02.05.2023 Views

After - Anna Todd

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Hay un montón de platos rotos tirados por el suelo y una vitrina grande de

madera volcada, con los cristales de las puertas hechos añicos.

—No, pero es una larga historia. Justo después de que su padre lo llamara

para contárselo, se marcharon de la ciudad durante el fin de semana para

celebrarlo. Creo que por eso ha venido aquí, para enfrentarse a él. Nunca pisa

esta casa —me explica, y abre la puerta trasera.

Veo una sombra sentada a una pequeña mesa en el patio. Es Hardin.

—No sé qué crees que puedo hacer y o, pero lo intentaré.

Landon asiente. Se inclina y me coloca la mano en el hombro.

—Estaba gritando tu nombre —me dice en voz baja, y mi corazón se detiene.

Camino hacia Hardin y él levanta la vista. Tiene los ojos iny ectados en

sangre, y el pelo escondido bajo un gorro de lana gris. Abre unos ojos como

platos, y entonces éstos se ensombrecen y quiero retroceder. Su aspecto casi

resulta aterrador bajo la tenue luz del patio.

—¡¿Qué estás haciendo tú aquí?! —grita, y se pone de pie.

—Landon me ha… —contesto, y entonces desearía no haberlo hecho.

—Joder, ¡¿la has llamado?! —chilla en dirección a Landon, que vuelve a

entrar en la casa.

—Déjalo en paz, Hardin. Está preocupado por ti —lo reprendo.

Se sienta de nuevo, y me hace un gesto para que haga lo mismo. Tomo

asiento delante de él y lo observo mientras agarra la botella casi vacía de licor

oscuro y se la lleva a la boca. Veo cómo su nuez se mueve mientras la apura.

Cuando ha terminado, deja la botella con fuerza contra la mesa de cristal y doy

un respingo al pensar que podría haberse roto la botella, la mesa o las dos cosas.

—Menuda pareja. Qué predecibles sois. El pobrecito Hardin está enfadado,

¡así que os aliáis contra mí para intentar hacer que me sienta mal por haber

destrozado una puta vajilla! —dice arrastrando las palabras con una sonrisa

enfermiza.

—¿No decías que no bebías? —inquiero, y me cruzo de brazos.

—Y no lo hacía. Hasta ahora, supongo. No seas condescendiente conmigo; tú

no eres mejor que y o —replica apuntándome con un dedo, y coge la botella para

darle otro trago.

Me da miedo, pero no puedo negar que estar cerca de él, aunque esté así de

borracho, hace que me sienta viva. He echado de menos cómo me hace sentir.

—No he dicho que sea mejor que tú. Sólo quiero saber por qué estás

bebiendo.

—Y ¿a ti qué te importa? ¿Dónde está tu « novio» ? —Me mira directamente a

los ojos, y el sentimiento que los suy os me transmiten es tan intenso que me veo

obligada a apartar la mirada. Ojalá supiera de qué sentimiento se trata; imagino

que es odio.

—Está en mi habitación —digo—. Sólo quiero ay udarte, Hardin. —Me inclino

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!