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Almacigo

Compilado de poemas inéditos de Gabriela Mistral editado por la Corporación Patrimonio Cultural de Chile

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76 Almácigo ✤ Po e m a s In é d i t o s d e Ga b r i e l a Mi s t ra l ✤ Historias de Loca 77

Ár b o l Ca l i f o r n i a n o

Este árbol que me cubre,

cubre dunas, cubre campos,

cubre cuatro mil caminos,

cubre a gentiles y paganos,

Dios lo hizo el octavo día,

duro y blando, esbelto y ancho.

De los cuatro cantos del mundo

se ve el árbol de dos mil gajos.

El que me busque me halla

por gracia del árbol santo.

¡Qué sombra tan grande y ligera

y qué ambrosía en sus costados!

A sus pies juegan, gestean

los gentiles y los cristianos.

Él oye todas las lenguas

y canta todos los cantos.

Cuando yo no me lo había visto

lo soñaba enarbolado.

Aquí vine de muy lejos;

aquí alcancé, aquí descanso,

el costado contra el tronco,

la cara bajo sus ramos.

Quien duerme aquí no se acuesta

ni se levanta con llanto.

En las fábulas lo cantaban

sin nombre, y sin contorno,

los que creyeron lo hallaron

y lo hallaron para gozo.

En el Árbol de California

cantan y cantan sin descanso

mis profetas y mis amantes,

mis versolaris y mis santos.

Árbol sequoia me hace la noche,

pintan el día sus pájaros.

Él me duerme y me despierta,

Me cura con goma y bálsamo.

De su copa gotea el rocío.

A veces suena como el mar,

como la guerra o el rodado

y es cárdeno, dorado y rojo

y en la noche está de estrellas cribado.

La sombra del Árbol

hace los ojos verdi-dorados.

Los brazos pone en barbecho

y el habla cruza los vados.

Criaturas sin pena ni quebranto

duran en la verde infancia

mecidos por la sombra de su manto.

Yo plantaba árboles y árboles.

Ahora ¿para qué planto?

Antes segaba y vendimiaba.

Ahora, vieja, no más gozo y alabo.

Aunque camine y camine,

me refresca con su vaho.

Sobre mi frente dura el árbol.

Es verdad que no se acaba,

ni muere de hacha ni rayo.

Los frutos no se le cuentan

y nunca para su canto.

No vivo ahora en país.

No tengo suelo ni cielos,

casa no tengo, tengo un árbol.

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