After - Anna Todd
Hardin y y o seguimos sin hablarnos durante toda la semana, y cada día que pasase me hace más fácil no pensar tanto en él. Steph y Tristan han estado saliendo adiario, de modo que he tenido la habitación prácticamente para mí sola, lo cualha tenido sus cosas buenas y también sus cosas malas. Buenas porque he podidoestudiar un montón, pero malas porque me he quedado sola pensando en Hardin.Cada día me he ido maquillando un poco más, pero sigo vistiendo mi ropaholgada y conservadora. El viernes por la mañana siento que y a he tenidosuficiente con todo este lío con Hardin. Hasta que todo el mundo empieza ahablar de la fiesta en la casa de la fraternidad. En serio, celebran una todos losviernes, y normalmente los sábados también, así que no consigo entender por quése emocionan tanto cada vez que se acerca el fin de semana.Después de que al menos diez personas me pregunten si voy a ir, decidohacer la única cosa que sé que logrará evitar que vay a y llamo a Noah.—¡Hola, Tessa! —me saluda animadamente por teléfono.Han pasado varios días desde la última vez que hablamos en el sentido estrictode la palabra, y echaba de menos su voz.—Oy e, ¿por qué no te pasas a verme? —pregunto.—Claro. ¿Te viene bien el fin de semana que viene?Gruño decepcionada.—No, me refería a hoy. Ahora mismo. ¿Puedes salir ahora mismo?—Tessa, tengo entrenamientos después de clase. Y aún estoy en el instituto, esla hora de comer —explica.—Noah, por favor, te echo mucho de menos. ¿No puedes salir y a y pasaraquí el fin de semana? ¿Por favor…? —Sé que estoy suplicando, pero me daigual.—Eh…, está bien, vale. Ahora mismo salgo. ¿Va todo bien?La felicidad me invade, y me sorprende mucho que el formal de mi noviohay a accedido a venir, pero me alegro de que lo haya hecho.—Sí, sólo te echo de menos. Hace casi dos semanas que no te veo —lerecuerdo.Se ríe.—Yo también te echo de menos. Voy a pedir permiso y saldré dentro de unosminutos, así que te veo dentro de unas tres horas. Te quiero, Tessa.—Yo también te quiero —digo, y cuelgo.Bueno, solucionado. Así desaparece cualquier posibilidad que haya de queacabe en esa fiesta.Una extraña sensación de alivio me inunda de camino a literatura mientras
recorro el magnífico edificio de ladrillo en el que se encuentra el aula. Un alivioque desaparece en cuanto entro en clase y veo a Hardin cerniéndose sobre elpupitre de Landon.« ¿Qué diablos pasa?»Me acerco corriendo y llego justo cuando Hardin golpea con la mano lamesa y ruge:—¡No vuelvas a decir nada parecido, gilipollas!Landon se dispone a levantarse, pero sería una locura que intentaraenfrentarse a Hardin. Está fuerte y eso, pero es tan bueno que no me lo imaginogolpeando a nadie.Agarro el brazo de Hardin y tiro de él para alejarlo de Landon. Él levanta laotra mano en el aire y me encojo, pero cuando se da cuenta de que soy yo, labaja y maldice entre dientes.—¡Déjalo en paz! —le grito, y me vuelvo hacia Landon.Él parece igual de furioso que Hardin, pero permanece sentado.—Métete en tus asuntos, Theresa —me suelta Hardin, y se va a su sitio.Debería sentarse en la parte de atrás o algo.Me siento entre ambos, me inclino hacia Landon y le susurro:—¿Estás bien? ¿A qué ha venido eso?Mira en dirección a Hardin y suspira.—Nada. Es que es un capullo, básicamente —dice en voz alta, y sonríe.Me río un poco y a continuación me pongo seria. Oigo la respiración agitadade Hardin a mi lado y se me ocurre una idea. Es algo infantil, pero piensoponerla en práctica de todos modos.—¡Tengo buenas noticias! —le digo a Landon con mi voz alegre más falsa.—¿En serio? ¿El qué?—¡Noah va a venir a visitarme hoy, y pasará aquí el fin de semana! —digo,y sonrío mientras aplaudo de alegría. Soy consciente de que me estoy pasando,pero sé que Hardin me está mirando y me ha oído.—¿En serio? ¡Eso es genial! —dice Landon con sinceridad.La clase empieza y termina sin que Hardin me diga ni una palabra. Así escomo van a ser las cosas a partir de ahora, y me parece bien. Le deseo a Landonun buen fin de semana y vuelvo caminando a mi habitación para retocarme elmaquillaje y comprar algo de comer antes de que llegue Noah. Me río un pocode mí misma mientras me arreglo. « ¿Desde cuándo soy la clase de chica quetiene que “retocarse el maquillaje” antes de que llegue su novio?» Creo que laexperiencia con Hardin aquel día en el arroy o me cambió, aunque el daño queme hizo después me cambió todavía más. El maquillaje no es más que una ligeravariación, pero sé que está ahí.Como y ordeno un poco el cuarto. Doblo la ropa de Steph y la guardoen su armario esperando que no le moleste. Por fin, Noah me manda un
- Page 58 and 59: —No voy a hacerte daño… Sólo
- Page 60 and 61: CAPÍTULO 19No tengo ni idea de qu
- Page 62 and 63: muro de piedra y enciendo el móvil
- Page 64 and 65: de que no había bebido alcohol?—
- Page 66 and 67: todo. Se vuelve hacia Hardin y dice
- Page 68 and 69: CAPÍTULO 21El desayuno con Noah y
- Page 70 and 71: teniéndolo largo, pero el nuevo co
- Page 72 and 73: Tiro del brazo de Landon.—Bien. B
- Page 74 and 75: —¿Te pones la alarma para asegur
- Page 76 and 77: haya visto todos los tipos de sujet
- Page 78 and 79: echo a reír y espero que al menos
- Page 80 and 81: más mínimo.—No es cierto que la
- Page 82 and 83: tocado de verdad.Sus palabras reavi
- Page 84 and 85: decido pasarlo por alto.—Bueno, l
- Page 86 and 87: CAPÍTULO 24Intento estudiar al vol
- Page 88 and 89: Regreso a mi habitación y me encue
- Page 90 and 91: —¿Te importaría bajar el volume
- Page 92 and 93: CAPÍTULO 25Nos desviamos por una c
- Page 94 and 95: reír—. Quítate al menos los zap
- Page 96 and 97: Sacude su cabeza mojada y se lanza
- Page 98 and 99: sin cuidado. Lo único que sé es q
- Page 100 and 101: —¿Qué… ha sido… eso? —pre
- Page 102 and 103: CAPÍTULO 26La mano de Hardin sigue
- Page 104 and 105: cuarto, pero no tengo energías par
- Page 106 and 107: CAPÍTULO 27Para cuando Steph regre
- Page 110 and 111: mensaje para anunciarme que ya ha l
- Page 112 and 113: CAPÍTULO 28—Supongo que no es ta
- Page 114 and 115: —Estás preciosa —afirma con un
- Page 116 and 117: CAPÍTULO 29Landon me envía un men
- Page 118 and 119: un poco sobre la mesa para tocarle
- Page 120 and 121: —¡Ay! —exclamo al clavarme una
- Page 122 and 123: —Por favor, no hagas eso.—¿A t
- Page 124 and 125: que hay a compartido contigo la exp
- Page 126 and 127: —Sí, pero mira dónde estás aho
- Page 128 and 129: CAPÍTULO 32Mis ojos se adaptan a l
- Page 130 and 131: piercing entre los dientes.—Nunca
- Page 132 and 133: CAPÍTULO 33Hardin fija su mirada a
- Page 134 and 135: sus labios y lo agarro con más fue
- Page 136 and 137: CAPÍTULO 34Hardin se acerca a la c
- Page 138 and 139: me levanta la barbilla para que lo
- Page 140 and 141: —Bésame… ahí. —Me pongo col
- Page 142 and 143: Salgo de la habitación y cierro la
- Page 144 and 145: eres la misma Tessa de la que me en
- Page 146 and 147: actitud es agresiva a causa de Hard
- Page 148 and 149: CAPÍTULO 37Cuando vuelvo a mi cuar
- Page 150 and 151: —Vete —digo—. No voy a volver
- Page 152 and 153: CAPÍTULO 38Steph entra en la habit
- Page 154 and 155: partes. Supongo que la semana pasad
- Page 156 and 157: CAPÍTULO 39Después de que Steph m
Hardin y y o seguimos sin hablarnos durante toda la semana, y cada día que pasa
se me hace más fácil no pensar tanto en él. Steph y Tristan han estado saliendo a
diario, de modo que he tenido la habitación prácticamente para mí sola, lo cual
ha tenido sus cosas buenas y también sus cosas malas. Buenas porque he podido
estudiar un montón, pero malas porque me he quedado sola pensando en Hardin.
Cada día me he ido maquillando un poco más, pero sigo vistiendo mi ropa
holgada y conservadora. El viernes por la mañana siento que y a he tenido
suficiente con todo este lío con Hardin. Hasta que todo el mundo empieza a
hablar de la fiesta en la casa de la fraternidad. En serio, celebran una todos los
viernes, y normalmente los sábados también, así que no consigo entender por qué
se emocionan tanto cada vez que se acerca el fin de semana.
Después de que al menos diez personas me pregunten si voy a ir, decido
hacer la única cosa que sé que logrará evitar que vay a y llamo a Noah.
—¡Hola, Tessa! —me saluda animadamente por teléfono.
Han pasado varios días desde la última vez que hablamos en el sentido estricto
de la palabra, y echaba de menos su voz.
—Oy e, ¿por qué no te pasas a verme? —pregunto.
—Claro. ¿Te viene bien el fin de semana que viene?
Gruño decepcionada.
—No, me refería a hoy. Ahora mismo. ¿Puedes salir ahora mismo?
—Tessa, tengo entrenamientos después de clase. Y aún estoy en el instituto, es
la hora de comer —explica.
—Noah, por favor, te echo mucho de menos. ¿No puedes salir y a y pasar
aquí el fin de semana? ¿Por favor…? —Sé que estoy suplicando, pero me da
igual.
—Eh…, está bien, vale. Ahora mismo salgo. ¿Va todo bien?
La felicidad me invade, y me sorprende mucho que el formal de mi novio
hay a accedido a venir, pero me alegro de que lo haya hecho.
—Sí, sólo te echo de menos. Hace casi dos semanas que no te veo —le
recuerdo.
Se ríe.
—Yo también te echo de menos. Voy a pedir permiso y saldré dentro de unos
minutos, así que te veo dentro de unas tres horas. Te quiero, Tessa.
—Yo también te quiero —digo, y cuelgo.
Bueno, solucionado. Así desaparece cualquier posibilidad que haya de que
acabe en esa fiesta.
Una extraña sensación de alivio me inunda de camino a literatura mientras