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After - Anna Todd

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que lo detesto.

Hardin se ha introducido en mi sistema, por más que intente negarlo. Estoy en

su cama en lugar de con Noah. Entonces, la puerta se abre e interrumpe mis

pensamientos. Miro hacia allí y veo a Hardin con los calzoncillos de cuadros y

me río. Le están un poco grandes, y son mucho más largos que su bóxer habitual

pero, de todos modos, le sientan genial.

—Me gustan. —Sonrío y él me fulmina con la mirada, apaga la luz y

enciende el televisor.

Se mete en la cama y se tumba cerca de mí.

—Bueno, ¿qué ibas a decirme? —me pregunta, y hago una mueca de fastidio.

Esperaba que se le hubiese olvidado—. No te hagas la tímida ahora. Acabas de

hacer que me corra en los calzoncillos —bromea, y me acerca hacia sí.

Entierro la cabeza en la almohada y se echa a reír.

Asomo la cabeza de nuevo y él me acomoda el pelo detrás de la oreja antes

de darme un tierno beso en los labios. Es la primera vez que me besa así, y me

parece un gesto más íntimo que cuando nos besamos con lengua. Apoy a la

cabeza en la almohada y cambia de canal. Quiero decirle que me abrace hasta

que me quede dormida, pero tengo la sensación de que él no es de la clase de

chicos que se acurrucan con su pareja.

« Quiero ser buena persona por ti, Tess.» Sus palabras se reproducen en mi

cabeza y me pregunto si lo decía de verdad o si era el alcohol el que hablaba.

—¿Todavía estás borracho? —pregunto, y apoy o la cabeza en su pecho.

Se pone rígido, pero no me aparta.

—No, creo que nuestra competición de gritos en el patio me ha despejado —

dice.

Sostiene el mando a distancia con una mano mientras mantiene la otra

suspendida en el aire sin saber muy bien qué hacer con ella.

—Bueno, al menos, de nuestra discusión ha salido algo positivo.

Gira la cabeza hacia mí.

—Sí, supongo —dice, y por fin apoy a la mano en mi espalda.

Su abrazo me reconforta de una manera increíble. Me diga las cosas horribles

que me diga mañana, no podrá arrebatarme este momento. Éste se ha convertido

en mi nuevo lugar favorito, con mi cabeza apoy ada en su pecho y su mano sobre

mi espalda.

—Creo que en realidad me gusta más el Hardin ebrio —digo bostezando.

—¿En serio? —repone, y me mira de nuevo.

—Puede —bromeo, y cierro los ojos.

—Se te da fatal desviar la atención de las cosas. Y ahora, habla.

—Estaba pensando en todas las chicas con las que has…, y a sabes, hecho

cosas.

Intento esconder el rostro en su pecho, pero él deja el mando sobre la cama y

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