Malvinas

CONMEMORACIÓN A 40 AÑOS DE LA GUERRA DE MALVINAS EN EL HONORABLE CONCEJO DELIBERANTE DE AVELLANEDA
/ Vol 12
Los muchachos preparan las piezas de artillería, sopesan posibilidades y distancias, de cara a
los rugidos del mar, pero los barcos empiezan primero el potente cañoneo. A uno de los niños
del grupo, Recabarren, se le ocurre que ya es tiempo de hacer caer el caballo de San Martín y
pone, debajo de la bestia, al que le faltaba la cabeza, un granadero representándolo. Cabral
corre a salvarle la vida, pero cae atravesado por una bayoneta enemiga, hecha con un
escarbadientes.
Bermúdez ya se ha sumado al ataque, y los niños retornan la hilera hacia el centro del combate,
donde el fuego enemigo es atroz y se produce el desbande de las posiciones de los infantes.
Los obuses responden hasta agotar las municiones y el llano ha quedado pleno de cadáveres y
de heridos. La batalla ha terminado.
El combate ha terminado.
El capitán Bermúdez ha perdido una pierna y los trasladan hasta el Convento, que servirá de
hospital, en una caja de fósforos que sirve de camilla. Todavía queda alguna resistencia, algunos
focos que se sublevan a la orden de rendición, y una ráfaga de metralla mutila al joven cabo
Domenach.
Los niños hacen con cinta, porque la maestra les ha enseñado que así pasó, un torniquete en el
muñón de la pierna del muñeco de Bermúdez que ha sido cortada con un cuchillito de sierra.
Pero apenas llegado al campamento, Domenach se lo quita, porque ya no quiere vivir una vida
con deshonor. La culpa roe el corazón del capitán Bermúdez, que se saca, en un descuido de
quienes lo asisten, el torniquete y se deja morir desangrado.
El cabo Domenach alcanza a pedir al soldado Recabarren, coterráneo y compañero de toda la
vida, que cuide de su madre, quien ha quedado sola desde que vinieron a Malvinas, y que done
aquella maqueta que hicieron juntos hace tiempo, sobre el combate de San Lorenzo, al colegio
donde estudiaron.
1983/2023 – 40 AÑOS DE DEMOCRACIA
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