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After - Anna Todd

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CAPÍTULO 41

Saco los apuntes y los libros de texto y me sumerjo en mis estudios. Estoy

trabajando en los deberes de la próxima semana. Me gusta llevar al menos una

semana de adelanto para no correr el riesgo de quedarme rezagada. Pero mis

pensamientos se desvían hacia Hardin y sus cambios de humor, así que en

realidad no estoy prestando atención al ensay o que se supone que estoy

escribiendo. No han pasado más que dos horas desde que colgué el teléfono con

Noah, pero parecen cuatro.

Decido buscar una película y tumbarme en la cama hasta quedarme

dormida, y elijo Todos los días de mi vida, a pesar de que la he visto mil veces.

Cuando la película lleva menos de diez minutos, oigo a alguien maldiciendo en el

pasillo. Subo el volumen del portátil, pero no le hago caso; es viernes, lo que

significa gente borracha por toda la residencia. Unos minutos después, vuelvo a

oír los tacos. Es una voz masculina, y a ella se une una femenina. El chico

empieza a gritar más alto, y entonces reconozco el acento. Es Hardin.

Salto de la cama y abro la puerta para encontrármelo sentado en el suelo con

la espalda pegada a la pared exterior de mi habitación. Una chica con el pelo

rubio platino está delante de él con el ceño fruncido y los brazos en jarras.

—¿Hardin? —digo, y él levanta la mirada. Una enorme sonrisa aparece en su

cara.

—Theresa… —dice, y comienza a levantarse.

—¿Puedes, por favor, decirle a tu novio que se largue de mi puerta? ¡Ha

derramado vodka por todo el suelo! —grita la chica furiosa.

Miro a Hardin.

—No es mi… —comienzo a decir, pero él me coge de la mano y me arrastra

hacia la puerta de mi habitación.

—Siento haberlo derramado —dice, y le dedica una mirada en blanco a la

rubia.

Ella resopla, se adentra echando humo en su habitación y cierra de un

portazo.

—¿Qué estás haciendo aquí, Hardin? —le pregunto.

Él intenta pasar por mi lado para meterse en el cuarto, pero le bloqueo la

entrada.

—¿Por qué no puedo entrar, Tessa? Me portaré bien con tu abuelo. —Se ríe, y

y o pongo los ojos en blanco. Sé que se está burlando de Noah.

—No está.

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