la puerta está cerrada con llave.

—¿Hardin? —Intento hablar bajito para que nadie pueda oírme.

Golpeo la puerta con los nudillos, pero no oigo nada. Cuando me dispongo a

darme la vuelta, se oy e el ruido de la cerradura y abre la puerta.

—¿Puedo pasar? —le pregunto, y asiente una vez y abre la puerta lo justo

para que entre.

Corre una brisa por la habitación y el fresco olor de la lluvia entra por el

ventanal. Hardin se aleja y se sienta en el banco empotrado levantando las

rodillas. Se queda mirando el exterior, pero no me dice una sola palabra. Tomo

asiento frente a él y espero mientras el constante repiqueteo de la lluvia crea una

melodía relajante.

—¿Qué ha pasado? —Me decido a preguntar. Cuando me mira con cara de

confusión, le explico—: Abajo, quiero decir. Me estabas dando la mano y … ¿por

qué la has retirado? —Me avergüenza el tono de desesperación de mi voz. Sueno

un poco pesada, pero las palabras y a están dichas—. ¿Es por las prácticas? ¿Es

que no quieres que las haga por algo? ¿Porque te ofreciste tú antes a ayudarme?

—De eso se trata, Tessa —dice, y vuelve a fijar la vista en el exterior—.

Quiero ser yo el que te ay ude, no él.

—¿Por qué? Esto no es una competición, tú te ofreciste antes, y te lo

agradezco. —Quiero que se relaje con este tema, aunque no entiendo por qué es

tan importante.

Deja escapar un suspiro airado y se abraza las rodillas. El silencio se instala

entre nosotros mientras ambos miramos por la ventana. El viento vuelve a soplar

meciendo los árboles de un lado a otro, y los relámpagos se hacen más

frecuentes.

—¿Quieres que me vay a? Puedo llamar a Steph y ver si Tristan puede

recogerme —susurro.

No quiero marcharme, pero permanecer aquí en silencio con Hardin me está

volviendo loca.

—¿Irte? ¿De dónde sacas que quiero que te vay as al explicarte que quiero

ay udarte? —pregunta alzando la voz.

—No… no lo sé. Como no me dices nada y la tormenta está empeorando…

—balbuceo.

—Eres desesperante, totalmente desesperante, Theresa.

—¿Cómo? —pregunto con voz chillona.

—Intento decirte que… que quiero ayudarte, y te doy la mano, pero no sirve

de nada… Tú sigues sin pillarlo. Ya no sé qué más hacer. —Se cubre la cara con

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!