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After - Anna Todd

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Él sonríe. Es una sonrisa preciosa pero vacía, y, aunque me gustaría tener

esperanzas de poder ay udarlo con esto, sé perfectamente lo que viene a

continuación.

—Eres patética. ¿No ves que no te quiero aquí? No quiero que estés aquí para

mí. Sólo porque me hay a enrollado contigo no significa que quiera nada de ti.

Pero aquí estás, y dejas al « majo» de tu novio, que sorprendentemente soporta

estar contigo, para venir a verme e intentar « ay udarme» . Eso, Theresa, es la

pura definición de la palabra patética —dice marcando las sílabas mientras

dibuja unas comillas en el aire.

Su voz está cargada de ponzoña, tal y como imaginaba, pero decido pasar por

alto el dolor que siento en el pecho y lo miro.

—Sé que no has querido decir eso.

Me viene a la mente el recuerdo de hace una semana, cuando estaba

riéndose y hundiéndome en el agua, y no tengo claro si es un gran actor o un

auténtico mentiroso.

—Claro que sí. Lárgate —dice, y levanta la botella para dar otro trago.

Alargo el brazo por encima de la mesa, se la quito de las manos y la lanzo por

el patio.

—¡¿Qué cojones haces?! —chilla, pero y o hago caso omiso y me dirijo hacia

la puerta trasera.

Oigo cómo se tambalea y se planta delante de mí.

—¿Adónde vas? —dice con el rostro a unos centímetros del mío.

—A ayudar a Landon a limpiar el desastre que has montado, y después me

voy a casa.

Mi voz suena mucho más calmada de lo que estoy en realidad.

—Y ¿por qué vas a ayudarlo? —pregunta con absoluto desprecio.

—Porque, a diferencia de ti, él merece que alguien lo ayude —replico, y su

rostro se ensombrece.

Debería decirle más cosas. Debería gritarle por todas las cosas hirientes que

me ha dicho, pero sé que eso es lo que quiere. A eso es a lo que se dedica, a

hacer daño a todos los que lo rodean, y después se regocija en el caos que eso

provoca.

Finalmente, se aparta despacio de mi camino.

Una vez dentro, encuentro a Landon agachado, intentando levantar la vitrina.

—¿Dónde está la escoba? —pregunto cuando ha terminado.

Él me regala una sonrisa de agradecimiento.

—Ahí mismo —señala—. Gracias por todo.

Asiento y empiezo a barrer los platos rotos. Hay muchísimos. Me siento fatal

al pensar que cuando regrese la madre de Landon se encontrará con que todos

sus platos han desaparecido. Espero que no tuvieran un gran valor sentimental

para ella.

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