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After - Anna Todd

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que debo de llevar unos cuatro kilos de maquillaje encima. Cojo las lisas y me las

deslizo por las piernas mientras Steph busca unos zapatos en el armario.

—¡No sé llevar tacones! —le recuerdo. No sé, literalmente, parezco un pato

mareado con ellos.

—Bueno, tengo tacones bajos o cuñas. Tessa, lo siento, pero tus Toms no

quedan bien con este vestido.

La miro con el ceño fruncido, de broma. No tengo ningún problema con

llevar las Toms a diario. Ella saca un par de tacones negros con pedrería plateada

en la parte delantera, y debo admitir que me llaman la atención. No sería capaz

de ponérmelos, pero por una vez desearía poder hacerlo.

—¿Te gustan éstos?

Asiento.

—Sí, pero no voy a saber llevarlos —le digo, y ella frunce el ceño.

—Que sí, ya lo verás, se abrochan alrededor del tobillo para que no te caigas.

—¿Para eso sirven las tiras? —pregunto.

Se ríe.

—No, pero ay udan. —Vuelve a reírse—. Tú pruébatelos.

Me siento sobre la cama y estiro una pierna al tiempo que le hago una señal

para que me los ponga.

Me ayuda a ponerme de pie, y ando unos cuantos pasos. Es cierto que las

tiras ay udan a mantener el equilibrio.

—¡Ya no aguanto más! Mírate —me dice, y abre la otra puerta del armario.

Me miro en el espejo de cuerpo entero y me quedo pasmada. ¿Quién narices

es ésa? El reflejo es igual que y o, pero mucho mejor. Tenía miedo de que se

pasara con el maquillaje, pero no ha sido así. Mis ojos grises parecen más claros

en contraste con la sombra castaña, y el colorete rosado de mis mejillas hace

que éstas parezcan más prominentes. Mi pelo está brillante y rizado en grandes

bucles, no en los pequeños ricitos que esperaba.

—¡Estoy impresionada! —Sonrío y me miro más de cerca. Me toco la

mejilla con un dedo para asegurarme de que lo que estoy viendo es real.

—¿Lo ves? Sigues siendo tú misma, pero un poco más sexi y arreglada. —

Suelta una risita y llama a Tristan para que se una a nosotras.

Al entrar, se queda con la boca abierta.

—¿Dónde está Tessa? —pregunta, y mira por toda la habitación bromeando.

Levanta una almohada y mira debajo.

—¿Qué te parece? —pregunto, y vuelvo a estirar el vestido.

—Estás guapa, muy guapa. —Tristan sonríe y rodea la cintura de Steph con

un brazo. Ella se apoy a en él, y aparto la mirada.

—Ah, una cosa más —dice entonces Steph, y se acerca al armario, de donde

saca un tubo de brillo de labios, y frunce la boca.

Cierro los ojos y la imito mientras ella esparce el pegajoso brillo por mis

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