Malvinas
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CONMEMORACIÓN A 40 AÑOS DE LA GUERRA DE MALVINAS EN EL HONORABLE CONCEJO DELIBERANTE DE AVELLANEDA
/ Vol 12
TOM y el viento
Autor: Fabián Alejandro Laxalt de Tortuguitas Provincia de Buenos Aires
El ruido del último mate de mi viejo, la cuchara golpeando contra los bordes de la taza del mate
cocido. El olor a la plancha caliente pasando por el cuello de la camisa blanca del colegio. Me até
los cordones, de contrabando puse dentro de la carpeta una revista de historietas que me
encantaba: “Mi novia y yo”. Hábito de lectura surgido en siestas en casa del abuelo. Tenía
cientos de esas dentro de su escritorio. Anudé la bufanda y encaré para el portón. Al llegar a la
esquina la saqué y la acomode dentro de la carpeta abrigando la revista. Primera hora de
matemáticas, segunda de física, recreo, dos horas libres de geografía. Esa palabra tomaba más
valor en esa época, era 2 de abril de 1982. Disfrutábamos sin tener la conciencia de lo que
pasaba lejos de casa. Una guerra, con soldados de apenas unos años más grandes que yo. Me
detuve a leer la revista. La historia de un escritor con una novia peleadora pero buena, y un
perro. El perro, un Pastor Alemán llamado TOM. Siempre me gustó. Años después leí una nota
sobre la Guerra de Malvinas: Un grupo de colimbas, entre diez o doce, la mayoría amigos de un
mismo pueblo. Se les apareció un perro de la calle, a los pocos días de comenzar la instrucción.
El perro cariñoso a más no poder. Lo llamaban con varios nombres, respondía a todos. Cuando
fueron a la guerra por decisión unánime lo llevaron escondido. Viajó en un camión, después en el
Hércules con uno de los pilotos de cómplice. Se hacía querer enseguida. Los asignaron a Sapper
Hill. Montaron dos cañones Sofma de 8.500 kg cada uno con un alcance de 20 km. Comenzaron
las prácticas y el bombardeo a las tropas enemigas, sobre todo de noche. Tiempo después, los
ingleses dijeron que los sorprendía la exactitud y cercanía de los disparos. Una noche decidieron
ponerle nombre definitivo al perro. Por votación unánime lo llamaron TOM. (Teatro Operaciones
Malvinas). Desarmaron unas latas de conservas y le fabricaron un casco atado con sogas de
unos sacos de arpillera. TOM era el alma del batallón. Escuchaba de lejos los silbidos de los
proyectiles ingleses y empezaba a ladrar estoico al viento. Los soldados se atrincheraban en los
pozos de zorros. Hasta que el último no estaba adentro, no dejaba de ladrar. La última noche de
la guerra, el ataque inglés comenzó más temprano. Todos fueron a guarecerse menos el cabo
Rodríguez, que había ido a buscar latas de conservas. TOM no paraba de ladrarle. Rodríguez
apareció por arriba de una roca, con las balas silbando sobre su cabeza. Entró en el pozo
resbalando por el barro. TOM no apareció. El aire adentro de la trinchera se cortaba por el aliento
áspero de los soldados. De a uno se fueron asomando. Ahí estaba TOM. Recostado. Mirando el
pozo, con el casco perforado por una esquirla. La rendición era inevitable. En el albor del
amanecer, en ese silencio doloroso, el último disparo de la guerra fue en honor a TOM.
1983/2023 – 40 AÑOS DE DEMOCRACIA
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